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Wolverine: Al infierno y de vuelta

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Wolverine: Al infierno y de vuelta

Nuestro experto en cómics, Mariano Sicart desmenuza la saga de “Wolverine en el infierno” de Marvel editado en Argentina por Ovni Press.

La saga que nos ocupa se desarrolla entre los primeros diecisiete números (2010-2011) de la anterior serie del personaje, previa al próximo relanzamiento de Marvel NOW! Fue publicada casi en simultáneo por Ovni Press en el país y cuenta con guiones del notable Jason Aaron (Scalped) y dibujos de Renato Guedes, Daniel Acuña y Goran Sudzuka, con logradas portadas a cargo de Jae Lee. La trama pergeñada por Aaron viene a ser la consagración de su extensa etapa con el mutante más famoso, porque tiene ese plus que distingue a las buenas historias de las otras, esas que un personaje tan explotado como Logan, tiene en demasía. De hecho, puede sumarse sin miedo al podio que ocupan Wolverine (Claremont-Miller), Weapon X (Windsor Smith) y Origin (Jenkins-Kubert). Lo único criticable es la rotación de dibujantes, de diferentes estilos entre sí, que conspira contra la identidad gráfica del relato. Por lo demás, esto merece leerse.

¿Qué ves cuando me ves?

Arranca con una simple y a la vez profunda charla de amigos, entre Logan y su antiguo compañero de Arma X, el ahora reverendo Wraith. Hablan acerca de sus vidas, los errores del pasado y cómo seguir adelante tratando de esforzarse por marcar una diferencia. Tomando conciencia sobre el hecho de que ambos son asesinos por naturaleza y que no importa lo que hagan por intentar alejarse de la oscuridad interior, siempre serán puestos a prueba. Los errores del pasado, nunca terminan de enmendarse.

Tiempo después, un sermón de Wraith es interrumpido por uno de sus creyentes, que entra a la iglesia con su mujer muerta en brazos, gritando que alguien destruyó su casa y arrasa todo a su paso. Al ver las marcas de garras en el cadáver, Wraith dice a los fieles que se encierren en el recinto y, rifle de asalto en mano, sale al encuentro de quien cree su antiguo compañero. Para su sorpresa, no es Wolverine quién lo enfrenta. O sí. Unos demonios han tomado su cuerpo y lo controlan a voluntad. El reverendo es vencido y la Iglesia, con su congregación dentro, arde en llamas.

Pronto nos enteramos que el canadiense fue engañado por Mystique, quien se hizo pasar por la periodista Melita Garner, su actual pareja, para escenificar un secuestro en la que es introducida en el trailer de un camión. Este reacciona y sube, solo para quedar atrapado en un ritual satánico practicado por un misterioso anciano, a través del cual su alma va al infierno y su cuerpo es poseído por demonios. Mystique advierte al viejo que, eventualmente, él volverá. El viejo responde que cuenta con ello, y que lo que acaba de pasar es solo el comienzo de su venganza.

Mientras tanto, en el edificio del San Francisco Post, Melita ve interrumpida su rutina laboral cuando un grupo comando de tres hombres –Gunhawk, Puño Serrucho y Pie de Cañón- y dos mujeres– Cuchillas de fuego y Shadow Stalker– intentan secuestrarla. Logra escapar gracias a la irrupción de Mystique. A bordo de una moto ganan las calles. Los mercenarios reportan el fallo en la misión y la traición de la mutante cambiaformas a un misterioso grupo de personas, cuyo jefe es el octogenario que llevo a cabo el ritual.

El infierno está encantador

El tiempo que Logan pasa en el infierno fue una verdadera tortura. Las ideas que Aaron despliega durante esta parte de la saga demuestran, además de un cabal conocimiento sobre el personaje y sus verdaderas motivaciones, una crueldad pocas veces vista en un cómic mainstream. Para empezar, es el propio Diablo quien lo recibe, notificándole que su estancia en ese paraje va a ser agotadora, en tanto y en cuanto no acepte ponerse a sus órdenes como su nuevo juguete. De hecho, el propio Sabretooht es una especie de perro encadenado que actúa a su voluntad. Obviamente, nuestro testarudo protagonista se opone a ese destino, decisión que lo condena a enfrentamientos permanentes con antiguos enemigos a los que él mismo ha mandado allí abajo.

Venciando al diablo

Así es como asistimos a un agotamiento físico y mental en ascenso, narrado en primera persona. Combate incansablemente, sin noción del paso del tiempo, a Ninjas de La Mano, miembros de Hydra, Omega Red, El Samurai de Plata y hasta su fallecida esposa japonesa, Mariko Yashida, quién fue a parar allí después de muerta debido a haber heredado de su padre el liderazgo del Yakuza, la mafia japonesa. Es ella misma quién azota la espalda de su amado, por orden de Satanás, lo que determina un quiebre emocional en él. No obstante estos padecimientos, algo empieza a cambiar allí debido a su perseverancia. Los demonios comienzan a ver la supremacía del mandamás puesta en juego por el obsecado mutante, que resiste todo lo que le envían y más.

Pronto una rebelión comienza a organizarse, y la ayuda de dos inesperados personajes determinará el final de esta etapa. Puck, viejo camarada de sus tiempos del grupo Alpha Flight, y su propio padre biológico, Thomas Logan –a quien el mismo mató-, que organizan la revuelta final que terminará con Wolverine estaqueando al Diablo a una pared de roca. Acto seguido, se hará con la espada corta almas, para decapitar a Sabretooth, y recibir las felicitaciones de su progenitor. En un brillante diálogo, perverso por donde se lo piense, le confiesa que tras años de desear su muerte, comenzó a sentirse orgulloso de él al escuchar las historias de quienes iban llegando al infierno, asesinados por su mano. Pero lejos de proclamarse dictador de ese lugar, James opta por arrojar la espada a las masas de demonios, quienes comienzan a pelearse por ella, para disgusto de su padre. Y escala las oscuras cavernas del averno rumbo a la luz.

El camino del fuego

Melita desconfía de Mystique, que si bien confiesa su participación en el ardid montado para enviar a Logan al infierno, parece arrepentida de ello y quiere ayudar. Para ello convoca a Hellstorm –hjo de Satán- y sus Ghost Riders, con la intención de desalojar a los demonios del cuerpo de su novio, dándole una oportunidad de retorno para su alma. El plan se complica cuando estos van por los seres queridos del mutante, dejando inválida a Yukio, primero, para luego dirigirse a la isla Utopía –estos eventos transcurren previamente a ‘Ruptura’- para enfrentarse a los X-Men. Allí golpea a Kitty Pride, hiere gravemente a Coloso, Iceman y Angel. Justo a tiempo los Riders y Raven lo detienen, llevándoselo a una Iglesia de New York donde practican el exorcismo, que se complica inesperadamente. Ahora las hordas de demonios y el propio Wolverine pugnan dentro de su cabeza por el dominio de su cuerpo.

Su inconsciente toma la forma de una mansión japonesa llena de habitaciones con recuerdos agradables, de los otros, y perversiones varias, que van a ser protegidos por él mismo y los diferentes aspectos que tuvo el personaje a lo largo de su trayectoria editorial, en un claro y original guiño hacia los fans. Encarnaciones del mutante que reciben la ayuda de las X-Woman Psylocke, Magick, Rogue, Kitty Pryde, Emma Frost –muy a su pesar- y la propia Melita. Mientras, afuera Cyclops inicia, junto a Namor y Magneto, un protocolo para ejecutar a Logan que tenía preparado previamente por si este se salía de control, en un interesante giro que destaca su condición de líder de grupo. Esto es impedido por la intervención de Storm que, tornado mediante, mantiene a Logan en el aire mientras la batalla interna se lleva a cabo.

En este frente, cuando todo parece perdido, las apariciones de Nightcrawler y Jean Grey marcan la diferencia, guiando al canadiense hacia el control de su propio cuerpo tras incendiar a los enemigos. Esto sucede en el preciso momento en que Scott está a punto de descargar su rayo óptico sobre Wolverine, cosa que no hace porque le escucha pronunciar un nombre, ‘Jean’.

El final es en donde partí

Wolverine busca su retribución y para ello va tras Mystique, quien a su vez debe escapar de un mercenario enviado a asesinarla, Lord Deathstrike, por La Mano Roja Derecha. Malherida, lo enfrenta, solo para decirle que él no es mejor que ella. Reconoce haber participado en su secuestro y confiesa que no fue parte de la segunda etapa del plan, por el respeto a la amistad que él mantuvo con su hijo –el fallecido Nightcrawler-. Cegado por la furia, Logan termina con su vida y desoye el consejo de no ir tras ellos. Una casa en la playa cerca de la frontera con México parece ser la base de operaciones de sus captores, según Maverick, y hacia allí va, a sabiendas que puede ser una trampa.

¿Quiénes son los miembros de La Mano Derecha Roja? ¿Por qué odian a Wolverine? Las respuestas a estos enigmas llegan ante el lector de modo soberbio, intercaladas con sendas secuencias de acción en las que Logan va venciendo al grupo de cinco guerreros que en su momento intentase secuestrar a su novia, y ahora custodian la casa costera. Son personas de diferentes edades y extracción social que vieron a sus seres queridos morir por su mano. El anciano era hijo de un despótico empresario minero, que explotaba a sus trabajadores, a quien -empleado como mercenario- Logan mató hace ochenta años. Obsesionado, comenzó a investigar sobre el canadiense y, eventualmente, reclutar a otras personas, no mucho mejores que él, para poner en marcha el paciente y sádico plan de venganza.

Todos los integrantes de La Mano Derecha Roja son tan oscuros como el peor de los supervillanos, y creen que sus perdidas los justifican. Al contarnos sus historias, Aaron los ubica en esa zona gris a la que también pertenece Wolverine, antihéroe violento por naturaleza, para conducir la trama hacia un final impredecible. Cuando traspasa la última puerta de la casa, encuentra a la veintena de integrantes del grupo muertos, tras haber bebido voluntariamente una copa de veneno. En una pantalla gigante, un video grabado informa que los cinco guardianes que acaba de matar para llegar hasta ellos, son en realidad sus propios hijos bastardos, mestizos que nunca supieron a quien se enfrentaban, todos entrenados por otro de sus hijos, Daken, quien se sumó a la organización porque odia a su padre. Ahora la venganza está consumada. James Logan sabe lo que se siente perder a un ser querido. Por su propia mano.

Canción animal

¿Cómo volver de esto? No hay vuelta, según Wolverine. Llama por teléfono a Melita y le dice que no lo busque, ni ella ni nadie. Quiere que lo dejen irse. Lleva los cuerpos de sus descendientes hasta sus lugares de origen, y los entierra, uno por uno. Después, vuelve a Canadá, y se tortura trepando montañas hasta la cima para arrojarse al vacío. Cuando el factor de curación mutante hace su trabajo, vuelve a subir. Y a arrojarse. Eventualmente se une a una manada de lobos salvajes como uno más, volviendo aun estadio animal. Ese otro lado que tan bien conoce.

Hasta la intervención de un grupo de cazadores, que droga a los lobos de su manada para llevárselos a una arena de combates clandestina, donde los animales pelean con niños secuestrados de distintos poblados, mientras los concurrentes apuestan ilegalmente. Dándolo por muerto tras dispararle, lo abandonan en la nieve. Siguiendo el rastro de estas personas, llega hasta el lugar donde operan, para descubrir el macabro espectáculo. Sin piedad, instintivamente, atraviesa con sus garras a todos ellos. Reúne a los chicos y vuelve a la civilización, para devolverlos a sus familias.

En ese momento piensa que si no hubiese pasado por todo lo anterior, el infierno, haber asesinado involuntariamente a sus hijos, o su intento de expiación de ese acto, jamás se hubiese cruzado con esos cazadores, y con la docena de niños que acaba de salvar de una muerte segura. Mira al cielo y se pregunta acerca del por qué de todo ello, pidiendo alguna señal sobre qué debería hacer de ahora en más con su vida. En el preciso instante en que Melita, los X-Men, Avengers y SHIELD, llegan a buscarlo.

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