Cómics
De aquí a la eternidad
Reseña del libro Mujeres en Guerra, de Emilio Balcarce, Gastón Vivanco y Fabián Mezquita, publicado por Deux Graphica Studio Editorial
Desde hace décadas, el guionista Emilio Balcarce (Tartagal, 1956) es sinónimo de ciencia ficción en materia de historieta. No obstante este dato, lo cierto es que sus escasas incursiones en el género bélico del último tiempo, entre las que se encuentran Cómo pájaro en el agua y Hermanos en guerra (Piedra, Papel o Tijera Editora, 2020), han sido muy bien recibidas por el público lector nacional e internacional. Prueba de ello es esta antología de unitarios de diversa extensión gestados en colaboración con dos lapicistas, Gastón Vivanco (San Isidro, 1983) y Fabián Mezquita (Buenos Aires, 1972), sobre mujeres reales de diversas nacionalidades que jugaron roles decisivos durante la Segunda Guerra Mundial. Desde múltiples ocupaciones y hasta en bandos opuestos, incluso.
El trabajo, originalmente aparecido esporádicamente en las publicaciones italianas de Aurea Editoriale hace unos años, fue también compilado para el mercado español en un lujoso volumen por Desfiladero Ediciones. Su recopilatorio nacional llegó a las bateas el año pasado a través de Deux Graphica Studio Editorial, incluyendo una gran portada de Gastón Vivanco y contando con 90 páginas a color en formato 24×17 cms. Olvidadas por la historia oficial, nueve mujeres son homenajeadas en estos autoconclusivos de profundo realismo, que dan cuenta de sus hazañas en el contexto de aquel conflicto armado que dividió al mundo en dos entre los años 1939 y 1945.
Corazones de Acero
‘Masha’ cuenta con dibujos de Vivanco y una extensión de doce páginas. Su trama se ambienta en 1941, durante al avance alemán sobre territorio de la antigua U.R.S.S. Sus protagonistas son Masha Morozova, admirable francotiradora rusa que ocasionalmente salva la vida del valiente Pavel, conductor de trineo de guerra, durante un crudo invierno. El frente de combate es siempre cambiante y pronto el hombre logrará devolverle el favor, con inusitadas consecuencias para ellos. ‘Svetlana’ está ilustrada por Mezquita y cuenta con seis páginas, cuyo planteo argumental es algo más osado, puesto que está narrada en primera persona por Alyusha, perro ovejero alemán entrenado por la mujer del título como parte de una brigada de canes rusa destinada al traslado de minas para derribar tanques de guerra de la milicia alemana.
‘Maria y Aleksandra’ tiene lápices de Vivanco y diez páginas de extensión. En lo formal, se trata de dos historias diferentes. La primera gira en torno a María Vasílievna Oktiábrskaya, brava ucraniana que tras quedar viuda, decide enlistarse en el ejército de su país para terminar conduciendo un tanque de guerra T-34 contra los invasores nazis. La segunda se enfoca en la figura de Alexandra Grigorvevna Samusenko, condecorada artillera rusa que en 1943 obtuvo un sonado récord, al lograr abatir tres tanques-Tigre en una misma batalla, refiriendo, asimismo, a su historia de amor con un sargento norteamericano y el trágico accidente que determinó su muerte.
Mezquita ilustra las ocho páginas de ‘Ivette’, trama que transcurre en Francia, durante las postrimerías de la contienda. El soldado estadounidense Henry Adams logra sobrevivir a su unidad, tras un complicado desembarco en la playa de Omaha. Al arribar al poblado de Caen, logrará abatir a un cruel francotirador, que mantiene cautiva a la protagonista. El resultado de este rescate cambiará la historia de ambos personajes. De una vez y para siempre.
Arte de Vivanco para ´Virginia´, que se propone narrar, en doce páginas, la compleja vida de la espía norteamericana Virginia Hall (1906-1982). Desde sus comienzos en la aristocracia hasta su desempeño como agente de campo infiltrada en Francia durante la segunda WW II, primero, y la guerra fría entre EE.UU. y la U.R.S.S. después. Apodada por la Gestapo como ´la dama coja´, por llevar una pierna ortopédica, sus logros le valieron condecoraciones oficiales de su país, el Reino Unido y Francia. Siguen ocho páginas dibujadas por Mezquita. ‘Ragna’ refiere al apodo de una intrépida noruega de armas tomar, que obstaculizó el desarrollo de la bomba atómica por parte de Alemania, saboteando una planta hidroeléctrica ocupada en su país, sobre la helada región montañosa de Vemork.
Vivanco retoma los lápices en ‘Hanna’, que con diez páginas de extensión, mixtura dos vidas. En primer lugar, la de la abnegada piloto de combate alemana Hanna Reitsch, cuyos logros en la aviación posibilitaron no pocos avances tecnológicos vinculados a la carrera armamentística en aquel momento, aprovechados por el Tercer Reich para infringir bajas en objetivos civiles y militares aliados. En segundo término, destaca la labor humanitaria de otra mujer alemana, la enfermera Edla Knuth, quien salvo numerosas vidas judías durante esos años, arriesgándolo todo en el proceso.
Con la faz gráfica a cargo de Mezquita y en apenas seis páginas, ‘Elyse’ hace foco en un triste evento vinculado a la guerra, acaecido hacia 1945 en territorio continental norteamericano, que causó seis muertes civiles. Paradójicamente, fueron jóvenes mujeres japonesas reclutadas por el Eje quienes jugaron un rol central en la elaboración de la ingeniosa y perversa arma responsable. El final del periplo llega con dibujos de Vivanco, extendiéndose por doce páginas. ‘Hiriko’ transcurre en Japón, donde asistimos a la conmovedora búsqueda de su familia por parte de una mujer embarazada, a través de las calles de Hiroshima, con posterioridad a la explosión de la bomba. Historia no basada en hechos reales, cabe destacar, pero no por ello menos dramática.
Escuadrón Rojo
Lo primero que hay que destacar de esta antología, es la buena documentación que hay detrás de cada trama. Esto sobresale de principio a fin, aún en aquellos relatos menos logrados argumentalmente, que son los menos. Por lo demás, no habría mucho que objetar, si entendemos que el cometido del guionista al pergeñar estos significativos fragmentos de vidas femeninas atravesadas por un hecho (poco) común, parecería haber sido brindar al lector una aproximación lo más humana posible a ese sinsentido que representa, por naturaleza, cualquier enfrentamiento armado. Esto se logra con creces. Vuelta de tuerca que sobrevuela la lectura en todo momento, al margen de que siempre se puede argumentar que tal o cual unitario podría haber recibido unas páginas más para resultar más ‘redondo’.
Con respecto al apartado artístico, dejando a un lado las diferencias que presentan los trazos de ambos creadores, lo cierto es que en el conjunto se evidencia una saludable unidad de estilo, sólida, a lo que contribuye bastante el buen criterio en la aplicación de color digital.