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Magia Veneno

Reseña de La Maga, miniserie de Eugenio Mandrini y Gustavo Trigo recopilada por Deux Graphica Studio Editorial

 

El guionista porteño Eugenio Mandrini (1936/2021) y el dibujante rosarino Gustavo Trigo (1940/1999), más conocido en el ambiente por el seudónimo Marcos Adán, supieron coincidir allá lejos y hace tiempo en las páginas de Skorpio, antología de la extinta Ediciones Récord. La colaboración entre ambos resultó en una recordada miniserie tan urbana como fantástica, que en su momento quedó inconclusa, tras apenas seis entregas, publicadas a partir del número 58 de la fundamental revista (Diciembre, 1979). Deux Graphica Studio Editorial devolvió el material a las bateas en 2022, bajo la forma de un recopilatorio de 84 páginas, B/N, editado en formato 24×17 cms. que cuenta con un buen prólogo del escritor Claudio Díaz. El sello de Pablo Muñoz reimprimió hace unos meses el libro, para una nueva tirada, tras haberse agotado la primera.

Oda a la sin nombre

El relato se desarrolla a lo largo de 78 páginas, presentando una estructura dividida en seis capítulos, de entre 10 y 15 páginas de extensión. Su trama presenta a la misteriosa mujer del título recién sobre el final del segundo episodio, reservando el primero, titulado ‘Esa pálida señora siniestra’, a tres encolerizados muertos vivientes que emergen de un cementerio en su búsqueda, topándose detrás de los muros con una apasionada joven pareja en plena madrugada. Sigue el asesinato de una imitadora de La Maga, perpetrado sin piedad por el trío en medio de una presentación teatral, mientras la protagonista trata infructuosamente de atravesar un espejo en la mansión que habita, para sorpresa de Pacundina, su leal ama de llaves.

El capítulo tres introduce a Poe, un cuervo parlante que ayudará a la hechicera en la difícil tarea de devolver a sus tumbas a dos de sus tres perseguidores. El último de ellos será socorrido por la gran villana de esta historia, nada más ni nada menos que La Muerte. La cuarta parte se plantea como un apasionado encuentro romántico entre un anónimo, rejuvenecido galán, y nuestra extraña mujer, quien parece ignorar que toda la situación es una trampa pergeñada por su antagonista. Para la anteúltima entrega, tiene lugar el ansiado enfrentamiento entre ambas contendientes, donde los disfraces caen y quien termina imponiéndose no es otra que la enigmática bruja. El final llega con un episodio cargado de crudeza, titulado ‘Un pesado ropero de patas muy frágiles’, en el que un asesino serial terminará conociendo la particular forma de justicia practicada por La Maga.

Pasajera en trance

Vaya uno a saber por qué motivo el equipo creativo (o los editores, que también es una posibilidad) decidieron, en su momento, discontinuar la producción de este logrado serial, dejando trunco su desarrollo y conclusión. Especulaciones al margen, lo único seguro es que guionista y dibujante no escatimaron esfuerzo alguno al momento de concebir un trabajo sumamente jugado, que atrapa al lector desde su inicio mismo, a fuerza de efectivo suspenso, logrado vuelo poético y enorme potencia visual. Estamos frente a una obra experimental, claramente adelantada a su tiempo que, como bien señala Claudio Díaz en el prólogo, anticipa tópicos que sobre el final de esa década serían abordados por el mismísimo Neil Gaiman en Sandman, nada menos.

Escritor y poeta, Mandrini dirige con mano maestra una trama que se toma sus tiempos para arrancar y avanzar, creando climas estupendos con textos osados, muy logrados, buenos diálogos y un crescendo constante de tensión. El arco argumental central tiene lugar a lo largo de los cinco primeros capítulos, funcionando el sexto como un entreacto, tal vez, de otra saga por venir. Nunca lo sabremos con certeza. Por el lado de Trigo, lejos del nivel exhibido en su producción por kilo para el sello de la palomita, intercala una multiplicidad de técnicas artísticas, siempre al servicio de la historia. La originalísima puesta en página va de la mano con notables claroscuros, donde conviven tramas mecánicas, elaborados fondos, planos innovadores y gran expresividad en los personajes. Lo que se dice, una labor excelsa, verdaderamente consagratoria. Que no fue tal, lamentablemente.

En el mundillo de la historieta nacional muchos son los que han criticado la labor de Pablo Muñoz como editor, tanto justificadamente como por deporte. Enfocándonos en este libro puntual, lo único que se podría objetar es la oportunidad desaprovechada de incluir un reletreado digital que otorgue valor agregado al material. Como es costumbre en la mayoría de sus recopilaciones dedicadas a obras clásicas, este apartado brilla por su ausencia. Por lo demás, la calidad del escaneado está bien y hasta el diseño de portada, realizado en base a ilustraciones internas luce, aunque minimalista, algo más cuidado que lo habitual. Además del ya mencionado prólogo.

Consideraciones al margen, no habría que dejar pasar la oportunidad de descubrir o reencontrarse con este pequeño gran clásico de nuestra historieta.

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43 años, Licenciado en comunicación social. Comiquero por naturaleza, casi. Cinéfilo. Voraz lector, ocasional escritor.

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