FANTACIENCIA
Larga vida y prosperidad: Elegía por el señor Spock
Jota Farias homenajea al eterno Leonard Nimoy
En 1966, Gene Roddenberry creó para la NBC una serie que narraba las aventuras de un grupo multicultural de exploradores a bordo de una nave espacial con la misión de “explorar nuevos mundos desconocidos. Descubrir nuevas formas de vida, y nuevas civilizaciones… Llegando valientemente donde ningún hombre ha ido jamás”. El director y productor estadounidense nunca pensó que estaba dando a luz una criatura destinada a perdurar mucho más allá de las escasas tres temporadas que se emitieron. Reposiciones, películas, continuaciones, libros, comics, convenciones, merchandising y recientemente “reinicios” han hecho de la franquicia Star Trek (en castellano Viaje a las estrellas) un ícono no solo de la ciencia ficción, sino de la cultura pop, comparable al otro gran monstruo del space opera La guerra de las galaxias.
Los actores que participaron de lo que actualmente se conoce como La Serie Original (para diferenciarla de sus múltiples continuaciones) también pasaron a formar parte del acervo cultural de la fantasía científica, particularmente quienes ocupaban dos de los papeles principales: el Capitán Kirk, interpretado por William Shatner y el Señor Spock, a cargo de Leonard Nimoy.
El pasado mes de febrero, a la edad de ochenta y tres años, Leonard Nimoy falleció en su casa de Bel Air debido a una enfermedad obstructiva pulmonar que se encontraba en fase terminal. Esta nota pretende ser un breve homenaje.
Nimoy comenzó su carrera actoral a muy temprana edad en su Boston natal. En 1951, a los veinte años de edad, obtuvo su primer papel: una pequeña participación en la película Queen for a day (Hoy eres reina) lo cual le dio acceso a otros roles en cine y teatro. Pero mientras su carrera se afianzaba, no dudó en aceptar empleos de portero, limpiador de peceras en una veterinaria o taxista. Previamente había servido dos años en el ejército, retirándose con el grado de sargento.
Ya antes de ser Spock, Nimoy se había relacionado con la ciencia ficción: en 1952 trabajó en un serial de doce episodios llamado Zombies of the Stratosphere, en 1954 participó de la obra maestra de Gordon Douglas Them! (La humanidad en peligro). En los sesenta, se introdujo en el mundo de la televisión, apareciendo en capítulos de series clásicas del género como The Twilight Zone (La dimensión desconocida, 1961) y The outers limits (Rumbo a lo desconocido, 1964), pero también estuvo presente en The men from U.N.C.L.E. (El agente de C.I.P.O.L., 1964) donde coincidió con su futura coestrella William Shatner. Pero su oportunidad dorada llegó cuando Gene Roddenberry lo convocó para la serie The Lieutenant. Luego de ver a Nimoy en acción el creador de Star Trek descartó a los otros candidatos al rol de Spock, entre los que se contaban Martin Landau y Michael Dunn.
Luego de ver el episodio piloto, titulado The Cage, los directivos de la cadena quisieron deshacerse del personaje por considerarlo demasiado inhumano. Roddenberry se negó con estas palabras: “Spock es la esencia misma de la serie y su desaparición sería un desastre”. El tiempo le dio la razón, ya que el vulcano de las puntudas orejas y la fría lógica s se convirtió en figura preponderante del programa, eclipsando al propio Kirk.
Al finalizar la serie que lo catapultó a la fama, Nimoy se tomó un tiempo para analizar el futuro de su carrera. Temía quedar atado inexorablemente a su papel, por lo que rechazó trabajos que no eran más que variaciones de Spock. Su regreso a la televisión fue como reemplazo de Martin Landau en otra serie de culto: Mission Imposible (Misión Imposible, 1966 – 1973) durante la cuarta y quinta temporadas, además de ser invitado es otras series como Columbo (1973). En el cine protagonizó el western Catlow (El oro de nadie, 1971) junto a Yul Brynner.
A mediados de los setenta, regresa al teatro pero también diversifica su carrera en nuevas formas de expresión artística: fotografía, música y literatura. En 1975 publica su autobiografía I am not Spock (No soy Spock). Era tal su intención de separarse del personaje, que cuando le ofrecieron formar parte de una continuación de Viaje a las estrellas en principio se negó, aunque un retraso de dos años en el rodaje le permitió volverlo a pensar y terminó aceptando. La nueva serie nunca se produjo, pero acabó convirtiéndose en una película (Viaje a las Estrellas I: La Película, 1979) de la cual se hicieron varias continuaciones. Justamente la tercera parte de esta saga cinematográfica (Viaje a las Estrellas III: en busca de Spock, 1984) le dio a Nimoy la posibilidad de adentrarse en otro campo creativo: la dirección cinematográfica. Aunque en principio la Paramount mostró cierta reticencia a la idea de tenerlo tras las cámaras, temiendo enfrentarse al típico caprichito de estrella de Hollywood, los resultados fueron tan buenos que el estudio le ofreció hacerse cargo de la cuarta entrega (Viaje a las Estrellas IV: misión: salvar la Tierra, 1986), que obtuvo aún mejores resultados de taquilla.
En 1986, se le presentaron varios proyectos, de los cuales eligió la adaptación norteamericana de la película francesa Tres hombres y un bebé, que fue otro gran éxito de recaudación en Estados Unidos. Entre 1994 y 1998 fue anfitrión de la serie documental Ancient Mysteries. También produjo y dirigió algunos trabajos para televisión. Sus actuaciones se limitaron a algunos cameos en episodios de series animadas como Duckman, Futurama y Los Simpsons, pero dedicó su tiempo mayormente a la fotografía en blanco y negro y la poesía.
En el año 2002 se retiró oficialmente de la actuación, aunque regresó siete años mas tarde a pedido del director J. J. Abrams, para encarnar nuevamente a Spock en el reboot de la saga (Viaje a las Estrellas: Un nuevo comienzo, 2009). Fue la voz de Optimus Prime en Transformers: Dark of the moon (Transformers: El lado oscuro de la luna, 2011). Posteriormente interpretó al doctor William Bell en las temporadas 1 a 4 de la serie Fringe (2008 – 2013), trabajando una vez más con Abrams en la que sería su última aparición importante en televisión. También en 2008 publicó la segunda parte de su autobiografía, I am Spock (Soy Spock). Aunque el título contradice la primera parte, el actor explica que sus sentimientos sobre el personaje y la necesidad que siente de despegarse del mismo no han cambiado con los años. En el libro, Nimoy frecuentemente explora esta aparente oposición en la forma de conversaciones con su alter ego.
Actor, director, fotógrafo, poeta, escritor, Leonard Nimoy fue mucho más que el famoso y amado personaje por el cual se lo recuerda mayormente. Pero aquellos que pasamos las tardes de nuestra infancia viendo repeticiones de Viaje a las Estrellas no podemos despedirlo de otra manera que con un: “Hasta pronto, Señor Spock”.
Ahora sí… ¡Transpórtame, Scotty!