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Kriptonita: una historia de universos paralelos

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Kriptonita: una historia de universos paralelos

Jota Farias analiza la novela de Leonardo Oyola próxima a ser llevada al cine de la mano de Nicanor Loreti

Título: Kryptonita
Autor: Leonardo Oyola
Fecha de Publicación: 2011
Editorial: Mondadori
Páginas: 129

Kryptonita, de Leonardo Oyola, trata sobre universos paralelos y lo hace por partida doble. Por un lado, reinventa algunos personajes de DC trasladándolos al conurbano bonaerense. Por el otro, refleja una realidad que a menudo nos esforzamos en desconocer.

La Justice League de la Matanza

Imaginemos que la nave que trajo a Kal-El a la Tierra hubiera aterrizado en una villa miseria de La Matanza, en lugar de hacerlo en una granja de Kansas. Una especie de Superman, el hijo rojo del tercer mundo. El niño crece como lo hace cualquier pibe de la villa, pero distinto. Busca su destino y lo encuentra: ser el caudillo, el líder, el jefe de banda. Nada de Hombre de acero, solamente Nafta Súper o más íntimamente El Pinino; nada de mallas ajustadas y capas rojas, solamente puño, faca y caño.

Kryptonita CoverY alrededor suyo, claro, se va armando la banda: El Federico, al que le mataron los viejos a la salida de un cine y es el detective del grupo, además de el único que prescinde de las armas de fuego; Ráfaga, que se ganó el apodo por su asombrosa velocidad y anda de buzo y capucha roja; El faisán, poseedor de un anillo que en ocasiones despide un extraño brillo verde; Lady Di, la travesti con estrellas tatuadas en todo el cuerpo; Juan Raro, que posee poderes mentales y puede hacerse invisible pero tiene un punto flojo: el fuego lo paraliza desde que vio morir a su familia en un incendio y La Cuñataí Güirá, una piba paraguaya con alas tatuadas en la espalda.

Una Liga de la Justicia Villera, si es que el término Justicia o el término Liga les cabe. Una legión de superhéroes marginales. Y como todos los superhéroes, tienen sus némesis. El Pelado, eterno rival de Nafta Super en el barrio, aunque él sea un poco mas cajetilla; Corona, policía de la Bonaerense propenso a reír como un demente y que aparece en escena con la cara pintada de blanco y El Cabeza de Tortuga, un monstruoso miembro del grupo GEO del que se cuenta que una vez se trenzó tan mal con El Súper que ambos terminaron muertos… aunque no por mucho tiempo. Todos peones de un personaje apodado El Sabiola… al que me temo que no lo van a encontrar en ningún comic.

Cualquier coincidencia con el parecido, es pura realidad

El segundo Universo Alternativo del que trata la novela, es mucho más oscuro y cercano. Es el Universo de los marginados, habitado por criaturas nocturnas y espeluznantes. El mundo en el que viven los médicos que hacen guardias de tres días a fuerza de barbitúricos y alcohol. El mundo en el que la ley para los pibes chorros que aparecen en la guardia amasijados por la policía y los vecinos es “entra vivo, sale muerto”. El mundo de los cabeza, de los eameo, de los negros de mierda, de los viyeros (así, con “y”), los trabas y las Maras.

Sorprende la soltura con la que el autor se mueve en ambos casos. En cuanto al comic, la novela está plagada de referencias que harán las delicias del conocedor. Algunas obvias, como las identidades de Nafta Super, sus secuaces y sus enemigos. Otras no tanto, como el hecho de que Pinino haya tenido su histórico enfrentamiento con el Cabeza de Tortuga el 13 de noviembre de 1992, justamente el día en que se publicó Superman Nº 75, en el que el Hombre de Acero lucha contra Doomsday.

Y en cuanto a la otra realidad, Oyola se las arregla para pintar personajes creíbles, con historias que (superpoderes aparte) pueden ser las de cualquier habitante de un barrio marginal. Y lo que no es menos importante, lo hace sin proselitismo, sin caer en lo panfletario. Solo por esto, sino por todas las demás virtudes que tiene, esta novela merece ser leída.

La historia

La noche no viene tan mal en la guardia del Hospital Paroissien. Lo peor que le pasó hasta ahora al nochero es tener que dejar morir a un ladroncito que le tiró la cana y soportar las burlas en rima del demonio amarillo que suele acompañarlo cuando lleva tantas horas seguidas trabajando. Ya le quedan tan solo cuatro de las 72 que suele cubrir y en lo único que piensa es en llegar a su casa y tomarse una sopa de alprazolam y un puré deduxetil. Una noche como tantas.

Pero la cosa cambia cuando irrumpe la banda de Nafta Súper, legendario maleante de La Matanza. Los delincuentes le toman la guardia por asalto y se preparan para resistir a la policía que indefectiblemente se apersonará para llevárselos puestos. Al médico le dan una sola orden: mantener a su líder vivo hasta el amanecer. Nada más que eso.

A medida que se desgranan las horas, uno a uno irán contándole al tordo su historia y parte de la historia de los demás, incluido el que yace inconsciente esperando la llegada del día. Y al contarlas, irán también narrando un poco de la historia de la Argentina, de lo que significa haber nacido en una villa miseria, de la vida y la muerte que les tocaron en suerte. Una historia con música de los Rolling y de Alphaville, con Carozo y Narizota, con Merengadas, Mellizas, Rumba y Amor. Y Desamor. Y con violencia, sobre todo, con mucha violencia, de la explícita y de la otra.

La narración respeta los cánones de la novela gráfica. El protagonista (disculpen si no lo llamo “héroe”) enfrentará a sus enemigos, habrá una batalla campal en la que se desplegaran asombrosos poderes y al final, cuando todo haya terminado, a lo mejor habremos aprendido algo. Es también un homenaje al western. Quítenle los superpoderes y denle a cada miembro de la banda un stetson y un colt 45 y obtendrán algo muy parecido a la última resistencia de Jesse James, atacado a traición por el cobarde Robert Ford con algo que parece un pedazo de vidrio de una botella de Heineken.

Una imagen, mil palabras

Por si todavía queda alguien que no lo sepa, Kryptonita está en camino a ser llevada al cine. Con dirección de Nicanor Loreti (La H, Diablo, Otras dos que preferimos obviar) y las actuaciones de Juan Palomino como Nafta Súper, Pablo Rago como El Federico, Jorge Sesán como El Faisan, Lautaro Pablo Delgado como Lady Di, Sofía Palomino como La Cuñataí Güirá, Diego Cremonesi como El Ráfaga, Diego Capusotto como Corona y Diego Velázquez como El Tordo. El proyecto debería ver la luz a fines de 2015 o principios de 2016 y apenas se divulgó la noticia, se convirtió en una de las películas nacionales más esperadas.

No me vengan con el fiasco de Los vengadores 2, en cine de superhéroes el estreno del año se basa en personajes de DC, es un Elseworld y es argentino, canejo.

#Culturanerd - Periodismo de corte fantástico

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