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Entrevista inédita a Roberto Fontanarrosa, 1994

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Entrevista inédita a Roberto Fontanarrosa, 1994

A ochenta años de su nacimiento recatamos una vieja charla con el humorista gráfico, Roberto Fontanarrosa.

Aliado incondicional de la carcajada espontánea, pero también de la reflexión que hace pensar, ‘El Negro’ se marchó prematuramente, en 2007, pero su trabajo sigue ahí, entre nosotros. Esperando una nueva lectura.

 Rosarino de nacimiento y canalla de corazón, supo conjugar durante casi cuatro décadas de trabajo en distintos medios gráficos del país, calidad y masividad. Desde su debut profesional en el humorismo gráfico en 1968, hasta su consagración como uno de los más originales historietistas argentinos contemporáneos, sus viñetas y chistes siguen tan vigentes como ayer. Lo mismo ocurre con los libros que llevan su firma, de una notable riqueza literaria. En esta faceta, sin nunca dejar de lado el fútbol, transitó diversos géneros desarrollando a la vez un estilo personal y reconocido.

Y es que los grandes de verdad nunca se van del todo. A ochenta años de su nacimiento, transcribimos a modo de homenaje, una entrevista que nos fuera concedida, cordialmente, una lejana tarde de 1994 en su estudio del barrio Alberdi, como parte de un trabajo práctico del colegio secundario.   

-Contanos sobre tu trabajo, ¿cómo y cuando te iniciaste en la historieta? ¿Te acordás qué edad tenías?

-En la historieta yo me inicié de muy chico porque este es un trabajo que se aprende copiando y supongo que desde que estaba en la escuela primaria leía muchas historietas. Para mí era realmente una cosa muy entretenida, muy divertida. A raíz de esa experiencia, la intención mía era, de alguna manera, repetirlo, ya no leyendo sino haciéndolo. Empecé haciendo historietas fundamentalmente serias, no humorísticas, de aventura. O sea, las hacía, digamos, copiándolas. Practicando para mí, no para publicar porque yo era muy chico. Recién llegué a publicar historietas de grande, incluso cuando ya había pasado toda la etapa de trabajar en publicidad, también.

-¿Cuándo empezaste a dibujar? ¿Hubo algún dibujante al que hayas tomado como modelo o referencia?

-Empecé a dibujar, te digo, creo que no dejé nunca de dibujar. Todos los pibes dibujan desde muy chicos, es lo primero que se hace a nivel expresivo antes que escribir o  cualquier otra cosa. Lo que pasa es que la mayoría después dejan de hacerlo porque, o no les gusta demasiado, o no les interesa, directamente. Yo dibujé o dibujo desde siempre, y después sí, cuando me interesé más por la historieta, digamos que había una serie de dibujantes que yo conocía más que nada, o solamente, a través de las revistas que leía. Creo que el que más influyó en mí, fue un dibujante italiano que trabajó durante mucho tiempo en la Argentina, Hugo Pratt. Desde hace mucho tiempo él ha vuelto a vivir a Europa. Entonces, al dibujante que yo más le copié fue a él, al ‘Tano’ Pratt.

-En narrativa, ¿qué medios te influenciaron?

-Y, de nuevo, los que yo leí cuando era chico. Aparte de las historietas, que yo creo que son un punto de partida muy interesante para leer a esa edad, estaban también aquellos libros con novelas de aventura como ‘Robin Hood’, donde se publicaba el Príncipe Valiente, las de Salgari, Verne, Jack London y otros tantos. Por supuesto que después hubo muchísimas otras lecturas significativas, pero como cosa que yo recuerde de la infancia son los libros de la colección Robin Hood, de la editorial Acme.

-¿Te resulta complicado el hecho de tener que crear un chiste diariamente para Clarín?

-Te diría que ya, a esta altura, no. Al principio me parecía bastante difícil, pero eso comenzó a cambiar cuando me acostumbré más que nada a trabajar con el diario. Es decir, ver lo que estaba pasando en el país y en el mundo para tomar de ahí los temas. De esa forma es como que uno encuentra más motivos no sé si de inspiración, porque eso por ahí, es muy cercano a la ‘leyenda de los dibujantes’, pero sí  obtenés muchos puntos sobre los cuales trabajar. Y, fundamentalmente, la temática sobre la cual hacer humor. O no.

-¿Cómo nacieron Boggie el Aceitoso e Inodoro Pereyra?

-Eso fue en 1972. A fines de ese año yo estaba publicando en la revista cordobesa “Hortensia” chistes sueltos. Un día se me ocurrió mandar alguna historieta, pero sin intención de ser continuada. Fueron dos, ambas eran parodias de distintos temas que en esa época estaban muy de moda. ‘Harry el sucio’ era un personaje del cine norteamericano de acción interpretado, en varias películas, por el actor y director Clint Eastwood. Entonces yo hice un personaje que se llamaba ‘Boggie el Aceitoso’ basado en ese estereotipo. Después, era un momento del país donde también se escuchaba mucho la música folclórica. Y, en esa tónica, había hecho algo que se llamaba ‘Inodoro Pereyra’. Pero originalmente ninguno tenía la intención de continuar, no era la idea. Sin embargo, cuando los dos personajes salieron publicados, me pareció interesante seguir trabajando esos temas y los fui armando, digamos, sobre la marcha. Sin mucha planificación.

-¿Cuándo surge el humor?

-Eso es muy difícil de explicar. Lo que pasa es que creo que cada humorista tiene algunos mecanismos para conseguir un chiste o una situación humorística. Que no pasan de dos o tres en cada uno de nosotros. Vos los terminás aplicando para todas las situaciones y las resolvés todas más o menos en forma parecida. Pero de ahí a decir cuándo aparece el humor, es bastante complicado. Porque también, es cierto que se dan situaciones más propicias que otras para generarlo. Situaciones o cosas que pasan en el mundo, en el país o en la ciudad, que por ahí se prestan más para hacer chistes que otras.

-¿Tenés alguna  rutina de trabajo?

-Si yo tengo una rutina. Trabajo habitualmente acá, en el estudio, desde las 10 de la mañana hasta las 13, pasado el mediodía. Y después, por la tarde, desde las 14 hasta las 18 horas. Son horarios llegado el caso, bastantes flexibles, porque me los impongo yo mismo. Pero los cumplo, te diría que bastante rigurosamente.

-A grandes rasgos, ¿cómo ves el humor de los diarios argentinos?

-Hay una enorme variedad de humoristas y de humores. Pero te digo que, en líneas generales, Argentina desde hace mucho tiempo, pero mucho tiempo, tiene una gran tradición de humor gráfico y de sátira social, muy rica. Creo que en general, es de una alta capacitación y de una muy buena calidad.

-¿Qué humoristas gráficos argentinos te agradan?

Te voy a decir más o menos los mismos nombres que daría cualquiera de nosotros. Quino, Caloi, Sendra, Daniel Paz, Rudy, Rep, etc.

-Bueno, muchas gracias.

-No, gracias a vos.

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44 años, Licenciado en comunicación social. Comiquero por naturaleza, casi. Cinéfilo. Voraz lector, ocasional escritor.

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