Cómics
Teatro Mutante II: La época de gloria de Claremont y Byrne (1977-1980)
Retomamos el repaso por las distintas etapas de los X-Men con la llegada de John Byrne al título.
Pasaron años, dos exactamente, y decidí volver a retomar el repaso por las distintas etapas de los X-Men, al menos de las que yo leí en su momento, y nos habíamos quedado en las puertas de la gloria, porque, si bien lo de Dave Cockrum era más que muy bueno, la llegada de John Byrne al título, no sólo mejorará la parte gráfica, sino que también coincide con un momento de historias que se han convertido ya en clásicas de los mutantes.
Un viejo conocido
John Byrne (1950) no era un desconocido para el guionista Chris Claremont, de hecho, ya ambos habían colaborado en otras revistas, como Iron Fist, Marvel Team-Up y Starlord. Pero, además, había manifestado en las altas jerarquías de la editorial su deseo de dibujar a los X-Men, y que fuese un dibujante rápido, le venía bien al título en su nueva periodización mensual. Una condición solo se le pondría al dibujante, sus dibujos serían entintados por Terry Austin, algo con lo que Byrne nunca estuvo de acuerdo, pero no le quedo otra. Archie Goodwin, editor en jefe de Marvel de aquél momento, mandaba. Para debutar en un número que no es un comienzo, sino el final de una saga, el artista sale airoso. Básicamente, Fénix (Jean Grey) salva al universo de las fuerzas devastadoras liberadas por el cristal M’Kraan, en manos del emperador Shi’ar, y todos felices.
Sin embargo, rápidamente, vendría la primera disputa entre Claremont y el dibujante. Cierto es que el guionista, y se veía que los lectores también, no soportaban ya al personaje de Wolverine. Pero Byrne no pensaba lo mismo, citémoslo: “Chris había llegado a un punto en el que estaba listo para sacar a Wolverine de la revista y yo, me envolví en mi bandera y dije ‘No voy a dejar que saques al único personaje canadiense’ Yo tenía que hacerlo interesante para Chris, así que puse todo en el tablero”. Cierto es que, a partir de ese momento, el artista y co-argumentista irá añadiendo elementos al personaje, para hacerlo el imprescindible del grupo. Así, con un enfrentamiento con sus antiguos aliados canadienses, Alpha Flight, comienza el gran misterio que llevará décadas: ¿De dónde viene Wolverine, y quién es realmente este enano gruñón?
El Regreso de viejos amigos y enemigos
Tras un episodio de relleno, con dibujos de Tony DeZuñiga, arranca una saga larguísima que tendrá a los X-Men viajando por diversos lugares del mundo. Pero primero asistimos al regreso de Bestia (Beast) al grupo (con su nuevo look azulado, desarrollado en Amazing Adventures por Steve Englehart).
Al que los X-Men no querían volver a ver era a Magneto, quién regresa en un par de números donde se desarrolla, además del enfrentamiento con el clásico villano, el comienzo de una relación entre el Profesor Charles Xavier y Lilandra (la emperatriz Sh’Ar) y la infancia de Tormenta (Storm) en el Cairo. Todo culmina con la destrucción de la base del malvado en la Antártida, y la separación del grupo en dos.
Por varios números, Jean y Beast llorarán a sus compañeros, creyéndolos muertos, en Estados Unidos, mientras el resto vivirá aventuras en la Tierra Salvaje, dónde Storm, Cíclope y Wolverine obtienen mucho desarrollo y protagonismo. El segundo, más que nada, comienza a comprender que Fénix no es la Jean Grey que amaba, y no puede evitar sentirse vacío al darse cuenta de esto.
El tour mutante continúa cuando Jean se va a Escocia, para reunirse con Moira MacTaggert, Kovac y Polaris, el Profesor X abandona la Tierra para asistir a Lilandra en su coronación, y el resto terminando en Japón. Precisamente, será en el país del Sol Naciente, donde Wolverine comenzará a olvidarse de Jean Grey, ante la aparición de Mariko Yashida, además de que descubrimos, como para seguir con el misterio, que ya sabía, tanto el idioma, como las costumbres japonesas. Lo cierto es que ya estamos en la época del rey emperador, Jim Shooter, sentado en la silla de editor en jefe de Marvel, y el triángulo amoroso Jean-Cíclope-Wolverine no le gustaba para nada, y le había pedido a los autores sacarlo inmediatamente. No sería la última intromisión de Shooter
Con el regreso del equipo, y la revelación de que nadie había muerto, Claremont decide dedicar una saga a un pequeño arco argumental olvidado: la fuga del Mutante X.
Si algo caracterizaba al guionista era releer viejas historias, para encontrar cosas que faltaban ser contadas, y Proteo, era una de ésas. Este villano, encerrado hacia años en la Isla Muir, y liberado durante el enfrentamiento con Magneto de la etapa Cockrum, resultaba ser el hijo de Moira MacTaggert. El ente poseía cuerpos, y los consumía en cuestión de horas, teniendo que trasladarse a otros ininterrumpidamente. Las escenas de posesión de personas resultan impactantes y algo escalofriantes, pero no tanto como el otro poder del peligroso mutante: retorcer la realidad a placer. La saga sirve, además, para resaltar la importancia de Coloso dentro del equipo, desarrollar el romance entre Moira y Banshee (al cuál Claremont y Byrne pasan a retiro), ver a un Wolverine asustado e impotente por primera vez, a un Cíclope comportándose como líder, y a una Jean Grey fría y distante, cada vez más cautivada por Jason Wyngrade.
Kitty, Jean y la Reina Blanca
La última saga que abordaremos en esta nota es la que nos presenta a un personaje clave (otro más) para el futuro de los X-Men: Kitty Pride.
El profesor Xavier llega de su viaje por el espacio, y decide retomar la idea de academia que originalmente tenían los X-Men (otra injerencia de Shooter en el título, aludiendo a que los mutantes no podían separarse de su concepto original), y Claremont y Byrne nos presentan a esta joven de trece años, que será el elemento inexperto del grupo. En realidad, la idea era crear todo un nuevo elenco de jóvenes estudiantes, incluso vestirlos del traje negro original del equipo, para sacarse de encima al editor en jefe, pero éste no es tonto, alega que parece una copia de la Legión de los Héroes Sustitutos de DC Comics, y el concepto reflotará años después, así que aguanten.
Mientras los X-Men reclutan a Kitty (según los autores, una mezcla entre una compañera de clase de Byrne, la hija de la editora Louise Jones, y la actriz Sigourney Weaver), otro personaje impuesto por la editorial hará su aparición: Dazzler. Este personaje, creado en colaboración con la casa disquera Casablanca Records, venía a promocionar a una cantante que, finalmente, nunca tuvo debut musical propiamente dicho.
Pero el jugo de estos números se encuentra en el enfrentamiento contra el Hellfire Club. Asistimos a un Cíclope preocupado por Jean Grey, a quién ve besarse con el ya mencionado Jason Wyngrade. Los celos no son lo único que le preocupa a Scott Summers, quién se infiltra dentro de este club, que no tiene nada de ilegal, pero él intuye mucha participación del mismo en las últimas peripecias que ha sufrido el equipo que lidera. Sus intuiciones son ciertas, ya que, Jason está manipulando a Jean, a quién convierte en su marioneta: La Reina Negra.
Toda la historia es un gran homenaje a la serie The Avengers, desde el apellido del villano, hasta el debut Emma Frost, la despiadada White Queen (basada en Diana Rigg, la Emma Peel de Avengers). Byrne aprovecha para hacer una especie de homenaje a Kirby, quién siempre dibujaba a algunos personajes basándose en actores de cine, realizando la misma labor con los miembros del club, dónde podemos ver a Orson Welles, Donald Sutherland, entre otros.
Finalmente, Wyngrade se revela como el mutante Mente Maestra, famoso por ser miembro de la Hermandad de los Malvados Mutantes que Magneto había formado en la etapa original. Y casi todo el equipo X es capturado, es hora de que Wolverine se luzca de nuevo.
El tipo de las garras termina siendo clave para vencer al club infernal, soltando toda su rabia y violencia sobre los mercenarios miembros del mismo, para liberar a sus compañeros. Pero el canadiense no brillará sólo, ya que, Cíclope y Jean logran romper entre ambos el control de Mente Maestra, y los X-Men destruyen el club. El ataque de los mutantes a una institución respetada, y con un senador de los EEUU, Robert Kelly, entre los testigos, traerá más problemas para nuestros héroes, pero ellos van a tener uno más inmediato, ya que, Claremont y Byrne, lejos de mostrar el final feliz, comienzan otra saga, una de las famosas de la historia de los comics de superhéroes: Dark Phoenix. De eso, y de mucho más, hablaremos la próxima.