Cómics
Aguas oscuras
Reseña de Ultramar: Otras Realidades, especial 2024 de Spiral Editorial
A tiempo para la decimotercera edición de Crack Bang Boom, llegó un nuevo tomo de la antología marplatense dirigida por el dibujante Diego Ridao, cuando nadie esperaba nada más respecto de la propuesta en cuestión. Es que habían pasado dos años desde la salida del ‘especial terror’, sin novedad alguna respecto de la actividad del sello (ni posteos en redes sociales, siquiera). Bajo el título ‘Especial Ultramar: Otras Realidades’ y con una alucinante portada de Enrique Breccia, el libro presenta 48 páginas, B/N y grises, impresas en papel ilustración, formato 26×17 Cms.
ALERTA EN LO PROFUNDO
Con una extensión de entre dos y diez páginas, en su interior se dan cita nada menos que once creadores, para plasmar ocho relatos autoconclusivos muy disímiles entre sí.
Rompe el hielo ‘Los Inmortales’, trama fantástica de cuatro páginas que lleva las firmas del escriba Pablo Barbieri y el dibujante Alberto Salafranque, quien durante años fuera ayudante del recordado Lucho Olivera. De hecho, la historia es un homenaje tanto al artista correntino como a Héctor Germán Oesterheld y Alberto Breccia, ya que plantea una reunión astral entre Mort Cinder y Gilgamesh, dos grandes personajes que tienen en común el hecho de no morir. La idea es buena y está correctamente ejecutada, aún pese a cierta cuota de humor algo desafortunada respecto del lugar de encuentro propuesto.
Sigue la historieta más extensa del volumen, ‘El Principio’, pretencioso unitario sci-fi de diez páginas íntegramente a cargo de Javier Cosca, que se queda a medio camino entre lo que pretende contar y lo que efectivamente consigue plasmar. El inconsistente guión se centra en Julio, hombre de mediana edad a quién conocemos tanto en su vida diaria, como en el mundo onírico. Narración en tercera persona, casi sin diálogos, divaga entre planteos que no desarrolla en ningún momento. La elección estilística del letreado, tipografía serif, tampoco ayuda. Dibujo realista, de trazo sucio, que cumple.
En tercer lugar se presenta ‘Paz-Tizal’, fábula ecologista escrita y dibujada por Fran Felkar, que involucra a una familia de pumas intentando escapar del incendio de su hábitat natural, práctica humana recurrente en la región de Los Humedales. Débil argumento de cuatro páginas que derrapa sobre el final, al optar por un giro sobrenatural no del todo logrado. Faz gráfica acorde. ‘Un reflejo en el espejo’ es una insulsa historia de cuatro páginas escrita y dibujada por Ridao, que devuelve a la blonda protagonista de sus unitarios previos. La novedad pasa por el hecho de que ahora es ella misma quien lleva la voz del relato. Desde esta primera persona, el personaje cuestiona sus apariciones anteriores, alter-ego de la periodista Luciana Jauretche incluido. Confuso, por decir algo. Los lápices siguen en la tónica habitual, con trazos que abrevan en el manga, aprovechando bien los grisados.
Guión de Emilio Balcarce y arte de Elmo Rocko para ‘Primer Contacto’, efectiva historieta de ciencia ficción que aborda la temática OVNI desde una perspectiva vinculada a los océanos terrestres. Empleando la habitual voz en off tan cara al estilo del escriba, se va guiando al lector por un derrotero de cuatro páginas que resuelve un buen giro argumental final. Gran trabajo en la faz gráfica y eficiente traslación a gris del material, originalmente producido con paleta de color digital para Italia. Es turno de ‘John C.’, muestra de dos páginas sobre ‘Hellblazer’ desarrollada por el maestro Horacio Lalia para DC Comics, allá lejos y hace tiempo. Historieta muda que se reproduce pésimamente escaneada, lo cual limita su valor a nivel rareza, inclusive. Una pena.
‘La historia jamás pintada’, de ocho páginas, cuenta con textos de Manuel Arduino Pavón y arte de Pablo Burman. Puede definirse como una revisión del denominado ‘mito de la caverna’, de Platón, que juega con los elementos formales de la historieta. La idea de ambientar la acción en la época prehistórica no está mal, aunque el reiterado uso del recurso elegido, debilita bastante su conclusión. Cierra una jocosa historia de seis páginas que está entre lo mejor de la edición, ‘El sombra y Tito: No aclares que oscurece’, de Pablo Barbieri y un inspiradísimo Edu Molina. El inefable investigador privado está a punto de ser ejecutado por sus delitos y solo su joven ayudante puede salvarlo de tan fatal destino.
Complementan la presentación un breve cuento literario del inacabable Jorge Claudio Morhain titulado ‘El Llanto’, además de un logrado pliego central con una gran ilustración a color de ‘El Burda’ (Alejandro Burdisio), creador del ‘universo chatarra’, más retiraciones de tapa y contratapa en blanco y negro a cargo de Enrique Breccia.
VIAJE AL FONDO DEL MAR
Consolidar y sostener en el tiempo cualquier publicación, implica un compromiso implícito del editor para con los lectores, que Ridao, evidentemente, no tiene. Ello explica que, próximo a cumplir una década de rodaje en el mercado nacional, el proyecto del barquito solo cuente con tres números oficiales y misma cantidad de ‘especiales temáticos’ que pocas veces respetan la consigna del título. En el mejor de los casos, la irregular periodicidad se sostenía cuando el producto final valía tanto la pena como la espera. Eso ya no pasa, lamentablemente.
A nadie sorprende, entonces, que los mejores contenidos ofrecidos actualmente por Ultramar resulten de colaboraciones entre guionistas y dibujantes, en lugar del típico material de relleno que termina resultando cuando los últimos pretenden aventurarse al desafío de la autoría integral. Material que ahora abunda y antes escaseaba. En síntesis, otra oportunidad desaprovechada. Y van.