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“Vórtice”: bueno si breve, dos veces bueno

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“Vórtice”: bueno si breve, dos veces bueno

Reseñamos la miniserie francesa de ciencia ficción disponible en Netflix.

Si algo ha sabido hacer la popular plataforma de streaming Netflix respecto a sus competidoras es indagar en torno al éxito y calidad de producciones ajenas al mercado norteamericano para anexarlas a su catálogo. Realizaciones fuera del radar que serian difíciles pensarlas para un consumo masivo. Así, nos han llegado series italianas, españolas y una inmensa lista de policiales provenientes desde países nórdicos (Islandia, Suecia, Dinamarca, Noruega, Finlandia)

“Vórtice” (Vortex) es uno de sus últimos hallazgos, una miniserie francesa que desde su estreno no ha parado de crecer. Dirigida por Slimane-Baptiste Berhoun, tiene una duración de apenas seis capítulos que no superan en promedio los 50 minutos, característica que la transforman en un producto ideal para disfrutar de un tirón.

Se trata de un thriller de ciencia ficción ambientado en el año 2025 que demuestra a su paso que el interés por los mundos paralelos o las distintas líneas temporales, lejos de agotarse, está en continua alza.

Escrita por Camille Couasse y Sarah Farkas y protagonizada por Tomer Sisley y Camille Claris, Vórtice” (“Vortex” en su idioma original) centra su historia en torno a un policía que, tras reconectarse con su esposa fallecida gracias a una falla en un sistema de realidad virtual, intentará por todos los modos revertir y evitar el accidente que acabo con su vida.

“Vórtice” se grabó en la segunda mitad del año 2021 y tuvo su lanzamiento oficial en el Festival de ficción televisiva de “La Rochelle” de 2022, evento donde recibió el premio a la mejor música. Previamente a que Netflix adquiriera los derechos internacionales de distribución se emitió en la televisión sueca, belga y francesa.

La serie:

La serie se sitúa en el año 2025 donde gracias a una nueva tecnología las fuerzas policiales pueden revisar, la cantidad de veces que requieran, las escenas de crimen ya que las mismas son reconstruidas a través de la realidad virtual. La modalidad es bastante sencilla y cercana a la tecnología con la que se cuenta en la actualidad (no en vano nos separan apenas 2 años del futuro donde se desarrolla la miniserie). Los drones sobrevuelan la zona y capturan la información vital de la escena del crimen a la cual se podrá acceder posteriormente portando unos anteojos. En la investigación de un supuesto accidente que involucra a una mujer ahogada en una playa de Brest, el capitán de policía Ludovic tomará contacto con una persona totalmente ajena a esa situación. Se trata de Melanie, amor de su juventud y madre de su hija Juliette, fallecida al caer de un acantilado de esa misma playa hace 27 años.

Todo parece indicar que gracias a la realidad virtual se ha abierto una brecha temporal o vórtice a través del cual el policía Ludovic del año 2025 puede comunicarse con Melanie de 1998, es decir de una época a otra.

Pronto descubrirá que la muerte de la mujer ahogada en la playa y la de Mélanie están conectadas. Ninguna de ellas ha muerto de forma accidental sino que fueron víctimas de un asesino. Así comenzará una investigación a contrarreloj (su ex esposa morirá en apenas 11 días) que se desarrollará simultáneamente en dos líneas temporales distintas.

Por supuesto, como nos ha enseñado el cine, sobre todo en cintas como “Volver al Futuro” (1985, Robert Zemeckis) o “El efecto mariposa” (2004, Eric Bress), cualquier cambio que ocasionemos en el pasado provocara alteraciones impredecibles en el futuro. Siendo este uno de los puntos más importantes dentro de la realización. Ludovic ansía detener al asesino y salvar a Melanie, pero teme en todo momento perder la vida que ha reconstruido en el presente: su nueva esposa, Parvana, y su hijo, Sam.

He allí la trama de una serie que si bien cuenta con algunas ramificaciones no complica su desarrollo en ninguna ocasión. Es fácil de seguir y de digerir puesto que más allá de las idas y venidas temporales –importantes en el relato – lo que verdaderamente destaca al producto por sobre el resto, es el buen manejo y timming del genero policial que presenta. “Vórtice” es ante todo una serie donde tanto los protagonistas como los espectadores intentaran descubrir al autor de un crimen.

Existen subtramas inteligentes, bien diagramas y ejecutadas, así como giros de guión adecuados y totalmente inciertos. Para ello la serie contó con un gran equipo de escritores, encabezado por las cocreadoras, Camille Couasse y Sarah Farkas y el responsable de la idea original, Franck Thilliez.

Es en líneas generales un producto que no deja cabos sueltos, aunque es cierto que no pregunta demasiado. Si su ambición fuese mayor, por ejemplo, podría indagar tal y como lo hacía “Minority Report” (2002, Steven Spielberg) respecto al castigo por un crimen que aun no se ha cometido; o más aún, del porque de la existencia del “Vórtice”.

“Vórtice” es una serie modesta, ubicada muy lejos de lo que son las grandes producciones (de hecho está disponible solo en francés subtitulado). Hay pocas locaciones y un escueto elenco, dentro del que se destaca principalmente la pareja de protagonistas. Tomer Sisley (Ludovic Béguin) y Camille Claris (Mélanie Béguin) ofrecen actuaciones medidas y gozan de una muy buena química. Sisley, sin dudas, es el que tiene el mayor de los desafíos ya que debe dar forma con su interpretación a dos versiones de sí mismo. Cumple con ambas, dotando a su versión más joven de un aire casi angelado y dando un tono más maduro y lúgubre a su versión mayor. La complicidad existente entre los dos protagonistas atraviesa la pantalla, al fin y al cabo son dos personas inmersas en una gran encrucijada emocional. El dilema entre soltar o aferrarse a lo que fueron (y aún son en uno de los planos) sobrevuela la realización.

Es cierto que la narración se toma su tiempo, algo a lo que nos tienen acostumbrados los productos europeos, pero el interés no se pierde en ningún momento. Los personajes se desarrollan de manera pausada, brindando indicios en su construcción de que nadie es tan  bueno y perfecto como parece.  El suspenso se sostiene también gracias a la serie de interrogantes que se presentan. Como espectadores no sabremos quién es el asesino, ni si la protagonista llegará a salvarse, menos aun del impacto que los cambios en el pasado tendrán en el presente de Ludovic.

“Vórtice” es una agradable sorpresa dentro del catalogo del gigante Netflix. No dejará ninguna huella en el género de la ciencia ficción y probablemente la olvidemos al poco tiempo. Pero lo cierto es que con gran oficio y una historia intrigante, entiende como seducir a su público para que llegue al final. Lo que hace, lo hace muy bien siguiendo esa vieja premisa de que lo bueno si breve, dos veces bueno.

Sus seis capítulos se suceden con ritmo y tensión, haciendo casi imposible que podamos movernos. Asimismo su corta duración evita que prestemos atención a algunas de sus falencias, siendo la más importante el nulo interés por ofrecer una mayor exploración en la narración.

Su título reza que es periodista, casi un 007, pero es lo de menos. Lo verdaderamente importante es que todavía sueña con lo que va a ser cuando sea grande.

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