Cómics
Me Prometiste Oscuridad II de Damián Connelly. Edita Deriva Ediciones.
Guido Brasi reseña la secuela de la obra que vio la luz en 2020.
Allá por el 2020 el guionista Damián Connelly nos entregaba uno de sus primeros trabajos como autor integral, sino era el primero, llamado “Me Prometiste Oscuridad” una visión retro oscura sobre ¿héroes? ¿Mutantes? que, a su modo, intentan salvar a la humanidad de la devastación. Una obra experimental por el dibujo en el que el autor daba sus primeros pasos como dibujante que aprovechaba para mezclar mucho el collage, uso de fotografía y un gran apoyo en las tintas y oscuridad. Todo sostenido gracias a que él mismo era el guionista para ayudar al dibujo en los momentos débiles y salir airoso.
Con una publicación en EE.UU., además en Argentina, la cual fue un gran éxito de ventas, se encargó a los pocos meses una continuación que llega a nuestro país de la mano de Deriva Ediciones.
Lo primero que tenemos para decir es que se agradece mucho la evolución del autor en materia de dibujo, acá se lo ve más suelto y con un poco más de mano para armar secuencias narrativas que en el primer volumen. Aunque se sigue notando una limitación del uso de fotografía para caracterizar mejor a los personajes y hacer que estos sean más reconocibles en distintas situaciones que por momentos, especialmente en las escenas de acción, se hace difícil notar lo que está pasando, aunque se agradece el intento de darle más dinámica al dibujo. Aún falta más trabajo y no encerrarse en sus propias herramientas.
Lamentablemente hay una contraprestación cuando el dibujo mejora, el guion decae un poco. Tal vez porque la secuela no estaba en los planes o hubo más atención al dibujo, pero la historia carece un poco de la fortaleza y el entusiasmo que nos encontrábamos en el primer número.
Acá hay menos diálogos, una atmósfera un tanto menos pesada y un argumento casi similar al primer volumen más resguardado, intentando ser más amigable al lector que se acerca por primera vez a la obra.
Se siente que es una secuela que no termina de abrazar la idea de ser una continuación de lo que veníamos leyendo, no hay tanto desarrollo de los personajes y queda esa sensación, al terminar, de haber leído un simple capítulo más de algo más grande.
Es una secuela que mejora en muchos puntos, más rápida, más dinámica y no tan de nicho como la primera parte y eso es bueno como malo a la vez. Se resguarda más en mejorar algunos puntos sensibles de la primera parte lo que le resta personalidad y la hace más genérica, sumándole a su vez entretenimiento y no cerrándole las puertas para una tercera parte.