Cómics
“Distopía”: Jugando a imaginar el futuro.
Repaso de los cuatros tomos de la antología publicada por editorial Pictus.
En el 2017, la editorial Pictus decide una movida arriesgada pero más que correcta para el mercado argentino: en lugar de editar 4 libros distintos con cada obra, mejor dividir cada obra en capítulos y lanzar una antología de ciencia ficción. ¿Obra de un loco? ¿O de alguien qué se quedó con espina después de que Leandro Oberto cancelara el proyecto ULTRA?
La idea no es para nada mala, solo juega con un condimento en contra, sabiendo que estás obras están en desarrollo, ¿serán los autores capaces de comprometerse en terminarlos? Ahora en el 2023 con el diario en mano, podemos decir que casi se logra. Pero si a Marvel le pasa lo mismo, ¿por qué no a una editorial independiente argentina?
Veamos cada una de las obras.
“Nomobots” de Diego Agrimbau y Juan Manuel Tumburús
Una de las mejores obras de la antología principalmente por el dibujo del no tan presente como quisiéramos Tumburús que hace un trabajo impresionante en cada una de las páginas, por no decir cuadro porque en cada una de las viñetas jamás se queda en una resolución sencilla, hay un nivel de detalle y una narrativa impresionante que te deja bobo.
El dibujante arma un mundo de robots cuasi humanos totalmente creíble, impresionantemente dinámico y con una fluidez pavorosa, estamos ante un tipo que hace magia en cada cuadro con personajes robóticos que casi no tiene emociones en sus gestos pero que se las arregla para transmitir las emociones sin problema.
El guion sienta las bases para una historia de ciencia ficción al mejor estilo distopía de los ’80 con grandes toques de modernidad. El mundo que Agrimbau crea se siente real en cada diálogo y momento, no hay nada que no esté suelto o que no responda a cierta lógica. El único problema es que la resolución se siente muy apresurada, llegamos al tercer capítulo y nos deja la curiosidad de cómo van a resolverse tantas puntas abiertas en tan pocas páginas y el cuarto capítulo no hace más que confirmar que el espacio se quedó corto.
Una obra muy ambiciosa que se queda corta pero que se disfruta por completo.
“Repuestos” de Rodolfo Santullo y Damián Couceiro
Siguiendo la línea de cuentos clásicos de ciencia ficción de crítica social, los autores nos llevan a un mundo en el que existe la posibilidad de vivir por siempre, pero a costo de otro ser humano, mejor dicho, usando los órganos de otro ser humano.
Todo tiene un precio y la vida eterna es una mercancía que muchos están dispuestos a pagar y otros a vender.
Santullo escribe una obra que bien podría ser el guion de una película de ciencia ficción de los ’80 o ’90 protagonizada por Sylvestre Stallone o Arnold S., el argumento es sólido y los personajes bien definidos pero que el desarrollo se vincula más a la acción y a sorprender al lector más que a ofrecer una historia compleja sobre el devenir del ser humano en el futuro y la explotación de los cuerpos.
Couceiro entrega un trabajo muy correcto, muy en la línea de lo que el guion le propone para desarrollar una visión de cine clase B de esos años y ejecuta muy bien unas escenas un tanto tétricas de violencia que ayudan a impactar más al lector.
“Hormiga Eléctrica” de Luciano Saracino y Nicolás Brondo
Hay un sabor muy amargo con esta obra cuando completamos los 4 libros de la antología y es saber que no tenemos final porque los autores decidieron terminarla en su tercer capítulo tal vez ya acordado de antemano o por alguna razón del destino, nunca lo sabremos. Si bien es cierto que la historia un poco se presta a cerrarla en el 3, quedaban algunas cosas por cerrar y que, seguramente, el plan original no era ese.
En este caso descubrimos que en el futuro hay personas claves en el poder social y económico con forma humana pero que en verdad son la cáscara que esconde otra civilización para dominarnos.
Una de las obras más complejas en apariencia de la antología en el que las entregas juegan fuerte para ir descubriendo el misterio paulatinamente entre quienes son realmente las hormigas que se esconden detrás de la forma humana y porque lo están haciendo.
Pero bueno, con el último capítulo como cierre la obra pierde profundidad y nos quedamos con una historia en apariencia compleja que no termina de zambullirse y se queda flotando en la superficie en el que todo cierra pero que los motivos los tenemos que imaginar nosotros.
“Horizonte Rojo” de Guillermo Höhn, Roberto Viacava y Enri Santana
Está es una de las propuestas más originales de la antología que le huye a la acción y prefiere el diálogo y la reflexión a los tiros o a las cosas vistosas, pero queda presa de su propia propuesta y no logra justificar su extensión ni sus diálogos en apariencia profundos pero que no van a ningún lado, por lo menos no interesante.
Estamos en un futuro, años después de que la raza humana logra establecer y desarrollar vida en Marte, para luego abandonarnos a su suerte. Ahora la humanidad terrestre los necesita para salvarse.
A la historia le falta despegar, sus cuatros capítulos rondan siempre en lo mismo: soliloquios de sus personajes para justificar sus acciones o intentar motivar a los demás para que piensen igual, sin que los diálogos sean interesantes o que exploten algo más de lo que ya se dijo anteriormente.
La redundancia de temas y la falta de desarrollo hacen que la historia sea presa de su propia premisa.
Tampoco lo ayuda el cambio de dibujante luego de que un Viacava encontrará el equilibrio perfecto entre tintas y rellenos 3D en el capítulo 2 para ser reemplazado por Santana que se limita a copiar un estilo en lugar de desarrollar el suyo propio.
A fin de cuentas, el futuro.
“Distopía” es un proyecto muy bien logrado, arriesgado para el mercado argentino en cualquier línea temporal ante el riesgo de dejar colgado a los lectores con un futuro número que nunca llegara pero que igual se arriesga y trae una de esas antologías que se disfrutan, que tiene sus altos y sus bajos pero que sale bien parada al final.
