Caída libre

El guionista rosarino Gastón Nicolás Flores (Rosario, 1980) se propuso reunir toda su obra dispersa en materia de unitarios, desarrollados junto a distintos dibujantes. Así es que, relanzamiento editorial mediante, de Alquimia Cómics a Editorial Studio Ergo Sum, preparó el primer número de Avalancha, lograda  antología que cuenta con una gran portada de Gonzalo Martínez. Recuperando trabajos que originalmente formaron parte de las revistas rosarinas Términus (Términus Libros) y Quimera (Rabdomantes Ediciones) hace casi una década, además de incorporar material inédito, la revista fue presentada en la última edición de Crack Bang Boom. Transitando géneros variados, que van de la ciencia ficción al policial, pasando por la fantasía épica y el terror, la publicación propone un entretenido recorrido, en 48 páginas B/N y gris, impresas en formato 24×17 cms.

Alud de viñetas

Siete son los unitarios que conforman la presente edición, complementados con notables ilustraciones de Milton Sosa, Nacho Yunis, y Juan Fioramonti, a modo de separadores entre uno y otro.

Rompe el hielo Espiral de sangre (6 páginas), originalmente publicada en Términus N°9, que cuenta con dibujos de Juan Frigeri, El acierto de la trama pasa por su presentación; desde un planteo típicamente policial a propósito del robo de una pieza arqueológica en un museo, pronto el desarrollo vira drásticamente a la aventura fantástica, hasta llegar a un final algo abierto que desafía la comprensión del lector sugiriendo más que explicitando. Los trazos acompañan en todo momento, con marcada influencia del cómic norteamericano. Sigue 20 Dólares (5 páginas), que integró el tercer número de Términus, con magníficas ilustraciones de Lisandro Estherren. Historia ciertamente lineal, con buen giro final, que trata sobre la desaparición de una joven en una gran ciudad. La investigación de un detective privado, por un motivo irrisorio, pondrá en jaque al jefe mafioso local.

La próxima parada del recorrido lleva por título Azar (5 páginas), previamente editada en Términus N°7, que cuenta con Sergio Tarquini como lapicista. Plenamente enmarcada en la ciencia ficción futurista, la trama narra en primera persona el asalto de un grupo civil armado a una fábrica de androides, con quienes nuestra raza está en guerra desde hace tiempo. Uno de sus integrantes oculta un secreto de índole familiar que el resto ignora, y terminará repercutiendo negativamente en la misión. Con salida original en Quimera N°3 bajo el título de Pesquisa Criminal, llega ahora renombrado como Exeunt (8 páginas), un logrado relato con arte del gran Pablo de Bonis. La investigación en curso sobre unos misteriosos asesinatos que involucran al elenco de una obra teatral en cartel en Rosario (con logradas referencias gráficas urbanas), donde todos son sospechosos por muy diversos motivos, es llevada adelante por dos particulares oficiales de la policía, hasta conducir a un inesperado final.

Es el turno del primer estreno, El Dios Serpiente (8 páginas), con dibujo de Gonzalo Martínez, presumiblemente a color, que se presenta convertido a grisados. Original aventura fantástica ambientada en un planeta desértico donde dos especies inteligentes conviven sin saber la una de la otra, entre tradiciones y misticismos varios. Sigue Por un compañero (7 páginas), que formó parte de Términus N°10, con Tarquini repitiendo en los lápices. Policial en un contexto Sci-Fi, donde se vuelve sobre la idea-fuerza de Azar, aunque invirtiendo el sacrificio final, que esta vez corresponde a un robot poseedor de inteligencia artificial. Cierra otro autoconclusivo inédito, El recuerdo constante (4 páginas), nuevamente con Martínez en el apartado gráfico. Breve trama sobrenatural a propósito de las pesadillas de una adolescente que remiten a un encuentro entre dos seres; funciona, aunque podría haber resultado más redondo con otra extensión.

Caída libre de ideas

Desde el cierre de las principales editoriales nacionales en la década del noventa hasta la época actual, mucho se ha dicho (y escrito) sobre la caducidad del formato antológico a la hora de editar historietas en nuestro país. Esta variante en particular, la de compilar unitarios de equipos creativos varios con un guionista/dibujante en común, ha sido poco transitada, no obstante. Y, al menos en el caso que nos ocupa, demuestra una enorme potencialidad.

Pasando en limpio, la experiencia de lectura difiere sobremanera. No es lo mismo haber leído este mismo material en las páginas de Términus o Quimera, junto a otros relatos, que transitarlo en conjunto de la forma en que aquí se presenta. Ello permite apreciar puntos en común entre los distintos autoconclusivos, una marca de autor, si se quiere. La sensación de que en cada inicio la historia aparente arrancar ‘empezada’, por ejemplo, demanda la atención del lector/a desde el vamos, independientemente del género en el que se enmarque. Después, siempre va a haber resoluciones más o menos efectivas, según a quién se le pregunte, es comprensible. Pero en general, el conjunto exhibe gran solidez. Será cuestión de esperar las próximas entregas.