El Rey León

Entre 2019 y 2020, el notable dibujante y humorista gráfico Javier J. Rovella (Lanús, 1975) volvió a transitar un formato que le sienta muy bien, la tira de aparición periódica. Así es que el creador de Cándido, Brunella y Dante Elefante, entre otros, utilizó sus propias redes sociales para desarrollar (con frecuencia diaria) un ambicioso serial enrolado en la aventura de corte fantástico con toques de ciencia ficción que lo tiene como autor integral y, pandemia mediante, terminaría siendo compilado recién este año por el sello Comic.ar en un libro de 96 páginas B/N y gris, impreso en formato 17×17 cms. presentando las 270 tiras que lo completan, a razón de tres por página; edición de impecable factura prologada por el asesor editorial Ariel Avilez.

CANCIÓN ANIMAL

León Rey es un joven porteño desocupado de clase media que vive con su madre en un edificio de departamentos céntrico. Al inicio de la historia (narrada hábilmente en primera persona), va a padecer un extraño accidente en plena calle, justo cuando se dirigía a una entrevista laboral. Luego de sufrir un desmayo y antes de que alguien tenga tiempo de llamar una ambulancia, el muchacho se reanima, dándose cuenta de que acaba de adquirir la extraña capacidad de percibir al resto de la humanidad como personas zoomorfas. Este es el interesante punto de partida de una trama, ciertamente inclasificable, que combina con total naturalidad en un ámbito cotidiano humor, drama y fantasía. Todo regado con apropiadas dosis de suspenso, sin olvidar los obligados remates cada dos o tres viñetas promedio, algunos más graciosos que otros, pero todos siempre frescos e ingeniosos.

Ese percance terminará dando inicio a una serie de encuentros y desencuentros, fortuitos o no, que involucrarán a una serie de peculiares personajes. Su inmediato perseguidor, encarnado en el temerario rinoceronte Rocco, no tendrá empacho en hacerse pasar por un amigo frente a su madre o pelearse en plena calle con un desconocido con tal de dar con el esquivo protagonista. Claro que, en parte, esa actitud se explica por el hecho de que del encuentro entre ambos dependerá la suerte de sus propios hijos, los siempre ambiguos (y humanos) Rina y René. El verdadero antagonista, en la práctica, terminará siendo el enigmático Profesor Simón, que posee la apariencia de un venado y está al frente de un oscuro laboratorio donde se experimenta con animales. Pero León tampoco estará solo, su simpático amigo Joaco, quien acaba de adquirir el aspecto de un burro, le dará una mano en todo este entuerto. Y hasta tendrá un impensado interés amoroso, encarnado en la potra Edha.

CARTA DE UN LEÓN A OTRO   

El arsenal de recursos gráficos desplegado por Rovella en este ambicioso trabajo, que coquetea hábilmente con el subgénero Furry, es amplio y vasto. La utilización de tramas mecánicas, en particular, es digna de mención. Asimismo, resulta interesante ver cómo se mezclan, en perfecto equilibrio, la línea de dibujo realista, vista en Cándido, por ejemplo, con aquella otra deudora del humorismo gráfico, que cultiva más frecuentemente y de la cual es un referente indiscutido en la escena nacional. Hay aquí una notable multiplicidad de enfoques, denodada elaboración en los fondos y cuidado diseño de personajes, con expresividad plena.

A nivel argumental, León Rey atrapa desde el comienzo, manteniendo el interés de la lectura en todo momento, merced a giros narrativos muy bien pensados y mejor presentados, que cuesta anticipar. De hecho, la única crítica que se me ocurre, puestos a hilar muy fino, es que cuando llega el desenlace, uno se da cuenta que el tomo constituye apenas el inicio de la obra. El verdadero final llegaría en un segundo libro, previa serialización digital periódica ya anunciada por el creador en sus redes. Será cuestión de esperar, y no desesperar. Tanto en la web como en el papel. Vale la pena. Y más, también.