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El murciélago y la gata

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El murciélago y la gata

Reseña de la maxiserie Batman-Catwoman, de Tom King, Clay Mann y Liam Sharp, para DC/Black Label, en la edición de Ovni Press

El verdadero final de la etapa del exagente de la CIA reconvertido en guionista Tom King (California, 1978) por los pagos de Gotham City, contrariamente a lo que podría pensarse, no tuvo lugar en el título mensual del hombre-murciélago, sino en un proyecto posterior fuera de continuidad que tardó mucho en concretarse desde su anuncio. Las doce entregas de la maxiserie titulada Batman/Catwoman para el subsello Black Label, en la que se vio secundado gráficamente por un compatriota, el efectivo (¿o efectista?) Clay Mann, pero también, por el británico Liam Sharp,  fueron publicadas en EE.UU. entre 2019 y 2022. El voluminoso tomo compilatorio que Ovni Press dedicó a la obra en Marzo de este año, reúne además el Batman/Catwoman Special 1, con arte a cargo de John Paul Leon, Mitch Gerards, Bernard Chang y Shawn Crystal, totalizando 320 páginas, en formato 24×17 cms.

POR ENTRE LOS TECHOS

Estamos frente a un trabajo muy ambicioso, además de extenso, donde el escriba pretende contarnos el romance entre el caballero de la noche y la más célebre ladrona de joyas, de principio a fin. Ni más, ni menos. Para ello opta por estructurar el argumento en tres temporalidades bien distintas entre sí; pasado, con los inicios de la relación; presente, con ambos lidiando con una tercera en discordia, nada menos que Andrea Beaumont, alter ego de El Fantasma, y futuro; con una avejentada Selina Kyle siguiendo adelante tras la muerte natural de Bruce Wayne. Esto plantea desde el vamos un problema implícito que atraviesa todo el relato, la división de roles en cada tramo. Porque, contrariamente a lo que podría pensarse, aquí la mujer-gato acapara el protagonismo en todo momento, al punto que uno termina preguntándose por qué motivo esto no se llamó Catwoman/Batman. Así las cosas, para bien o mal.

Hecha la salvedad, lo cierto es que el método de escritura denominado ‘narración descomprimida’, del que King suele hacer uso y abuso, vuelve la lectura tediosa en más de una oportunidad. El mismo contenido, desarrollado en una menor cantidad de números, hubiese arrojado un resultado bastante más redondo que lo que terminó siendo en doce entregas, igualmente aceptable. Hay algunos golpes de efecto demorados tan al extremo, que cuando finalmente llegan, terminan repercutiendo en la trama con mucho menos impacto que el esperado; el que refiere a la salud mental del Joker (antagonista excluyente ayer, hoy y mañana) es el ejemplo más concreto de ello. Pero hay otros.

Del mismo modo, cabe destacar que las caracterizaciones son correctas, acordes con el run previo del autor en la serie regular (2016-2019), en el que también se abreva en más de una oportunidad, con buen criterio general. No ocurre lo mismo con el subplot-homenaje al recordado film animado ‘Batman: Mask Of The Phantasm’ (1993), cuyo aporte al serial prometía bastante más. Una oportunidad bastante desaprovechada. Nuevamente, tal vez el problema de fondo sea el tempo del relato troncal. El gran hallazgo del asunto es, sin lugar a dudas, la introducción-actualización de Helena Wayne, hija del justiciero y la villana, devenida en la Batwoman de aquel futuro. Personaje complejo muy bien aprovechado, en buenas interacciones con un avejentado Dick Grayson, que se desempeña como Jefe de Policía de la ciudad.

LOVE STORY

A nivel gráfico, el trabajo de Mann en nueve de los doce números, es óptimo. Es decir, cumple con lo que exige el guión en casi todo momento, brindando buen diseño de personajes y logradas escenas de acción, aunque el toque dramático tal vez no sea su fuerte. La cuota de erotismo que implica una historia de amor como esta, orientada a un público adulto, por el contrario, es uno de sus puntos fuertes. La labor de Sharp, el dibujante suplente en tres números, está más que bien, aunque sus trazos distan bastante del estilo de su colega, lo que no contribuye en nada a la unidad artística del todo, por la que hace maravillas el color de Tomeu Morey. Igual, resulta sumamente interesante la evolución profesional que se observa en el inglés, aportando una línea muy distinta a su colaboración con Grant Morrison en las páginas de Green Lantern, hace unos años, que tampoco estaba mal. El especial, dedicado íntegramente a Selina y ambientado en Navidad, con aportes de varios lapicistas, es una joya absoluta.

44 años, Licenciado en comunicación social. Comiquero por naturaleza, casi. Cinéfilo. Voraz lector, ocasional escritor.

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