Cómics
Wonder Woman de Phil Jiménez: La llegada del Siglo XXI
Repasamos la etapa del notable artista, donde busco emular y homenajear el paso de George Pérez por el personaje.
Sin duda, la llegada de Phil Jiménez a Wonder Woman fue la entrada del personaje al siglo XXI. El notable artista, ya consagrado a la hora de hacerse cargo de la revista, haría también las funciones de escritor, a pesar de su poca experiencia en el rubro, en el número 164. Durante toda su etapa, buscara emular, y de cierto modo homenajear, a la etapa con la que George Pérez había relanzado al personaje.
El autor, ¿Legítimo heredero?: Phil Jiménez
Phil Jiménez nació en Los Ángeles California en 1970, mudándose a New York a la hora de empezar sus estudios en la School of Visual Arts, de la cual se graduó en 1991, con una licenciatura en Bellas Artes.
Fue contratado por DC por el Director Creativo Neal Pozner, y su primer trabajo fue en La Guerra de los Dioses, el final de la etapa de Pérez con la Amazona.
Luego, ya en 1994, Jiménez escribió e ilustró la miniserie DC Tempest, basada en el personaje de la revista Aquaman, que dedicó a Pozner, (muerto el mismo año por complicaciones a causa del virus del SIDA), en dicha miniserie, Phil proclamaría su homosexualidad por primera vez.
Fuera de Wonder Woman, tiene una notable carrera en series como New Titans, Infinite Crisis, New X-Men y The Invisibles (ambas con Grant Morrison).
Comienzos Gloriosos
Cómo decíamos más arriba, el número 164 marca la llegada de Phil Jiménez a la revista de Wonder Woman. Cómo quería arrancar con el pie derecho, arranca con una saga de cuatro partes (Gods of Gotham), dónde relaciona los mundos y creencias de Diana y Batman. Cómo no está seguro con su labor en los diálogos, llama al gran J.M Dematteis para que lo asista, nada mal para empezar.
Pero Phil demostrará que no se anda con pequeñeces, y para el final del encuentro con el murciélago, nos traerá Paradise Lost, dónde cambia para siempre el status de Diana, producto de una Themyscira que acabará con la larga monarquía de su madre Hippolyta. Todo eso, y con diálogos del mismísimo George Pérez.
Luego de estos grandes sacudones, llega un relax, titulado Un Día en la Vida, dónde Lois Lane entrevista a Wonder Woman por un día entero. Además, Jiménez aprovecha para introducir a Trevor Barnes, un afroamericano que se convertirá en el interés romántico de Diana, a pesar de lo que se narraba en ese momento en JLA con Batman. Y hablando de JLA, volvemos a tener a otro groso en los diálogos, Joe Kelly, escritor de Superman y del supergrupo de DC por ese entonces.
Malditos eventos
Pero lo glorioso de estos primeros números empieza a escabullirse cuando Wonder Woman debe empezar a ser partícipe de los eventos de DC. Jiménez empieza su labor de escritor solitario con los crossovers de Out Worlds At War, que si bien se encarga de que éstos se relacionen con tramas y plots que se venían desarrollando en la revista, se hace tedioso que tan rápidamente estemos viendo a la editorial demandar cambios y consecuencias en el personaje. En síntesis, la reina Hippolyta muere en combate porque la lista de fallecidos del evento lo pide, el escritor aprovecha el envión para desaparecer Themyscira y, ya que está, hace que Diana le devuelva a Darkseid (y a Byrne) el ataque a la Isla Paraíso, allá por 1995.
Y si piensan que la era de crossover sorpresa se acabo, llega Joker Last Laugh, un evento que hace que Jiménez tenga que cambiar la saga La Bruja y La Guerrera a la mitad, ya que, a diferencia del evento anterior, la noticia le llegó al autor de repente, y derivó en algo denso que, sin dudas, tenía una buena premisa. En esta saga vuelve Circe; aparece una nueva Silver Swan, trayendo heridas pasadas para Diana; y un nuevo Cheetah, de nacionalidad argentina.
El número 177 es un unitario donde las Amazonas fundan una nueva Isla Paraíso, y parecía el final de la etapa de Phil Jiménez, ya que, todas las tramas planteadas desde casi el inicio habían sido resueltas, pero se le ofreció seguir un par de numeritos más, y eso ya es otra cosa.
Un final irregular
En el número 178, Phil Jiménez comienza una saga que se extiende demasiado (hasta el 183), que lleva a Wonder Woman a enfrentar al grupo de villanas Villainy, Inc. (la versión Post-Crisis), que además presenta a dos villanas que no habían aparecido todavía en el nuevo universo DC: Giganta y Queen Clea.
Lo negativo de todo lo antes presentado es que, a diferencia del número normal de páginas para narrar una historia (21-22 páginas), la aventura está narrada de a 15-16 páginas para dejar espacio a un back-up (historia complementaria), protagonizado por Troia (Donna Troy), que encima es más interesante que lo narrado en la parte principal de la publicación. Mención aparte a las diferencias en el apartado gráfico, dónde Phil se hace cargo solamente de Donna, dejando a Roy Allan Martínez en la historia principal, un dibujante bastante correcto y cumplidor, pero lejos del nivel que veíamos viendo.
Gracias a Dios, la saga concluye, y Jiménez vuelve con todo en el número 184, con una linda saga donde Diana viaja a los años ’40 y hace team-up con su madre, para preparar el terreno para, ahora sí, su despedida definitiva del título.
“Revenge of the Cheetah” (la venganza de Cheetah) es el título de la última saga de Phil Jiménez a cargo de Wondie. La trama no es muy complicada, todo se reduce a una guerra entre la villana clásica (presentada en la etapa de Pérez), y el nuevo (Sebastián Ballesteros), pero hay participación de diversos personajes (vuelven Troia, Circe, Artemis, entre otras), tramas que se van mezclando entre sí sin arruinarse mutuamente y, detalle de color, todo transcurre en Buenos Aires.
El 188 es el final, no hay grandes amenazas, ni villanos, pareciéndose mucho al número de Kelly, es decir, un desarrollo de Diana como persona, enfatizando el mensaje que supuestamente representa: libertad, amor, paz y verdad.
Conclusiones
Phil Jiménez siempre sintió su etapa de Wonder Woman como una decepción, justificándose en la cantidad de veces que estuvo controlado por los diversos (y embolantes) eventos de la editorial DC. Por otro lado, reconoció que su meta era muy ambiciosa, y que prefiere haber fracasado ambiciosamente, que haber pasado sin pena ni gloria.
A lo largo de esta nota, vimos que la gran mayoría de sus ideas, fueron más aciertos que fallas, y que, las veces que se sintieron las tramas pesadas, fue más producto de un capricho editorial, que del propio Jiménez en sí.
Hay si, una cuestión negativa que se le puede atribuir al autor. Su hipernarratividad, heredada de Pérez también, que puede hacer demasiado pesadas las sagas, sino hay un artista extraordinario o llamativo al frente del apartado gráfico.
En conclusión, una etapa que se deja leer, con grandes momentos, personajes que se van desarrollando, y que, a pesar de los caprichos de DC, pudo llevar una coherencia aceptable.