De finales y principios

Se fue otra Crack Bang Boom. Y con esta ya van doce, intervalo pandémico mediante. Claro que la edición que acaba de terminar tiene una connotación importante, imposible de soslayar; es la última celebrada en el Centro de Expresiones Contemporáneas (CEC, para los rosarinos), ubicado en la intersección de Bajada Sargento Cabral y la ribera del río Paraná. Y si bien sabemos que el predio de la ex-Rural del Parque Independencia va a convertirse en un escenario geográfico sumamente ventajoso para la querida convención internacional de historieta, nada va a ser lo mismo sin la concurrencia dispersa entre los clásicos galpones y sus adyacencias al aire libre, con el río marrón oficiando de telón de fondo.

Cierto es que el predio hace tiempo quedó chico, pero eso también forma parte del encanto de la CBB. Si hasta el recientemente habilitado Callejón de los Artistas ubicado en el subsuelo del Galpón 11, con su intrincado recorrido laberíntico donde todos (historietistas y público por igual) se chocan una y otra vez al recorrerlo, devino en otro clásico instantáneo del itinerario. Por no hablar del Centro Cultural Parque de España, con su galería de pasillos destinada para exposiciones de dibujantes o el Teatro Príncipe de Asturias, recinto ideal para las charlas de los invitados destacados, que tantas presentaciones albergó. Dejo para el final a la Carpa de los Fanzines, verdadera puerta de ingreso a este fantástico mundo, con su recorrido gratuito para los asistentes (siempre al paso) y la posibilidad única para los creadores de completar su formación al tiempo que muestran y comercializan su material.

Espacios cerrados y abiertos. Lugares sentidos y amigos. Con la historieta como centro y obligado punto de encuentro, pese a que los medios de comunicación audiovisuales no especializados rara vez lo reflejen en sus informes y/o coberturas. Ese es un poco el espíritu de la Crack que supo perdurar a través del tiempo, volviéndose palpable para locales y visitantes. Si alguien tiene alguna duda de esto, basta con repasar el discurso de agradecimiento que Eduardo Mazzitelli brindó el pasado sábado 19, desde el escenario (por primera vez) al recibir el Premio Carlos Trillo en reconocimiento a su trayectoria.  

Según el antropólogo francés Marc Augé (Poitiers, Francia, 1935), un lugar puede definirse por su cualidad de identitario, relacional e histórico. Si, por el contrario, el espacio no cumple con ninguna de estas características, será, por definición, un no lugar. He allí el principal cambio que el evento deberá afrontar durante el venidero año. Organizadores, artistas, expositores, público en general y difusores deberán coincidir por primera vez en un ámbito geográfico totalmente nuevo. Ni mejor ni peor, pero sí, diferente. Que habrá que hacer propio, empezando de nuevo. Desde cero. Otro de los tantos desafíos para los hacedores de la historieta en un 2024 que se avisora difícil, como mínimo.

Por lo pronto y por todo el camino recorrido en este tiempo, las anécdotas, los recuerdos, el cariño que se renueva en cada encuentro, infinitas gracias. Continuará.

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