Cómics
Doom Patrol de Grant Morrison. Un antes y un después
Manuel repasa los 4 años del escocés junto a Richard Chase al frente del grupo.
Cómo veíamos en la última nota sobre la Doom Patrol, la etapa de Paul Kupperberg había logrado rescatar al grupo del olvido, con una renovación de miembros mediante, pero no había podido salir del status quo de los súper grupos del momento, es decir, los X-Men de Chris Claremont. Con el riesgo de cancelación por bajas ventas, DC le ofrece el título al guionista Grant Morrison, que venía de meter batacazos como Animal Man y Batman: Arkham Asylum. Aprovechando el evento/crossover Invasión!, Celsius y Scott Fisher morían, el espíritu negativo abandonaba a Negative Woman, Lodestone quedaba en coma, y Karma dejaba el grupo. La Doom Patrol de Kupperberg dejaba de existir
En el número 19, Grant Morrison y Richard Chase aterrizaban en la revista. Morrison dice que lo que se propuso fue “(…) hacer volver a las raíces de los personajes, al concepto básico con el que fueron creados (…)”. El autor refiere a que, en la primera etapa de la Patrulla (de la cual también hablamos hace tiempo), el slogan era “Los héroes más extraños del mundo”, caracterización que se había perdido. Pero, consciente de que no podía hacer un comic de la década de 1960 en 1989, el escocés decía “(…) tome lo extraño en un sentido moderno (…) y así metí otras influencias, como el surrealismo (…)”
Con estas ideas, el autor se quedaría en el título hasta el número 63, es decir, 4 años ininterrumpidos. Pero que marca dos etapas totalmente distintas, así que hablaremos por separado de cada una.
Primera etapa (1989-1991)
Con la Patrulla prácticamente disuelta, Morrison decide empezar su etapa redefiniendo a su miembro más famoso, Robotman. El escocés nos muestra a un Cliff Steele recluido en un hospital psiquiátrico, mostrándolo como un mutilado total, que padece su condición de una manera extrema, su humanidad. Ya nos dejaba en claro que no estábamos ante un comic de la Liga de la Justicia, o de los Titanes.
El autor construye, en estos primeros dos años, la identidad de toda su etapa. El desarrollo de los personajes es el atractivo principal, mientras, en el medio, el delirio, la locura y el surrealismo van creciendo a la par. Según Morrison, los miembros de la Doom Patrol “(…) eran los únicos superhéroes lo bastante perturbados como para poder enfrentarse al tipo de amenazas para la cordura y la realidad a las que ni siquiera Superman podría plantar cara”
Así, y a pesar de volver a la identidad de Arnold Drake y Bruno Premiani, Morrison destruye ciertos cánones, y realiza algunos guiños a su época favorita del comic de superhéroes (la década de 1960). Conservando sólo a Cliff y al Jefe Niles de la etapa original, el escocés reconvierte a Larry Trainor (el Negative Man original) en Rebis (un ser hermafrodita, producto de la unión de Larry Trainor, el espíritu negativo y Eleanor Poole), pero decide no hacer volver a Rita Farr (el miembro femenino original del grupo), y crea a Crazy Jane (Kay Challis, una mujer con un severo trastorno de identidad disociativo). Además, rescata a Dorothy Spinner y a Tempest (Joshua Clay) de la etapa de su predecesor. Para finalizar, La reformada Patrulla Condenada utiliza como base de operaciones la antigua guarida de la Liga de la Justicia de América.
Tras un primer año más de tono “superheroico”, Morrison introduce a dos personajes fundamentales para su etapa. Uno es Danny la Calle, quizás el personaje más original, un La Calle autoconsciente qué, además, es travesti. Inspirada en el famoso dragqueen británico Danny La Rue, Danny ingresará a la Doom Patrol y, posteriormente, se convertirá en cuartel de la misma
El otro personaje que el escocés introduce es Willoughby Kipling, un John Constanine de la B, ante la imposibilidad de Morrison de no poder usar al autentico, por no obtener permisos de su creador, Alan Moore.
Pero, además de los progresos individuales, la propia Doom Patrol es desarrollada como grupo en sí mismo. Sus personajes no se quieren del todo, no son amigos, sólo están allí por el simple hecho de no tener ningún otro lugar adonde ir, no tener a nadie más a quién recurrir.
Los villanos merecen su apartado. En éstos primeros 22 números vemos desfilar villanos como Red Jack (una entidad que dice ser Dios y Jack el Destripador), los Hombres Tijera (miembros de una secta, y habitantes de una ciudad imaginaria, que busca ocupar la realidad), El Culto del Libro no Escrito (una religión que busca destruir el mundo), y la Hermandad de Dada del Mr Nobody, en reemplazo de la Hermandad del Mal original. Morrison deja en claro que, los villanos de la Doom Patrol también necesitaban un lavado de cara.
El escocés finaliza su segundo año a cargo del grupo recreando a Lodestone (recuerden que estaba solamente en coma). Rhea Jones evoluciona a un nuevo estado mental y físico, dándole una identidad más imaginativa e interesante, que la convierte en un personaje mucho más destacable. Además, todo este delirio cósmico nos lleva a una saga al estilo space opera, dónde dos facciones se enfrentan, y la Patrulla queda dividida en bandos diferentes.
Segunda etapa (1991-1993)
Es a partir de 1991 cuando Grant Morrison decide profundizar en su idea sobre los miembros de la Doom Patrol. Ya no serían solamente un grupo de inadaptados, sino que deberían ser mostrados como los personajes más reales, en un contexto irreal.
Antes del número 42, la Patrulla parecía compartir el mismo universo que los demás personajes de la editorial DC (incluso había habido una aparición de la Liga en la saga del cuadro de París), pero es aquí dónde empieza lo más “poco convencional” que destaca a esta etapa.
En el mencionado número 42, Morrison introduce a Flex Mentallo, un héroe musculoso que homenajea al famosísimo Charles Atlas. Junto a éste, aparecen los Hombres de N.A.D.I.E, que supuestamente habían aparecido un par de números atrás, pero Flex demostrará a la Patrulla que esto no fue así.
Luego, está el regreso de la Hermandad de Dada, con nuevos miembros, en una saga entretenida, con mucha psicodelia, pero que, además de un par de escenas, no hay mucho más para decir.
A esta altura es cuando uno nota que Morrison empieza a mostrar ciertas falencias, como la perdida de originalidad con algunas tramas. Si vemos el tono general, no hay problemas, nuevas amenazas, nuevos retos, todo en un marco bizarro. Pero las tramas se le escapan de las manos muchas veces y, si no fuera por el enorme trabajo de los artistas en el apartado gráfico, el comic se volvería mucho más denso.
Lo bueno sigue estando en el desarrollo de los personajes, como el mencionado Flex Mentallo, el genial número del Cazador de Barbas (palos a Punisher y a Alan Moore al mismo tiempo), los pequeños pasos que da Dorothy en aprender a controlar sus poderes y el autodescubrimiento que hace Rebis. Además de esto, un genial homenaje a los comics de Stan Lee y Jack Kirby.
Pero todo termina, y estamos en la recta final. A partir del número 54, Morrison comienza a dar cierre a sus tramas aún sin concluir, y todo mejora un poco, ya que, en estos últimos 9 números, buscara centrarse en los miembros de la Patrulla. Los personajes empiezan a ser el foco de atención, en varias historias interconectadas, que se acerca más al espíritu cuasi-superheroico de los primeros dos años.
Vemos la transformación definitiva de Rebis, (que trasciende su propia morfología en un número completo dedicado a él); un Robotman que sufre una evolución que, dependiendo de cómo se lo mire, puede ser buena o mala; una Crazy Jane que viaja al interior de sí misma; una Dorothy (personaje hasta ahora casi de fondo) que se revela un oscuro secreto con el que el grupo tendrá que lidiar; y el Jefe Niles Caulder, a quién Morrison expone ante el lector de una manera brillante, por fin conocemos al hombre detrás de los hilos de la Patrullla.
En el medio de estos números, y para dejar en claro su postura, el escocés realiza un especial llamado Doom Force, dónde se burla del estilo narrativo y visual de los comics de principios de la década del 90. Poses imposibles, músculos hasta en la sopa, dientes apretados y gente de ambos sexos casi en bolas. Una genialidad.
Nuevos miembros de esta etapa
Crazy Jane: personalidad dominante de Kay Chalilis, quién sufre un gran desorden de personalidad. Tras la explosión de la Bomba Genética (sucedió en el evento Invasión!), cada una de sus 64 personalidades adquirió un superpoder distinto.
Flex Mentallo: héroe musculoso, obvia parodia a las publicidades tipo Charles Atlas, que aparecían en los cómics en las décadas de 1950 y 1960, que es capaz de alterar la realidad mediante la flexión muscular
El Apartado gráfico
El artista principal de esta etapa es Richard Case, y cumple. El artista entiende a la perfección lo que Morrison quiere trasmitir, a tal punto que, cuando otros artistas vienen a reemplazarlo, la ausencia se nota. Los otros artistas no son horribles (esta Ken Steacy y Sean Phillips, entre otros), pero Case es el indicado, y no hay con que darle.
Las portadas son una maravilla también, con el dibujante Simón Bosley convirtiéndose en un favorito de los fans.
Conclusiones
El escocés siempre defendió su etapa aludiendo que “(…) era un comic de superhéroes muy lineal (…) cuando yo hacía Doom Patrol, había gente que saltaba, porque no estaba acostumbrada a ver nada que no fuera tipos pegándose. Lo siento por ellos”. Además de explicar la estructura de los guiones: “(…) en todos los números se juntaban, combatían a una amenaza contra el universo o contra la realidad y al final ganaban (sic)”. Es casi seguro que el autor refería a que la Doom Patrol estaba para disfrutarse sin necesidad de entender todo lo que ocurría, pero es obvio que esta etapa no es para cualquier lector.
Hay sagas con un tono más superheroico que pueden llegar a un público un poco más amplio, pero, sin dudas, el problema de la etapa de Morrison es que se aleja demasiado de las estructuras básicas de un comic de superhéroes del momento, para devenir en una historieta más de autor qué, incluso para las innovaciones de la época, era demasiado. Algo similar habíamos visto en su run en Animal Man.
Fuentes de las citas de Grant Morrison
- Entrevista realizada por Andrés Accorsi, citada en la revista Comiqueando; año III n°24, del mes de noviembre de 1996; págs. 48 y 49
- Morrison Grant; Supergods; Turner Publicaciones S.L; Madrid; 2012 [2011 ]