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Animal Man de Grant Morrison. Una aproximación distinta al realismo.

Cómics

Animal Man de Grant Morrison. Una aproximación distinta al realismo.

Manuel Garcia Muro nos habla de Animal Man, personaje creado a mediados de los ’60, pero que su momento de gloria fue en su relanzamiento a cargo del escritor escocés Grant Morrison.

Es normal escuchar que los cómics de superhéroes estadounidenses alcanzaron su grado de madurez a fines de la década de 1980. Esto se justifica en la publicación de ciertas obras y/o etapas que fueron un antes y un después para dicha industria, derivando algunas veces en un desprecio hacia lo publicado décadas anteriores bajo el apelativo de “historias infantiles”.

Sin embargo,  muchas de las publicaciones que tuvieron tanto renombre, hablando estrictamente de DC cómics, fueron relanzamientos de personajes  creados originalmente mucho antes de 1986 que, al no tener éxito entre los fans, habían desaparecido de las revistas publicadas por la editorial.

¿Por qué les estoy diciendo todo esto? Porque hoy vamos a hablar de Animal Man, un claro ejemplo de lo dicho en el párrafo anterior, personaje que fue creado a mediados de los ’60, pero que su momento de gloria fue en su relanzamiento a cargo del escritor escocés Grant Morrison.

Grant antes de Buddy, y Buddy antes de Grant

Nacido en Glasgow Escocia el 31 de enero de 1960, el guionista Grant Morrison había logrado ingresar a Marvel UK (la filial británica de su par estadounidense) a sus tempranos 26 años. Decidido a dedicar 100% de su tiempo al trabajo recientemente adquirido, comenzó a realizar colaboraciones en Dr. Who y Zoids, mientras trabaja en su propia serie, Zenith, ésta última para la revista británica 2000AD, es por éste último trabajo mencionado que recibe una llamada de la editora Karen Berger para sumarlo a la editorial DC cómics. El problema era que a Grant le faltaba pensar el proyecto con el cuál impresionaría a la interesada, a la presidenta de DC Jenette Khan y al vicepresidente de la compañía, Dick Giordano. Es en el viaje a la reunión, pactada en Londres, dónde Morrison recorrió su infancia, redescubrió a Animal Man, un personaje que había leído cómo historias complementarias de la revista “Adventures Comics”, y que pensaba que merecía una nueva oportunidad en esta DC en renovación. Obviamente, no le fue difícil venderles el concepto a sus entrevistadoras/res.

Pero las aventuras de Buddy Baker, alter ego del hombre con poderes de animales, no habían sido lanzadas en los años ’70, cuándo el escocés tuvo acceso a ellas, sino en 1965, en la revista Strange Adventures 180, creado por Dave Wood y Carmine Infantino. Luego de las cuatro aventuras que Morrison señala haber leído, el personaje sólo había vuelto a aparecer durante la gran saga de Marv Wolfman y George Pérez, es decir Crisis en Tierras Infinitas, como uno de los miembros pertenecientes a “Los Héroes Olvidados”, junto a contemporáneos como Capitán Comet y Adam Strange.

Así llegamos a 1988, con el lanzamiento del número 1 de Animal Man, abriendo lo que sería una miniserie de cuatro números a cargo de Morrison, el artista Chas Troug y con portadas de Brian Bolland.

Un inicio ha pedido del contexto

Los primeros cuatro números de Animal Man arrancan de manera sencilla, se nos presenta a Bernhard “Buddy” Baker, un hombre de mediana edad que trabaja cómo doble de riesgo,  además de poseer la habilidad de absorber  las capacidades de los animales que lo rodean, producto de recibir el impacto de una explosión de una nave extraterrestre.  Si, bastante tonto ¿no?, pero es aquí donde Morrison nos deja entrever una parte del mensaje que busca trasmitir.

El autor convierte a Buddy en un activista en defensa de los derechos de los animales no sólo para dar conocimiento de éste tema, sino para abordar y desarrollar temas como la experimentación, la caza y demás actividades culturales que implican el asesinato indiscriminado de los mismos. Animal Man pasa a ser vegetariano y, además, la cara visible de diversas ONG’s y organizaciones en favor de los derechos animales (en la revista, obviamente), teniendo bastantes acuerdos, pero también cuestionamientos. Morrison creía que un superhéroe que recibía sus poderes de los animales no podía no hacer nada por defender a los mismos

No hay mucho que más que decir de éstos primeros cuatro números, más que el escocés siempre aclaró, en futuras entrevistas, que realizó lo que él entendió que DC quería, es decir, la inserción de los superhéroes en un mundo más adulto y realista, cuyo sinónimo del momento era, y algunas veces aún hoy lo es, con matices más oscuros y violentos. Así que, cuándo le pidieron prolongar la miniserie, convirtiendo Animal Man en un título mensual, sintió que aquélla dirección ya estaba agotada, así que busco el efecto contrario, es decir, volver a algo más tradicional. Y aquí fue donde todo volvió a empezar.

“¿Están confundidos? Sé que yo lo estoy”

La, ahora serie, de Animal Man debuta con “El Evangelio del Coyote” (nominado a un Eisner en 1989), un unitario dónde se tratan muchas cosas, cómo la naturaleza de las obras de ficción, la relación entre el autor y la creación, la vida y la muerte, entre otras. El protagonismo recae en un personaje de caricatura que se sacrifica para advertir a Buddy de la naturaleza de su existencia. El número es uno de los favoritos del autor, y una joya que no ha envejecido para nada. Y  es a partir de este número 5 cuando todo se desata, si bien la causa animalista sigue estando ahí, ésta va perdiendo terreno frente a temas más complicados como la naturaleza de la realidad en sí misma. El guionista tenía la idea de no hacer un “realismo áspero”, de moda por aquéllos años, sino algo más tradicional y heterogéneo, más parecido al Flash de la Silver Age, o las historias clásicas del mismo Animal Man, que tanto le habían fascinado.

Buddy Baker se embarca en una serie de aventuras cada vez más retorcidas en las que Morrison combina todos los elementos del Universo DC que se le ponen por delante, además de mostrarnos los verdaderos matices del comic: la yuxtaposición entre distintos planos de la realidad, desarrollada a través de un misterioso estudio, que de a poco nos va revelando detalles sobre el mundo de las viñetas.

No hay que confundirse, el guionista no está escribiendo tonterías. Primero, está negando el realismo que pretende ser adulto a través de lo cliché de ésos días. Para Morrison el realismo no es sexo, drogas, violencia y distopías aplicadas al mundo del cómic, sino afirmar que los personajes plasmados en los mismos no existen, que no tienen voluntad propia, ya que, el guionista es dueño y señor de este mundo, hace hablar y pensar a los personajes, les introduce sus principios, ideas, miedos y antipatías. Pero, además, es el conductor que dirige al lector hacia la conclusión que desea.

Sin embargo, a través de las preguntas que Buddy se va haciendo a través de sus distintos descubrimientos, podemos llegar a empatizar con él, ya que, no son muy distintas a las que los lectores pueden hacerse comúnmente. El superhéroe que sabemos que no existe nos termina importando más qué él qué trata de mostrarnos que vive en un mundo muy parecido al nuestro.

Una crítica que puede hacerse es que algunos de  los temas aquí tratados no son muy comunes al mundo de los superhéroes, y podrían dejar en jaque a más de uno. Hay momentos dónde, las referencias a eventos y personajes, son sólo captadas por alguien con un nivel de conocimiento casi erudito, en cuánto al universo de DC estamos hablando.

En cuanto al apartado gráfico, Chas Toug y Doug Hazlewood cumplen su labor en lápices y tintas, respectivamente. Realmente, no hay mucho para destacar, sumado  al  gran desfile de artistas consagrados que presentaban las demás revistas de la editorial. Las portadas de Brian Bolland, por otro lado, son espectaculares y muy imaginativas.

Conclusiones

Animal Man es una obra dónde Grant Morrison realiza una ruptura de la cuarta pared, dónde consigue la comunión del lector y del autor en niveles íntimos. Estudia a los personajes que pueblan los cómics de superhéroes, su naturaleza, su creación, serialización y universo. El contexto de la obra sólo la hace resaltar más, pocos se atrevieron a hacer lo que el escocés hizo en éstos 26 números

Pero también, como ya dijimos, no es una obra para cualquier lector, más allá de las intenciones de Morrison de hacerlo, las referencias son muy concretas en algunas ocasiones, y la pausa en la lectura para entenderlas pueden ser una constante que termine derivando en cansancio.  Aunque, siendo honesto, sin ellas la idea del guionista no estaría completa.

Recientemente, Ovni Press publicó esta obra en tres volúmenes, la recomendación sería ir por esta publicación, aunque también existe la de ECC España, con la singularidad de la tapa dura, y, esto ya para verdaderos cazadores de tesoros, los tacos, o números individuales de editorial Zinco que llegaron en los años ’90.

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