Cómics
La muerte le sienta bien
Reseña del libro La Muerte de Superman: Especial 30 Aniversario, reciente edición conmemorativa de DC-Ovni Press sobre el deceso noventoso del personaje
Corría 1992 cuando el mundo entero se sorprendía con un evento mainstream orquestado por DC Comics destinado a recuperar la atención del público sobre las series del primer superhéroe de la historia, creado por Jerry Siegel y Joe Shuster en 1938. Sin mucha lógica ni originalidad, un monstruo salido de las entrañas del planeta, bautizado mediáticamente con el nombre de Doomsday, emprendía un devastador derrotero por varios estados norteamericanos hasta llegar a Metrópolis. En su camino se atravesaría la Justice League Of América, a la que despacharía fácilmente; dejando al hombre de acero como principal oponente, para una serie de memorables rounds que acabarían en un engañoso empate, con ambos contendientes muertos frente a las puertas del Daily Planet. Momentáneamente, obvio.
Por estos lares, Editorial Perfil publicó en un volumen integral el arco argumental completo, pero tuvimos que esperar un tiempo más hasta el arribo del Grupo Editorial Vid al país, para conocer las sagas posteriores, Funeral for a friend y Reign of the Supermen. A tres décadas de aquello, DC celebró mediante una edición alusiva titulada The Death of Superman 30th Anniversary Special, con cuatro historias complementarias ambientadas en aquella continuidad, escritas y dibujadas por los mismos equipos creativos que gestaron la saga original. Su actual licenciataria para Argentina y la región, Editorial Ovni Press hizo lo propio el mes pasado, en un tomo de 184 páginas que incluyó, además, la lograda miniserie Day Of Doom, del 2003.
ME VERÁS VOLVER
El primer relato, La vida de Superman, cuenta con 41 páginas de extensión. Está escrito y dibujado por el gran Dan Jurgens, complementado por las tintas de Bret Breeding y los colores de Brad Anderson. Lamentablemente, la historia no está a la altura, debido, principalmente, al escaso peso del ‘villano de turno’, Doombraker. Robándose a sí mismo, el creador abreva en Superman-Doomsday: Hunter-Prey, para hallar una excusa argumental vinculada a la teoría evolutiva que permita justificar el inverosímil origen del nuevo engendro. Más interesante resulta la otra subtrama, con Lois Lane contando a su hijo Jonathan los pormenores del deceso de su padre, que el pequeño desconocía. La faz gráfica es lograda, lo que eleva un poco el resultado final.
Más redondo resulta el segundo unitario, Todo lo posible, ideado por el genial Jerry Ordway, secundado por Tom Grummett en los lápices, Doug Hazlewood en las tintas y Glenn Whitmore en el color. Ambientada durante el mítico enfrentamiento entre ambos titanes, se enfoca en Ma y Pa Kent siguiendo la cobertura televisiva del evento desde su granja familiar en Smallville, mientras repasan el célebre álbum de recortes dedicado a las proezas de su hijo adoptivo, descubriendo un apartado especial que los lectores desconocíamos. Emotiva secuencia, muy bien pensada y ejecutada en apenas 10 páginas.
Con similar extensión, Montando guardia lleva las firmas del inagotable Rogern Stern en el argumento y Butch Guice en los dibujos, con Glenn Whitmore coloreando. Aquí es el célebre Guardian quien lleva la voz del relato, para dar cuenta de su participación en la contienda que generó destrozos de todo tipo en gran parte de Norteamérica, incluidas las instalaciones del siempre polémico Proyecto Cadmus. Enfoque narrativo tan simple como directo, bien complementado por un arte de corte sumamente clásico (más los cameos de Dubbilex, Dan Turpin y Maggie Sawyer).
La última nueva historia complementaria lleva por título Tiempo, cuenta con guión de Louise Simonson, arte de Jon Bogdanove y colores de Glenn Whitmore, e inserta retroactivamente en continuidad al comprometido civil John Henry Irons, un tiempo antes de convertirse en Steel. Su desempeño durante aquella jornada lo ubica cerca de su comunidad, intentando dar una mano a las víctimas del desastre ocasionado por el monstruo extraterrestre, aunque siempre un paso detrás del malogrado Superman. Buena re-presentación de uno de los mejores personajes que dejó El reinado de los Super-hombres, que incluye un par de logrados guiños a los fans del personaje.
El final llega con un arco argumental de cuatro partes que constituye, por mucho, lo mejor del libro. Día de la perdición, es una miniserie que hace veinte años reunió los talentos de Dan Jurgens en textos e imágenes, y Bill Sienkiewicz en las tintas (combinación de estilos cuanto menos curiosa, pero sorpresivamente eficaz), más Hi-Fi Design en color, para explorar las consecuencias del deceso del primer superhéroe de la historia desde un punto de vista sumamente interesante, el del hombre de a pie.
Históricamente, son contadas las veces que los guionistas han abordado la profesión de Clark Kent como eje temático para una trama. Ante un nuevo aniversario de la muerte del protector de Metrópolis, el editor Perry White encarga una nota alusiva a Ty Duffy, joven periodista del Daily Planet no muy entusiasmado con la comisión que, no obstante, contactará a los colegas Kent y Lane, Booster Gold y Blue Beetle y varias de las víctimas del desastre causado por Doomsday, para lograr un enfoque propio. Mientras tanto, ciertos patrones de antaño que precedieron la violenta travesía del titán se repiten misteriosamente en la actualidad. El antagonista, creado para la ocasión, lleva por nombre Remnant y es más un pretexto narrativo para inducir a la reflexión que un verdadero peligro a resolver. Así y todo, funciona. Más que bien.