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División Palermo: Una comedia en la que todos forman parte

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División Palermo: Una comedia en la que todos forman parte

 La comedia a través de sus ocho capítulos se permite jugar con la sátira, los organismos gubernamentales e ironizar con iniciativas como las de la “inclusión”.

 

División Palermo (Argentina/2023). Showrunner: Santiago Korovsky. Dirección: Santiago Korovsky y Diego Núñez Irigoyen. Guion: Santiago Korovsky, Ignacio Sánchez Mestre, Florencia Percia, Martín Garabal, Martina López Robol, Mariana Wainstein, Ignacio Gaggero e Ignacio Gaggero. Elenco: Santiago Korovsky, Pilar Gamboa, Daniel Hendler, Martín Garabal, Charo López, Hernán Cuevas, Renatao Condori Sangalli, Facundo Bogarin, Marcelo Subiotto, Carlos Belloso, Iair Said, Alan Sabbagh y y Valeria Lois. Duración: Ocho episodios de entre 25 y 30 minutos. Disponible en Netflix desde el viernes 17 de febrero.

 

Acorde al público al que apunta, bastaron solo un par de días para que la producción nacional “División Palermo” se viralice y consiga posicionarse en la cima de los productos más vistos de la plataforma Netflix.

Se trata de una comedia de apenas ocho capítulos de menos de media hora de duración llena de argentinismos que toma muchos de los tópicos de la llamada nueva comedia norteamericana para enarbolar, ante todo, la bandera de la incorrección política.

La serie fue creada y protagonizada por Santiago Korovsky, un actor que si bien viene brindando desde hace tiempo el presente en la industria, ha visto despegar su carrera y popularidad al participar dentro de la misma plataforma en productos como “Casi Feliz” (donde oficia como creador y actor) y en la serie “El Reino” interpretando al asistente de Nancy Dupláa.

Aquí haciendo gala de un humor simple y efectivo; y un elenco plagado de rostros reconocibles principalmente para la generación que ya supera los 30 años, se permite jugar con la sátira, los organismos gubernamentales e ironizar con iniciativas como las de la “inclusión”.

El protagonista de “División Palermo” es Felipe Rozenfeld (Santiago Korovsky), un joven judío de carácter taciturno y escasa ambición, que apenas comenzada la serie es abandonado por su novia y despedido cordialmente por su padre de la empresa familiar de la que hasta entonces formaba parte. Su mal paso no termina allí y apenas unas horas después, es víctima de un robo, situación que lo llevará a acercarse a la comisaría más cercana. Allí, por un error administrativo termina siendo entrevistado por la oficina de reclutamiento de un nuevo cuerpo dispuesto por la policía de la ciudad de Buenos Aires (aunque a ciencia cierta no se la nombre), la “División Palermo”.

El grupo es una suerte de “Guardia Urbana”, carente de armas y constituido con el propósito de lavar un poco la cara y recomponer la mala imagen de una fuerza vinculada a los malos tratos y a la represión.

Felipe, con intenciones de dejar atrás su pasado, ve en este nuevo proyecto una posibilidad de cambiar su vida. Asimismo la fuerza ve en su apellido judío una clara razón para incluirlo en este nuevo grupo nacido con el fin de mostrar “diversidad e inclusión”.

Miguel (Daniel Hendler), quien tiene un brazo ortopédico, es el jefe de esta particular división que se completa con un enano, una persona ciega, un boliviano enamorado del stand up, un anciano sordo, un gordo, una chica trans hija de un comisario y finalmente Sofía (a cargo de Pilar Gamboa) una joven en silla de ruedas por la que Felipe se sentirá atraído. Ninguno de los reclutas parece estar demasiado contento de ser parte de esa fuerza, no cuentan con formación ni experiencia alguna y solo parecen estar ahí para cumplir con el cupo de minorías que pretende mostrar la policía.

Rápidamente esa extraña formación se convertirá en el foco de burlas tanto de la policía como del grueso de los ciudadanos. Un equipo de perdedores destinado al fracaso qué, sin embargo y casi sin quererlo, se verá envuelto en un caso gigantesco.

El visionado de esta primera temporada deja un buen sabor de boca y constituye un soplo de aire fresco y originalidad para lo comedia argentina (algo que también se ha podido apreciar en “Porno y Helado”, disponible en la vereda de enfrente, “Amazon Prime”). El guion sin demasiadas pretensiones juega con muchos de los preceptos de la nueva comedia americana, sobre todo aquel que hace del absurdo generalizado su regla principal.

Existen situaciones y elementos dispuestos como disparadores que se presentan todo el tiempo, aunque es cierto que aquellos que dependen de los rasgos y cualidades físicas e intelectuales de sus personajes son los que acaparan el mayor protagonismo.

Respecto a esto, es preciso mencionar que a la serie nunca le tiembla el pulso en su afán de reírse con las minorías. Temas que para muchos serán delicados son bajados a tierra y naturalizados sin nunca denotarse una falta de respeto. No es sencillo, y allí radica uno de los mayores logros de la serie: todos forman parte y son un requisito indispensable para dar forma a la comedia.

En épocas de corrección política y cierta cultura de cancelación hace uso de un humor que, si bien no es nuevo, hacía mucho tiempo que no se veía. Lo irónico es que lo hace dentro de una plataforma a la que se la suele emparentar con el marketing de la inclusión forzada, razón que la torna aun mucho más divertida.

Con reminiscencias a productos como “Locademia de policía” ó más cercana en el tiempo “Brooklyn Nine-Nine”; la serie avanza haciendo gala de un sinfín de gags hilarantes en los que tienen un peso marcado los secundarios. Entre estos se destaca una pareja de policías peculiar: Esteban (Martín Garabal) y Paloma (Charo López).

La serie es un hecho político en sí, y explotando su burla hacia la gestión inclusiva es donde mayor merito alcanza. La crítica acompaña sutilmente todo el relato trazando paralelismos con el presente mostrando, por ejemplo, videos extravagantes y bélicos de una ministra de seguridad que aboga por la mano dura. Como dato anecdótico vale mencionar que el cuerpo policial verdaderamente existió en la Ciudad de Buenos Aires entre los años 2004 y 2008.

“División Palermo” es una comedia que a fuerza de un humor mordaz e irreverente consigue reírse de la corrección política al tiempo que invita al público en general a hacerse cargo de las caretas que muchas veces portamos pregonando un discurso de inclusión que rara vez aplicamos.

La mayoría de los chistes funcionan con un timing perfecto y la corta duración de los apenas ocho episodios que componen la serie permite un rápido visionado de la misma. Muchos de sus personajes están rotos tanto por fuera como por dentro, por lo que le resultaran mucho más cercanos al público espectador.

Su punto fuerte es, como mencionábamos párrafos arriba, que nunca se burla de las minorías propuestas. Incluso, en su mayoría, emplea artistas que realmente cuentan con una discapacidad, teniendo todos momentos claros de protagonismo. Nadie es más importante que el otro.

“División Palermo” es, más allá de una efectiva comedia que nada teme al qué dirán, ante todo una gran crítica hacia las instituciones y acciones políticas que disfrazan la inserción de las minorías sin la toma de acciones concretas. Un producto genuinamente inclusivo.

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Su título reza que es periodista, casi un 007, pero es lo de menos. Lo verdaderamente importante es que todavía sueña con lo que va a ser cuando sea grande.

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