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Pequeños grandes héroes

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Pequeños grandes héroes

Reseña del integral de Superpiba, de Camelot Press, que reúne todas las tiras de la original creación de Javier Russo y Emiliano Urich

Desde hace unos cuantos años, Las Aventuras de Superpiba, del guionista Javier Russo y el dibujante Emiliano Urich, se han convertido en un clásico moderno de nuestras viñetas, que disfrutan por igual chicos y grandes. De sus inicios como tira de prensa publicada en diferentes medios impresos de Argentina, Uruguay y Perú, hacia 2018, pronto mutó en un webcomic de gran repercusión en distintas redes sociales. Sobre fines del año pasado se completó el círculo, con ¡Superpiba!, edición recopilatoria de 70 páginas a B/N y grises, presentada en el tradicional formato apaisado de 15×20 cms. (otrora tan asociado a las infancias), por el flamante sello Camelot Press, que reúne todas las dispersas apariciones del personaje, a razón de dos tiras por página.

Contra todos los males de este mundo

El primer arco es el más extenso del tomo, desarrollándose por alrededor de treinta páginas. Aquí se presenta a Laura, que cursa sexto grado como cualquier otra nena de su edad, pero ve su cotidianeidad de mandados encargados por su mamá y tareas escolares, seriamente alterada por su incipiente vocación heroica, originada en una lejana tragedia familiar que involucra a su tío bombero. No estará sola en esa empresa, ya que a su cruzada pronto se sumará el Gaucho Vengador, alter ego del pequeño inventor Daniel Lampone, quien, muy a su pesar, se convertirá en eficiente ayudante de la heroína. Mientras tanto, tiene lugar una misteriosa seguidilla de robos en varios laboratorios porteños por parte de Némesis, que Superpiba tratará de evitar, sin contar el arribo de Tere, la nueva compañera de curso. Sobre el final, los aliens Pipo y Fito propiciarán el primero de los muchos viajes temporales hacia 1928.

Con apenas ocho páginas, la segunda trama introduce a la organización criminal de alcance mundial denominada INFORTUNIO, que tiene a su misterioso mandamás moviendo los hilos tras bambalinas, mediante el accionar de múltiples secuaces. Transcurriendo en Perú, pronto incorpora a una colega justiciera de aquel país, conocida como la Cholita Power, junto a quien deberá tratar de recuperar el sable corvo del libertador José de San Martín de las peligrosas manos de El Tunche. Luego de esto, el secuestro del perro-robot Dinamix llevará la acción a Barcelona, España, donde el grupo de jóvenes enmascarados se topará con diversos personajes invitados: Superlópez, de JanZipi y Zape, de José Escobar Saliente, y El Chispa, de Gustavo Secreti y Gustavo Lucero, además del actor mexicano Danny Trejo.

Siguen unas cinco páginas de tiras promocionales, enfocadas en una marca de almohaditas de cereal, que rompen un poco el clima superheroico que se venía construyendo previamente. No obstante, es de destacar que en ellas se nombra por vez primera al grupo protagónico, de ahora en más Supercampeones. Asimismo, se produce aquí el debut de Vampirita, flamante nueva integrante de la creciente coalición heroica.

El relato final plantea una serie de descontrolados viajes temporales, de 1928 a 1985 y de allí a varias realidades alternativas, una más sorprendente que otra. Estos saltos aleatorios en la corriente del tiempo son originados por  El Gran Tiago, personaje creado por Gonzalo Geller y Nacho Yunis, que hace de las suyas ante la ausencia de la protagonista. La otra aparición estelar tiene que ver, ni más ni menos que con Sónoman, la querida creación del inolvidable Oswal, quien le da una gran mano a Superpiba en la década del ochenta, entre múltiples referencias culturales a la época. Pipo y Fito también vuelven, para ayudar a resolver el caos temporal en ciernes. Todo esto a tempo para celebrar la llegada del nuevo año.

Sigue tu camino

El mayor logro de este material es, sin lugar a dudas, su sana intención de iniciar a las infancias en la lectura de historietas. Aprovechando la masividad que ostenta el género superheroico en la actualidad, tan en boga gracias a las diversas producciones audiovisuales surgidas desde la industria del entretenimiento norteamericano, los creadores se las ingenian para generar un contenido sumamente fresco y divertido, que destila indudable color local. En paralelo al constante homenaje a obras clásicas de diversas épocas, abren el juego todavía más, dándose el gusto de incorporar diversos personajes nacionales, con un buen criterio de selección.

Desde lo argumental, se observan tramas simples pero efectivas, por lo general bastante bien resueltas, además de algún que otro diálogo por demás explicativo, que no llega a generar ruido considerable en ningún momento. La faz gráfica exhibe un estilo ágil y reconocible a golpe de vista, muy influenciado por la animación, que tiene todo para acaparar la atención de los más chicos. Se extraña un poco el color digital de la web, cabe destacar, pero la traslación a blanco, negro y grises, necesaria para llegar al papel, se ha operado más que bien. Con más aciertos que pifies, Superpiba llegó a su primera edición impresa. Esperemos no sea la última.

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44 años, Licenciado en comunicación social. Comiquero por naturaleza, casi. Cinéfilo. Voraz lector, ocasional escritor.

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