Series
Caleidoscopio: una serie para armar
Vimos una novedosa propuesta de la Gran N para este año y te contamos qué nos pareció.
Las películas y series basadas en grandes robos no son una novedad, desde la clásica El golpe (The Sting, 1973) hasta la infladísima La casa de papel (2017), pasando por la excelente El plan perfecto (Inside man, 2006) mucho celuloide se ha invertido en contar la historia de un atraco perfecto. Los ingredientes suelen ser una mente maestra que tiene en cuenta hasta el más mínimo detalle de un plan intricado e ingenioso, un equipo de especialistas lo suficientemente audaces o desesperados como para llevarlo a cabo y con personalidades pensadas para generar empatía en el público.
El primer día de este 2023, Netflix estrenó una de esas producciones que destaca por un giro interesante, no en su trama, sino en su estructura: los ocho episodios de alrededor de 45 minutos no están numerados, sino identificados con colores. El espectador decide como verlos y el orden en que lo haga le proporcionará una experiencia (ligeramente) diferente. En total hay unas 40.000 combinaciones, si nos saltamos el consejo de dejar el capítulo titulado Blanco (en el que se muestra el robo en sí) para el final y «solo» 5.000, si seguimos dicho consejo.
En mi caso elegí una variante del orden cronológico, respetando la regla del Blanco, por lo que los vi de este modo: Amarillo, Violeta, Naranja, Verde, Azul, Rojo, Rosa y Blanco.
CONTENIDO Y CONTINENTE
Mas allá de lo particular de su presentación, Caleidoscopio (Kaleidoscope, 2023) tiene una historia muy sólida para contar, libremente basada en un hecho real, la desaparición de bonos por valor de 70.000 millones de dólares de una bóveda de alta seguridad en Manhattan durante el huracán Sandy. Leo Pap (Giancarlo Esposito) es un experto ladrón que planea atacar una cámara acorazada inexpugnable, protegida con lo último en tecnología de seguridad para hacerse con un botín multimillonario. Para eso reúne un heterogéneo equipo compuesto por su joven ex compañero de prisión Stan Loomis (Peter Mark Kendall), su abogada Ava Mercer (Paz Vega), el inexperto RJ Acosta (Jordan Mendoza), la química Judy Goodwin (Rosaline Elbay) y su esposo Bob Goodwin (Jai Courtney) a quién su ambición y su temperamento convierten en una bomba de tiempo.
A medida que la trama avanza, el robo que parece imposible se va volviendo mas y más factible, claro que no sin inconvenientes, la mayoría internos. Y es que, en un grupo como ese, los recelos, maquinaciones, traiciones y venganzas están a la orden del día. Todos o casi todos tienen su propia agenda y eso enturbia el clima, pero enriquece la historia.
Las actuaciones están muy bien. Para sorpresa de nadie, Giancarlo Esposito despliega talento y construye un personaje tan creíble como digno de empatía y no un clon de Gus Fringe. También la española Paz Vega tiene a su cargo uno de los personajes más complejos y a pesar de su no muy creíble acento argentino se desempeña con soltura. Por el lado de los villanos, Rufus Sewell encarna muy bien a Roger Salas, que tiene cierta pasado con Leo.
VALORACIÓN FINAL
En definitiva, esta miniserie no es precisamente una obra maestra, pero aún sin abandonar la senda segura que han marcado predecesoras más ilustres tiene todo lo necesario para ser un estreno importante en el mes y probablemente en el año. No hay dudas de que gracias a su especial presentación y al protagónico de Espósito adquirió una relevancia mayor de la esperable, pero de todos modos tiene méritos propios suficientes como para ser apreciada, quizás no por la crítica, pero definitivamente sí por el público. Y por este servidor, que disfrutó cada minuto de visualización, mientras devoraba episodio tras episodio en una fiebre de maratoneo como pocas veces he sentido.
