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From Hell. Moore y Campbell contra la época de oro del Imperio Británico

Cómics

From Hell. Moore y Campbell contra la época de oro del Imperio Británico

Manuel Garcia Muro analiza “From Hell”, obra imprescindible a cargo de la dupla conformada por Alan Moore y Eddie Campbell. Es de una escritura y arte notables aunque requiere relecturas y un conocimiento previo del período histórico en el que transcurre para su mayor disfrute.

Si hay autores/ras que son imprescindibles a la hora de hablar del mundo del comic, uno de ellos es Alan Moore. Ciertamente, el escritor británico es un hombre de vasta cultura y lectura (ejemplo de lo que un escritor debe hacer si es que quiere profesionalizarse en el oficio), y esto se ve reflejado en sus obras, independientemente del supuesto género de las mismas. De esto creo que no hay mejor ejemplo que “From Hell”.

Publicada originalmente en la revista antológica “Taboo” entre 1989 y 1998, “From Hell” nos lleva a la Londres de fines del siglo XIX, pleno auge del Imperio Británico como reflejo de “nación modelo” a nivel mundial, para relatarnos la historia de los asesinatos ocurridos en el barrio de Whitechapel, es decir, la historia de Jack el Destripador, quizás el asesino más famoso de toda la historia. Pero la historia de los asesinatos es solo la primera capa de la narrativa de Moore. La obra es un sinfín de referencias, tanto visuales cómo lingüísticas, que necesitan de varias relecturas.

Moore no busca inventarnos la historia, sino que se nutre de toda fuente de conocimiento posible sobre los acontecimientos, los lugares y los personajes, para contarnos, no la identidad del mítico asesino, sino el porqué lo hacía y cómo reaccionar ante esto[1]. La temática se torna imprevista, la “historia de Jack el Destripador” se convierte en una crítica a la sociedad victoriana, y a su enorme culpabilidad en sembrar los “monstruos” del siglo XX (el rígido moralismo, la marcada estratificación social, el colonialismo paternalista, entre otros)[2].

Tomando como base, más por lo interesante que por lo creíble, la hipótesis del libro de Stephen Knight, Jack the Ripper: The Final Solution, de 1976, el mago de Northampton encuentra la raíz de los asesinatos en el ocultamiento del casamiento semiclandestino del príncipe Alberto Víctor, duque de Clarence, con una empleada de comercio del barrio donde éstos ocurren, Annie Crook, y de la hija, posible heredera al trono, que ambos tuvieron. William Withey Gull, médico oficial de la Casa Real, es quién se encarga de oficiar de verdugo de las mujeres que conocen este secreto, y que buscan chantajear a la Corona dando a conocer el mismo. El fisionomista fue elegido por la mismísima reina Victoria, no sólo por su posición social, sino por sus vínculos con la masonería.

Las líneas temáticas de la obra giran en torno a la ya mencionada época victoriana y su política imperialista, pero también hacia la masonería, la religión y la misoginia.  Así es cómo el asesino justifica sus horribles crímenes a través de un paseo por Londres,  en compañía de su cochero y cómplice John Netley, en dónde relaciona la masculinidad con la racionalidad y los grandes símbolos de la ciudad, mientras que lo femenino es inconsciente y peligroso para cualquier sociedad. Así, llega a la conclusión de que las mujeres a las cuáles fue mandado a asesinar, podrían destruir al imperio, o a la gloriosa era victoriana, ya que, el poder que poseen a través de su conocimiento del hecho acontecido, podría hacerles darse cuenta de la tiranía que han sufrido durante siglos[3]

En cuanto al apartado artístico,  tenemos a Eddie Campbell, que realiza un trabajo correcto, valiéndose del blanco y negro, y de un estilo más de línea fina. Algo que no había pensado es que el artista busca reflejar el estilo de la época, más bien, los dibujos que acompañan las noticias en los diarios de fines del siglo XIX[4]. Dándome cuenta de esto, es notorio el estudio del dibujante de la arquitectura, los barrios y los mapas de la época.  La simpleza está cuando es necesario, y el detalle aparece cuando tiene que aparecer.

Hablando ya de los problemas de la obra, es obvio que una historia con tanta carga histórica, y personajes referenciados dentro de su contexto espacio-temporal, no deja de pecar en densidad  y ocasiona que el/la lector, o lectora, se pierda en detalles, o en la trama principal, muchas veces. El dibujo a veces simple no ayuda en esto, haciendo que algunos personajes no sean reconocibles.  En pocas palabras, es un cómic difícil, de muchas relecturas, y con necesidad de nutrirse del período histórico entre las mismas. No es una obra accesible para el gran público.

Concluyendo, “From Hell”  es una obra imprescindible, su escritura es soberbia y tiene gran base argumentativa, lo mismo pasa con el arte. Sin embargo, la enorme carga de conocimiento que requiere es también el problema de que la misma no sea tan renombrada entre las mejores obras de sus autores.

No es 100 % necesario conocer todos los aspectos de la sociedad victoriana para disfrutar la obra, pero tener algo de conocimiento a la hora de futuras relecturas, llevará a un mejor entendimiento de la misma. El apéndice que Moore escribió, marcando algunas referencias, no es suficiente, más allá de sus más de 50 páginas.

[1] Accorsi, Diego; Destripando a From Hell; Power Magazine; Freakshow Press; Marzo-Abril 2009

[2] Rodríguez Medina, Sandra; Las estrategias narrativas y visuales de Alan Moore; Revista Latente; 18 de noviembre de 2020; págs. 251-271

[3] Gimeno, Ernesto; Alan Moore y su From Hell: simbolismo y percepción social: https://www.camaracivica.com/analisis-politico/alan-moore-y-su-from-hell-simbolismo-y-percepcion-social/

[4] Accorsi, Diego; Op. Cit

 

 

 

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