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El asesino silencioso

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El asesino silencioso

Análisis de Mute, por Damián Connelly y Gabriel Luque, maxiserie sci-fi recopilada en dos libros por Rabdomantes Ediciones

Serializado originalmente entre 2012 y 2015 en la página del extinto sello Deadpop, el webcomic que nos ocupa llegó bajo la forma de una violenta maxiserie de ciencia ficción escrita por Damián Connelly (Buenos Aires, 1980), con ilustraciones de Gabriel Luque (Buenos Aires, 1978). En 2016 el público nacional conocería la primera parte del trabajo, en una edición de 80 páginas impresa a blanco, negro y grises que llegó mediante el sello rosarino Rabdomantes Ediciones, siendo reeditada sobre fines del año pasado con motivo de la salida del segundo tomo, también presentado en el atípico formato 23×15 cms. con un total de 112 páginas. Ambos libros recopilan en forma completa la obra, acompañándola con material extra que incluye, además de las biografías de los autores, un prólogo escrito por Salvador Sánz y algunos skechtbooks.

VOLUMEN UNO

Este primer libro está estructurado en tres actos y un breve epílogo, que funcionan como una presentación de personajes y situaciones. La trama recorre tres temporalidades bien distintas, iniciándose hacia 1999 en Suecia, con un trágico suceso, el suicidio de Emma Bengtsson, la pequeña hija del magnate millonario Ludwig Begtsson, tras presenciar accidentalmente un tétrico ritual orgiástico nocturno que incluye sadomaquismo, sacrificios humanos y hasta actos de canibalismo, practicado en la mansión familiar y del que participa activamente su propio padre. Con posterioridad a ello, asistimos a un trato entre el acaudalado hombre de negocios y el sádico hechicero conocido como Pavlov, que derivará, inevitablemente, en traición.

Alternativamente, se muestran diferentes sucesos derivados del planteo inicial, que tienen lugar un par de décadas después de aquella tragedia, saltando temporalmente hasta los años 2017 y 2019, con el foco puesto en Suecia, pero también en otros guettos del otrora continente europeo. Aquí, los protagonistas son dos personajes. De un lado tenemos al Señor Kabashi, antiguo hombre de confianza del perverso magnate (para entonces muerto) en busca de venganza y del otro encontramos a una joven superviviente en situación de calle, llamada Nora. Sus caminos se cruzarán, con inesperadas consecuencias para ambos.

En este mundo distópico, plagado de muertos vivientes en el que la civilización tal y como la conocemos ha sido abolida, una misteriosa unidad autónoma cibernética provista de tecnología de avanzada (al mejor estilo ‘ejército de un solo hombre’) recorre la geografía eliminando a la población de zombies que parecen asolar ese futuro posapocalíptico con antiguas urbes en ruinas. Se presume que su accionar responde a algún organismo gubernamental que pretende devolver el viejo orden, aunque no hay confirmación. Asimismo, existe una resistencia humana, que consiguió sobrevivir ocultándose en los suburbios. Este grupo de hombres, mujeres y niños están dirigidos por un duro y barbado hombre con poderes, conocido como Líder.

VOLUMEN DOS

Esta segunda entrega está dividida en cinco actos y un epílogo, que terminan de redondear la enrevesada y truculenta historia. El equipo creativo vuelve a repetir el esquema narrativo precedente, con denodada alternancia temporal entre diversos hechos más o menos concatenados que tienen lugar hacia 1999, 2012, 2019 y 2020. La novedad pasa por el hecho de que estos nuevos acontecimientos transcurren tanto sobre territorio norteamericano como por fuera de nuestro planeta, involucrando a una temeraria raza alienígena conquistadora incluso.

En lo referente al plot de Emma, se determina el motivo que la condujo a tomar aquella triste determinación. Decidió poner punto final a su existencia tras un perturbador descubrimiento en relación a los últimos días de su enferma madre, primero, y una interacción reveladora con Pavlov, después. Con respecto a este último, se arroja algo más de luz sobre los objetivos que persiguen sus sádicas prácticas en el mundo. Asimismo, se profundiza en el camino de venganza contra su persona tomado por el obsesivo Kabashi, que llevó años de preparativos hasta concretarse. De igual modo, asistimos al origen de la postura de Líder y su particular familia renegada para con el Brujo, dejando al descubierto un tipo de vínculo muy distinto entre ambos, que data de antaño.

Y no mucho más, a excepción de un viejo personaje comiquero (de escaso peso argumental) que fue testigo de la avanzada zombie sobre la humanidad desde sus mismos inicios, dos décadas atrás del presente propuesto por el argumento, sobreviviendo para relatarlo a su incrédulo nieto; los fatídicos últimos momentos de Nora y su amigo tras cruzarse con ‘M’, denominación que ahora recibe la imparable máquina de matar (de composición tecno-biológica) que deberá enfrentar los restos esqueléticos de un salvaje Tiranosaurio Rex vuelto a la vida, en su avanzada exterminadora de todo ser viviente que encuentre alrededor, hasta dar con la inexpugnable fortaleza de Pavlov.

SAY NO MORE

Ciencia ficción, terror y estética manga conforman el particular mix de subgéneros que propone esta historieta de fuerte impronta visual, cuyas elevadas dosis de acción equiparan a las de suspenso. La principal crítica que se puede realizar al guión tiene que ver con la naturaleza del conflicto entre los dos personajes protagónicos llamados a ser antagonistas, el brujo Pavlov y el exterminador M, en el que cuesta tomar partido o aún, identificarse, debido al desprecio que ambos demuestran por la vida humana. Los personajes secundarios, por otra parte, quedan muy relegados en la trama central, abocados a meros esfuerzos individuales destinados a fracasar. Una y otra vez.

Si a todo ello se agrega la decisión de segmentar los tiempos del relato en forma casi anticlimática, hasta alcanzar un final desprovisto del impacto que podría haber generado narrado de manera lineal, queda en el aire una sensación de oportunidad desaprovechada, donde ciertas decisiones narrativas tornan complicado determinar el público lector al que va dirigido el trabajo (otakus adultos, podría llegar a arriesgar).

Lo que vuelve realmente interesante estas páginas es el arte de Luque, que acompaña en todo momento los diferentes climas del relato, realzándolo con significativos aportes tanto en el diseño de personajes y escenarios, como en el preciso retrato de ese por momentos desproporcionado muestrario de sadismo y violencia en que deviene el argumento. Los grisados con que Mute llegó al papel, se vuelve otro sólido puntal de la robustez gráfica que exhibe, de principio a fin. Además del mayor motivo para darle una oportunidad a su lectura, que resultará entretenida para quien no tenga mayores pretensiones.

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44 años, Licenciado en comunicación social. Comiquero por naturaleza, casi. Cinéfilo. Voraz lector, ocasional escritor.

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