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Cuando Frank abrió el debate. The Dark Knight Returns (1986)

Cómics

Cuando Frank abrió el debate. The Dark Knight Returns (1986)

Manuel Garcia Muro repasa la obra de Frank Miller, uno de los clásicos de la historieta mundial.

No soy muy fan de Frank Miller, que no se malinterprete, no quiere decir que me parezca un mal escritor, o no lo considere como un autor fundamental para el comic estadounidense, sino que, con leer una de sus obras cada cierto tiempo, me alcanza. En síntesis, no estaría en los primeros lugares de la fila para conseguir su firma.

Sin embargo, y más allá de mis preferencias personales, sin dudas Miller fue una gran porción en lo que es, aún hoy en 2022, el éxito de Batman por sobre los demás superhéroes del comic yanqui. Sin dudas, Frank sabía que historia contar y desde dónde partir. Y dicha historia fue El Regreso del Señor de la Noche (The Dark Knight Returns) de 1986.

El Autor: Frank Miller

Nacido en 1957 en el seno de una familia católica, Miller empezó en el mundo de las editoriales incluso antes de cumplir 20 años. Su gran oportunidad llegó en 1979, donde, a riesgo de su cancelación, el editor en jefe de Marvel Jim Shooter, lo pone al frente de la revista Daredevil, Frank no pierde oportunidad y reinventa al personaje con nuevas adhesiones e interpretaciones diferentes de personajes ya establecidos, paralelo a esto, en 1980, para la competencia, es decir DC Comics, dibuja una historia de la DC Special Stories que tiene como protagonista a Batman.

Poco a poco, ya para 1982, Miller se aleja de la faz gráfica de la revista Daredevil, dándose el tiempo para trabajos como la mini-serie Wolverine, con Chris Claremont, para luego poner todo su potencial en una historia 100% original, que es publicada por DC en un formato un poco más lujoso que lo habitual, dicha obra es Ronin. Todo este período, de 1982 a 1987, es el más creativo de Miller, con lo cual, los siguientes años se dedicará a pocas historias, entre ellas Batman: Año Uno, hasta lanzar, ya en 1991, una de sus mejores obras, Sin City, ya en editorial Dark Horse.

No nos vamos a detener en toda la carrera de Miller, es extensa y no nos permite ser más concretos, pero es importante remarcar en dónde se encontraba en el contexto en el que la obra de la que vamos a hablar surgió.

Batman en contexto

Frank Miller no inventó a Batman, ni siquiera al “Batman oscuro” (si, puteenme si quieren). La idea de un Batman cegado y obsesionado con detener el crimen, al punto de enfrentarse a las instituciones político-jurídicas de Ciudad Gótica ya venía desde las primeras historias del personaje, a cargo de Bill Finger, Bob Kane y Jerry Robinson, pero esos tiempos cambiaron rápidamente, y Batman se había convertido, con el correr de los años, en el ciudadano modelo, obediente, respetuoso y piadoso, incluso a la hora de enfrentarse con sus enemigos.

Para 1968, junto con la finalización de la serie televisiva camp de Adam West y Burt Ward, Batman estaba a la deriva en sus ventas, y la DC dio luz verde para que dos jovencitos, Dennis O’Neil y Neal Adams, cambiaran por completo el look del personaje. O’Neil declaró que su idea siempre fue regresar a los tiempos de Finger y Kane, y eso hizo cuando estaba al frente del timón, pero esto no duro para siempre, y nuevos autores fueron, de a poco, regresando a sus orígenes al personaje, autores como Steve Englehart, Marshall Rogers, Don Newton, Doug Moench, entre otros. Sin embargo, y esto sí es incuestionable, ninguna de estas historias preparaba al lector o lectora para la obra de la que hoy nos toca hablar.

The Dark Knight Returns: luces y sombras

Según Miller, la idea que se convirtió en el guión del Dark Knight Returns (DKR) partió de la base de contar una historia dónde Batman tuviera la edad que le corresponde a partir de sus orígenes en 1939.  Partiendo de esta premisa, el contexto se nos presenta luego de un artículo, firmado por Jimmy Olsen, dónde se establece un futuro dónde los superhéroes están retirados, y ninguno de ellos tiene ganas de hablar que pasó con el hombre murciélago. Y ahora sí, el autor no invento nada, pero reinvento todo, su ciudad Gótica es más sórdida y putrefacta, dónde la tecnología está atrasada y el crimen se ha perfeccionado al punto de ser amo supremo de la urbe. Además, profundizó a personajes, como James Gordon; rupturas, como la de Bruce Wayne y Dick Grayson; envejeció a personajes, como Catwoman, el mismo Jimmy Olsen, Lana Lang; y hasta se dio el lujo de matar a Jason Todd, incluso antes de que la historia de “Una Muerte en la Familia” surgiera.

Pero el punto fuerte de cambio es Batman, ya que, éste ya no es una identidad surgida de la mente de Bruce Wayne, sino que es una entidad en sí misma que atormenta a su portador, de tendencias suicidas, que al mismo tiempo siente un extremo vacio sin ella, vacío que sólo el alcohol parece llenar. Además, vemos a un Bruce duro consigo mismo, declarando que nada ha cambiado con su labor superhéroica, la cual ha abandonado hace diez años a raíz de la muerte de Jason.  Al no poder soportar más todo ésta situación, “Batman” se libera en su forma más oscura, dispuesto a luchar contra tres amenazas específicas: Dos Caras, el Guasón y Los Mutantes.

Entre las muchas novedades que el autor presenta está la aparición de una nueva Robin, y si dije nueva, ya que, Carrie Kelley se encuentra detrás de la máscara del sidekick esta vez, y su relación con Batman no podría ser mejor. Primero, Carrie, al contrario que Los Mutantes, representa a la juventud en la que Miller deposita su esperanza, es decir, la que busca, más allá de la crisis moral de la institución familiar, cambiar algo mediante una nueva figura en la cual confiar, obviamente, la encuentra en Batman. Y en esto está la genialidad de la historia, Carrie es descuidada, pocas veces le hace caso a Bruce, quién ya no puede ser ese justiciero estricto de antaño, pero siempre se ve el respeto hacia ese vigilante mitológico que regreso para “limpiar” esa ciudad corrupta e inviable.

Hablemos de lo que todo el mundo recuerda, es decir, la batalla entre Superman y Batman, y los contrastes de ambos. Para empezar, esta no es la primera historia dónde ambos personajes se enfrentan, pero sí es la que más carga simbólica tiene, ya que, no es un enfrentamiento entre personajes, sino entre dos visiones opuestas sobre lo que la justicia es y el cómo se llega a ésta. La genialidad de Miller esta en personificar, en los dos primeros superhéroes de la historia, las preocupaciones, dilemas y debates del contexto en el que el DKR se publicó.

Cuando DKR se publicó, la Guerra Fría no se había terminado y a pesar de que faltaba poco para que ésta concluya, la paranoia social estaba a la orden del día. En dicha situación, Superman pareciera personificar un conformismo y adaptabilidad a la realidad, más allá de como sea ésta, podríamos decir que el hombre de acero es la personificación del estadounidense promedio de los años 1950 a 1970, es decir, ante todo, primero la Nación como tal.

Batman, en cambio, demuestra cansancio y hartazgo ante los métodos convencionales, buscando generar nuevas formas, algunas veces bastante debatibles, de conseguir la victoria final contra los crímenes que asolan su ciudad.

Avanzando la historia empezamos a entender la crítica de Miller al mundo de 1986, dónde los medios masivos de comunicación manipulan a la sociedad, los políticos son flojos y utilizan la demagogia diariamente, y prácticamente ninguna institución funciona. Con esto, el autor pretende mostrarnos el verdadero enemigo del murciélago, el Sistema propiamente dicho, al cual Batman hará hasta lo imposible por derribarlo.

Todo esto antes mencionado, nos invita a pensar mucho sobre la postura que Frank Miller nos está mostrando, ya que, no es difícil ver que el autor siempre se muestra del lado del método Batman, dónde grupos civiles, como por ejemplo los Hijos de Batman, deciden aplicar su propia ley, su propia justicia, hoy podríamos decir que se glorifica, en cierta medida, la ley de la jungla, o la justicia por mano propia. Sin embargo, el debate está abierto, puesto que la misma historia invita a ello, a pesar de las preferencias notables del autor.

En la labor artística, los dibujos están bien, pero las tintas de Klaus Jackson y los colores de Lynn Varley hacen más espectacular e icónico la faz gráfica de la obra.

Conclusiones

The Dark Knight Returns es una de esas obras imprescindibles del mundo del comic superheroico, la razón no está en la superficialidad de la historia, sino en la simbología y los mensajes trasmitidos en la misma. No es “por Batman vs Superman” que la historia funciona tan sólidamente, sino por la metafórica crítica social y el debate abierto que deja al lector o lectora una pequeña reflexión sobre las convicciones. Miller, más allá de la polémica que esta obra puede suscitar hoy, utilizó personajes conocidos para abrir el juego, trasmitir un mensaje abierto, y esto se ve reflejado en cada página.

Ediciones de esta obra hay miles. Recientemente, la editorial argentina Ovni Press publicó la obra en dos ediciones, ambas con la obra completa, diferenciándose por el arte de tapa, cómo por la encuadernación. Además, variadas editoriales españolas y mexicanas han realizado su propia edición del cómic que han llegado hasta nuestro país.

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