CINE
Mi panda, mi decisión
La empresa de animación Pixar vuelve a sus raíces dando forma al mejor trabajo de sus últimos años. El largometraje animado dirigido por Domee Shi explora con habilidad el confuso y fascinante paso de la niñez a la adolescencia. Está disponible en Disney+.
Red (Turning Red, Estados Unidos/2022). Dirección: Domee Shi. Guion: Julia Cho y Domee Shi. Fotografía: Mahyar Abousaeedi y Jonathan Pytko. Edición: Nicholas C. Smith. Música: Ludwig Göransson. Duración: 100 minutos. Apta para todo público. Estreno del viernes 11 de marzo en Disney+
Tras el estreno, hace casi treinta años, de Toy Story, la empresa de animación Pixar ha conseguido revolucionar la industria y erigirse como un claro sinónimo del concepto de evolución. La empresa ha sabido siempre estar a la vanguardia, estableciendo niveles de excelencia que solo sus propios productos han podido superar.
Pixar es una marca registrada asociada a la infancia y a una impronta y calidad solo comparable con la del estudio japonés Ghibli. Su popularidad es innegable, resultando imposible hallar a alguien que no conozca alguna de sus películas.
Sus narrativas, profundas y creativas, daban lugar a la reflexión sin perder nunca la cuota de diversión. Prueba de ello son las excelentes “Ratatouille” (Brad Bird, 2007) “WALL-E” (Andrew Stanton, 2008), y “Up” (Pete Docter y Bob Peterson, 2009).
Los años siguientes estuvieron signados por la presencia de secuelas dignas pero innecesarias (tal es el caso de “Cars 2 y 3”, “Monster University”, “Buscando a Dory” y “Los increíbles 2”) y de un discurso que, en su afán de crecimiento e innovación, inclino la balanza hacia el análisis y las enseñanzas. De alguna manera lo conceptual comenzó a desplazar paulatinamente uno de los sellos distintivos de la empresa: la diversión. “Soul” (Pete Docter y Kemp Powers, 2020), es quizás el ejemplo más claro, una cinta existencialista que analizaba el mundo abstracto del más allá.
Hoy, con la recientemente estrenada “Red”, el estudio de animación se reencuentra nuevamente con sus raíces; dando forma al mejor trabajo de sus últimos años.
El largometraje animado, del mismo modo que sucedió en 2020 con “Soul” y en junio de 2021 con “Luca”, no tuvo un paso previo por la pantalla grande. Disney decidió limitar el estreno a su plataforma de streaming, lugar en el que se encuentra disponible desde el pasado 11 de marzo. Muchos esperaban que al tratarse del film número 25 de Pixar, el estreno en cines llegaría con más de una sorpresa. Finalmente, ni una cosa, ni la otra.
Este regreso a las bases llega de la mano de la joven directora Domee Shi, nacida en Chongquing, China. Si bien su trabajo en Pixar se remonta al año 2015, donde colabora en “Inside Out”, lo cierto es que comienza a ser formalmente tenida en cuenta tras dirigir el cortometraje de siete minutos de duración llamado “Bao”. El corto narra la historia de una madre que tras la partida de su hijo comienza a vivenciar todas las fases del síndrome del nido vacío. El absurdo se adueña del relato cuando un dumpling que cocina cobra vida otorgándole de cierto modo una segunda oportunidad.
Este trabajo no solo le valió un premio Oscar al año siguiente, sino que le abrió las puertas a su opera prima.
Con “Red” nuevamente pone a los sentimientos en un lugar preponderante al narrar la historia de Mei, una púber de apenas 13 años con demasiada energía y cosas por decir.
Una sensible y divertida comedia ambientada en el año 2002 que esquiva la solemnidad para ahondar en torno al por momentos confuso paso de la niñez a la adolescencia, el despertar sexual y los cambios físicos.
Carcajadas y reflexiones:
Rompiendo la cuarta pared y haciendo gala de un ritmo frenético, Meilin se presenta a los espectadores en una introducción que debería estar en los manuales de animación bajo la materia “lenguaje audiovisual”.
De manera creativa y hablando en primera persona, la protagonista da cuenta de sus gustos musicales, de su grupo cercano de amigas y del peso de las tradiciones familiares (es de ascendencia asiática) brindando un resumen perfecto apenas comenzada la película.
Junto con Priya, Abby y Miriam forman un núcleo de amigas inseparables, unidas por el gusto delirante que sienten por la banda adolescente “4*Town” (muy en la línea de los “Jonas Brothers” o “One Direction”). Este fanatismo junto con la llegada de la pubertad y el despertar sexual serán el combo perfecto que resquebrajará la relación con su madre en apariencias perfecta.
Su madre Ming (interpretada por Sandra Oh) es sobreprotectora y avasallante al punto de privar a “Mei” (Rosalie Chiang) de crecer y madurar a su modo. La joven tiene dos vidas, una en la que se muestra feliz y relajada junto con sus amigas; y otra presa de la obediencia y perfección dispuesta por su madre.
Finalmente, el equilibrio se rompe y las ganas de vivir de “Mei” se ven expuestas y liberadas con su transformación en un gigantesco y atípico panda rojo.
El giro es fabuloso, debido a una condición familiar cuando se exalta o pierde el control de sus emociones, Mei adopta una nueva forma con la que con el correr del metraje se sentirá mucho más cómoda.
Sin perder nunca el tono de comedia, ni caer en sermones y tonos formales, la directora Domee Shi consigue plasmar eficazmente el universo adolescente. Allí están la idolatría por grupos de pop, los cambios hormonales, los diarios, la primera menstruación, los secretos, la importancia de la amistad y la llegada del primer amor.
Y no por eso el relato se priva de ahondar respecto a los mandatos y altas exigencias con las que los adultos suelen cargar a los niños y adolescentes. La historia instala el debate e indaga ni más ni menos que en el concepto de felicidad y la búsqueda de identidad propia. Es jugosa la dicotomía presentada en torno a si hay que dominar y encerrar al “panda rojo” o por el contrario liberarlo totalmente. ¿Es una maldición o una bendición?
Pese al peso y relación tirante de Mei y Ming (madre e hija) el film halla momentos para desarrollar al resto de los personajes. Jin (Orion Lee), el padre, es quién fuera de cualquier pronóstico, consigue entender y empatizar con los deseos de su hija. Asimismo, el trío de amigas goza de personalidades totalmente distintas que contribuyen al guion ofreciendo instantes hilarantes. El montaje de la directora es funcional a ellos con una dinámica que recuerda a títulos recientes como “La Familia Mitchell vs. Las Máquinas” (2021).
La animación es uno de los puntos más altos de “Red”. Se aleja del estilo Pixar para acercarse a uno que tiene mucho más que ver con la animación japonesa. Abunda el color y la simpatía por lo que resulta fácil emparentarlo con obras como “Mi vecino Totoro” de Hayao Miyasaki (hay mucho de Totoro en el panda rojo). La mezcla de elementos orientales también nos recuerda a Doraemon, el gato cósmico (Fujio F. Fujiko, 1979-2005). No es casual la paleta utilizada, los colores son explosivos y estimulantes tanto como la mirada de la propia protagonista.
Domee Shi consigue que el film transite lo real y lo fantástico sin mayores complicaciones. No se detiene en los contrastes propios entre el mundo occidental y las tradiciones ancestrales chinas, sino que estos confluyen ligeramente. No es poco, en ese sentido la película de Pixar asume el compromiso de traer al centro de discusión la herencia étnica, quitarle peso y ensamblarla con la cultura pop. Si a esto sumamos el claro mensaje acerca de la percepción de la identidad, estamos ante el intento del estudio por explorar nuevos territorios. El público crece y el estudio lo hace con él.
La música de Ludwig Göransson (“Tenet”, “Black Panther”) es funcional a la narración, una mezcla de ritmos R & B e instrumentos chinos que referencian adecuadamente la combinación de culturas de Mei. Los temas del ficticio grupo juvenil 4*Town fueron compuestos por Billie Eilish y su hermano Finneas O’Connell y son verdaderamente pegajosos.
“Red” recoge y analiza desde lo fantástico los traumas, deseos, sueños e inseguridades de “Mei”, personaje que gradualmente atraviesa el paso de la niñez a la adolescencia. Es un excelente film animado, encumbrado en la temática “coming of age”, que consigue combinar de modo efectico la comedia y los sentimientos. Diversión asegurada tanto para los más chicos como para el público adulto.