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Los Protectores: ¡La hora, referí!

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Los Protectores: ¡La hora, referí!

Una serie argentina que llegó a Star…+ directamente desde los años 90

EL QUE AVISA NO ES TRAIDOR

Antes de que empiecen a leer esta nota, tengo que hacerles una advertencia. Quizás no sea yo la persona más adecuada para escribirla. O la más imparcial, la menos. Es que no suele gustarme el humor nacional, más allá del absurdo de Saborido, Capusotto y compañía, la maestría de Les Luthiers o el inmortal Tato Bores, poco de lo hecho en el país me arranca una sonrisa. Nunca me reí con Guillermo Francella y mucho menos, con Adrián Suar. Así que es posible que mi valoración no represente a la del público promedio que podría interesarse en esta serie. Dicho esto…

 

VAMO’ ARRIBA

Renzo «Mago» Magoya (Adrián Suar) y Carlos «Conde» Mendizábal (Gustavo Bermúdez) son dos managers de jugadores con estilos muy disímiles: mientras que el último se maneja con la mayor corrección y apegándose siempre a las reglas, el primero no duda en tranzar con la «Barra Brava» con tal de lograr un mejor trato para sus representados. Al comienzo de la serie la sociedad entre ambos está al borde de la ruina, aunque eso no se refleje en absoluto en el modo de vida de los protagonistas. La salvación vendrá de la mano de Marcio Pérez (Lautaro Rodríguez) un crack que ha estado jugando en Colombia y a punto de ser vendido a Italia se vuelve a Argentina para no perder a su novia, Sofía (Abril Di Yorio) que resulta ser la sobrina de El Mago. Detrás de él llega su representante, el colombiano Reynaldo Morán (Andrés Parra) a quien los dos amigos le proponen (o más bien, le imponen) una sociedad, un trío de representantes llamado Los Protectores S.A. La idea es que la nueva firma no solo defienda los intereses de sus representados a la hora de firmar contratos, sino que vaya un paso más allá y esté dispuesta a hacer lo necesario para sacarlos de problemas, sean con la prensa, la barra, sus parejas… o algún doping que se vea venir positivo.

En líneas generales ese era el planteo argumental cuando Star+ comenzó a publicitar la serie y basado en ello, llegué a creer que iba a encontrarme con una mezcla de Ray Donovan (2013 – 2020) y Los Simuladores (2002 – 2004), en el que los jugadores se metieran en problemas y el trío protagónico los sacase de ellos con humor e ingenio. Si alguien más creyó eso, déjenme decirles que

 

EMOSIDO ENGAÑADOS

la serie va por otro lado. Cierto es que hay un par de casos de jugadores en apuros, que se solucionan merced a la intervención de Los Protectores, por lo general con poco ingenio y mucha casualidad. Y velozmente. Porque, quizás debido a la corta duración de los episodios (apenas media hora), en la serie todo pasa muy rápido, a veces detrás de cámara y mayormente, sin que entendamos por qué. Los conflictos se plantean y resuelven en un abrir y cerrar de ojos y en ocasiones, fuera de la vista del espectador, que se entera de lo ocurrido por comentarios de los protagonistas o por ser testigo de los resultados. O no se entera en absoluto: ¿Qué le hizo el padre de Morán al padre del Conde? Nunca lo sabremos. Y de todos modos no importa, porque ambos tienen que solucionar muy rápido sus diferencias, que ya vamos como por el tercer episodio y el tiempo apremia.

Tratándose de una producción de Suar, no podían faltar las «apariciones especiales»: Karina la Princesita haciendo de sí misma y El Polaco, haciendo de sí mismo, pero con otro nombre, atraviesan raudamente un episodio, cantan y se van (por separado, claro); mientras que gente del medio que hace rato que no vemos, como Gustavo Garzón, Diego Pérez, Nazarena Veléz o Viviana Saccone, entre otros, tienen también su pequeño momento al aire. Tampoco faltan los «personajes de relleno» con poco o nulo desarrollo: a Gabriel Schultz le toca hacer de Gabriel «Gabucho» Montes, periodista que en algún momento ocupará el lugar de antagonista, mientras que Luis Rodríguez compone a Martín «Jade» Mendizábal, el hijo del Conde que se auto percibe mujer y claramente está allí solo para cubrir la cuota de corrección política.

 

¿NO VAS A DECIR NADA BUENO?

Como dije desde el principio, no tengo feeling con Suar y realmente creo que Gustavo Bermúdez tiene siempre la misma cara y el mismo tono de voz, sea que esté llorando la muerte de su padre o pidiendo una milanesa con papas. Sin embargo, el tercero en discordia es toda una sorpresa. La mayoría de las risas que me sacó el programa se las debo al colombiano Andrés Parra, quien tiene toda una carrera, pero era para mí un completo desconocido así que cuenta como revelación. Sus interacciones con Norita Magoya (Jorgelina Aruzzi) demuestran que son por lejos la pareja con mejor química de todas las que se forman en la serie. Otra sorpresa fue Laurita Fernández, quien encarna a Paula Podestá, secretaria de Los Protectores. No daba dos mangos por sus dotes actorales, pero saca adelante muy bien a su personaje. Los de vestuario se habrán visto en figuritas para disimular precisamente la figura de esta chica en aras de convertirla en la típica «tapada» que en algún momento sacará a relucir un cuerpo escultural, pero por suerte el acento no está puesto en la mil veces vista «escena de la transformación» y el cambio de look se da con total naturalidad. Así que vaya una buena para los guionistas, también.

En mi opinión, Los Protectores es una producción de Polka directamente extraída de los 90, actualizada para adaptarse mínimamente a los tiempos actuales y comprimida para desarrollarse en menos de 5 horas. Si sienten que aún hoy podrían disfrutar de Poliladron (1995 – 1997) o 22, el loco (2001), entonces esta es su serie. Y sino, aún puede ser que la encuentren al menos entretenida. Pero si deciden que no vale la pena darle una chance a sus 8 episodios, tampoco se habrán perdido nada.

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