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Del olvido a la espectacularidad noventera. Wonder Woman de William Messner Loebs (Vol 2 64-100)

Cómics

Del olvido a la espectacularidad noventera. Wonder Woman de William Messner Loebs (Vol 2 64-100)

Manuel Garcia Muro repasa la etapa del guionista William Messner Loebs en la historia de la princesa Amazona.

 

Tras el desastre que significó “War of Gods” (ya relatado, en parte, en mi nota sobre la primera etapa del volumen 2 de la Amazona), George Pérez abandonó, no sólo la revista, sino también la editorial por un largo tiempo. En aquél fatídico 1991, año del cincuentenario del personaje, DC decidió homenajearla poniendo su revista en “terapia intensiva”, buscando un nuevo coordinador, un nuevo guionista, y un nuevo rumbo. Finalmente, en junio de 1992, Wonder Woman regresa con su número 63, continuando Jill Thompson en la faz gráfica, y un nuevo guionista: William Messner Loebs.

El nuevo autor: ningún improvisado

Para cuando llega a trabajar con la Amazona, William Messner Loebs era una especie de guionista comodín, ya que, escribía y colaboraba en varias series simultáneamente. En Argentina lo conocemos principalmente por su etapa de Flash (Flushman en realidad) publicado en los ’90 por la Editorial Perfil, pero también escribía Dr. Fate, Jaguar, algunas colaboraciones con la Liga de Europa (que también disfrutamos), la Justice League Quarterly, algunos números de Superman; y al mismo tiempo, trabajaba para editoriales independientes como Dark Horse Cómics y Eclipse Cómics. En síntesis, no era un inexperto.

El mismo Loebs cuenta que al irse George Pérez los editores le pidieron que se hiciera cargo de Wonder Woman, ya que consideraban que en su crossover con Dr Fate (narrado en el número 32 del mítico personaje, en septiembre de 1991) había realizado un buen trabajo escribiendo a Diana. Además, el guionista declara que sabía que las superheroínas no vendían demasiado, pero que estaba ansioso por desarrollar historias para las mismas. Su aceptación le significo abandonar Flash, debido a la gran demanda de trabajo.

Lo primero que se debe decir de la etapa de Loebs a cargo del personaje es que su visión sobre Wonder Woman es distinta a la de Pérez. Para el oriundo de Michigan, las Amazonas estaban por todos lados, y eso había distanciado a Diana de su poderosa singularidad, con lo cual, reduce drásticamente el papel de las guerreras griegas, y de los dioses mitológicos. La Wonder Woman de Loebs está más inserta en el mundo humano; los personajes soporte de los primeros 62 números casi desaparecen, Diana se va a vivir sola, se empieza a buscar trabajo en la ciudad, y en los tiempos libres, lucha contra el crimen.

Una ida y una vuelta: del espacio a la pérdida del hogar, de un artista icónico al desfile de dibujantes (nums 62 a 89)

Lo característico de la etapa de William Messner Loebs es que resulta difícil encasillarla como mala, pero tampoco es completamente buena. Creo que la expresión para definirla sería “absurdamente interesante”.

La primera gran saga que el autor propone, que coincide con la partida de Thompson y la llegada de París Cullin a los dibujos, lleva a Diana al espacio exterior. Sin lugar a dudas, esto ya sonaría muy fuera de lugar, pero Loebs logra que funcione, ya que, la Amazona es apresada por unos extraterrestres que tienen esclavizadas a miles de mujeres para sus propios intereses. La idea de convertir a Diana en una especie de Espartaco, según palabras del propio guionista, va muy bien con lo construido anteriormente en la historia del personaje. La intención era que Wonder Woman permaneciera en este rol por tres años, es decir, en toda la etapa, pero esto no sucedió, y Diana vuelve a casa en el número 71, y al mes siguiente empieza la saga contra Ares Buchanan, sacandóle durante largo tiempo el aire de fantasía y aventura que la serie estaba teniendo. Themyscira desaparece, y la Amazona debe afrontar, como mencioné anteriormente, una vida más cotidiana y urbana. Con un misterio que no es tal, y con un villano bastante cliché.

Honestamente, lo más destacable de esta primera etapa de Loebs, además de las majestuosas portadas de Brian Bolland, es la saga del espacio, lo demás no es malo, pero no es algo particularmente atrayente. Para colmo, esta etapa sufre el desfile de artistas, ya que París Cullin se va después del número 71, siendo sustituido por Lee Moder. Sin embargo, nunca se define un, o una artista estable en la serie y los dibujos son tan irregulares que nunca terminas de acostumbrarte al estilo gráfico de la revista.

El Torneo: Una despedida con marcas de la época (núms. 0; 90-100)

Si hay algo que Wonder Woman había conseguido esquivar hasta el momento era caer en el Grim and Gritty que dominaba el mercado noventero del cómic superheroico estadounidense; pero, a fines de 1994, los cabecillas de DC le pidieron a Loebs que matara a todo el casting de la revista e hiciera a Diana una guerrera vengativa de la noche, que iría haciéndose cada vez más oscura y homicida número a número (esto según cuenta el guionista en una entrevista). Y es que, tras el éxito que supuso La Muerte de Superman y sus derivaciones, sumado al éxito de Image Cómics en el público, la antigua National buscó avanzar con esta idea de “dar un nuevo giro a sus superhéroes”, y pronto Bruce Wayne fue reemplazado por un Batman más acorde a los tiempos que corrían, Hal Jordán perdería la cabeza ante la destrucción de su ciudad natal, y Aquaman perdería su reino, su mano, y cambiaría su aspecto. La suerte que tuvo DC con todos éstos disparates marketineros fue que buenos y buenas guionistas y editores/as estaban tras esos personajes y pudieron realizar algo más decente y consistente.

Sin embargo, pese al desquiciado pedido de los miembros de la editorial, Loebs decidió darle un giro de tuerca a lo solicitado, y sugirió crear un personaje con las características qué se suponía que tendría Diana. Esta nueva Amazona, más guerrera e impiadosa, serviría como antítesis de Diana, la cual perdería su título de Wonder Woman, pero sin que ésto la lleve a abandonar su mensaje de igualdad y paz. Sin dudas lo que terminó derivando en la saga “The Conquest” o “El Torneo”  fue mejor de lo que los de saco y corbata querían, pero no dejo de tener su aire a los 90s en algunos aspectos.

Messner Loebs inserta a Diana en el mundo noventero luego de que ésta recuperase su hogar natal, Themiscyra. La isla había sido atacada por Circe, quién la había teletransportado a una dimensión demoníaca dónde las Amazonas habían luchado durante años a pesar de que en el tiempo terrestre sólo habían trascurrido meses. Después de tirarnos esto en la cara, el guionista nos trae a las amazonas de Bana Mighdall (presentadas en el número 29) quienes guardan todavía recelo a las súbditas de Hipólita, especialmente a la princesa, por la pérdida de su ciudad (acontecido en el run de Pérez), y una reina furiosa con su hija por considerar un fracaso su misión en el mundo del hombre, lo que deriva en el llamamiento a un nuevo torneo para decidir una nueva representante. En dicha competencia, la princesa pierde, y Artemis, miembro de las oriundas de Bana Mighdall, se convierte en la nueva Wonder Woman dejando estupefactas a sus pares y a los humanos que la conocerán posteriormente. Mientras tanto, Diana, rechazando los deseos de su madre de quedarse en la isla, no abandona su lucha contra el crimen, y continúa viviendo en el mundo del hombre, sólo que con un traje diferente.

Iniciada en el número 90 y finalizada en el 100 (pasando por el 0 por cuestiones relacionadas con la saga Zero Hour), este lindo lío que Loebs escribió irá desenvolviéndose, tomando giros bastante interesantes y teniendo retrospectivas y flashbacks del pasado; con el guionista llevando personajes, nuevos y viejos, no siempre de la mejor manera, pero nunca perdiendo el hilo conductor por completo. Se juega mucho con las emociones de los personajes a partir de las mentiras del pasado, la rabia contenida, la traición, la venganza y la redención. Entre las pocas cosas malas que le encontramos al guion, y eso hay que decirlo, es que Loebs abusa de la elipsis algunas veces, haciendo fastidioso el seguimiento del arco narrativo. Además, la nueva Wonder Woman, es decir Artemis, nunca se convierte realmente en protagonista de la revista y/o de la historia, pese a que su desarrollo es muy bueno, resaltando todas las diferencias que tiene con Diana, es decir, una conducta más agresiva, una gran pasión por el combate, un discurso más radical, y su actitud poco piadosa con los seres humanos, especialmente los del sexo masculino.

Pero yo creo que lo que las personas más recuerdan de esta saga es su dibujo, ya que una “Imagenización” de los personajes merecía un giro artístico grande, y en Wonder Woman llega Mike Deodato Jr. (Deodato Taumaturgo Borges Filho), un dibujante brasileño que ya había mostrado su particular estilo en el número 85 de la serie, pero que ahora llegaba como artista estable de la serie, al menos hasta el 100. Hipersexualización de los personajes femeninos, figuras totalmente desproporcionadas, atributos exagerados al palo, personajes masculinos hormonizados, y con dientes apretados, y planos imposibles van desfilando por la serie a lo largo de éstos 11 números. Deodato dibujaba lo que los editores de DC pedían y lo que algunos lectores también, pero en su defensa debo decir que, cuándo el argumento anda en nebulosas, la faz gráfica resuelve ese bache con espectacularidad artística y exageraciones que sirven para pasar el buen rato. Lo opuesto a Deodato son las portadas, Brian Bolland se luce con unas portadas increíbles, que hay que observar bien para notar grandes detalles artísticos. Y si bien ya venía trabajando desde el principio de la etapa, éstas portadas son sus joyas absolutas en la revista de la Amazona.

Conclusiones

Concluyendo, la etapa de Messner Loebs a cargo de la Amazona no fue algo completamente impresionante. La falta de un o una artista estable y atrayente hizo olvidable la primera etapa, salvo la mencionada saga del espacio, y sólo con la “Imagenización” podemos llegar a hablar de algo más recordable por el público comiquero. En síntesis, no es una etapa a saltarse, es más, la última saga es vital para lo que sigue del volumen, pero tampoco todo es rescatable.

Hablando estrictamente de la saga del Torneo, ésta es una buena combinación de lo viejo y lo nuevo del cómic, cuándo una cosa flaquea, la otra lo resuelve, y viceversa. El guion posee grandes ingredientes de tragedia griega, y buenos complementos a la historia de las Amazonas y de la reina Hipólita, pero, por consecuencias de la época, la violencia y la sangre en grandes cantidades, traiciona el espíritu pacifista implantado por George Pérez y su equipo. El arte es atrayente y, a pesar de tener todas las características noventeras de la época, logra complementarse con el guion.

Lo único que se consigue de esta etapa es la última saga, que Editorial Zinco y ECC Ediciones publicaron en los 90 y en 2017, respectivamente. Lamentablemente ninguna editorial argentina publicó nunca nada relacionado con esta etapa, aunque se suponía que Editorial Perfil, en su renovación de 1995 que nunca ocurrió, iba a publicar la revista de Wonder Woman, empezando con dicha saga.

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