CINE
Crítica: The Batman
Crítica sin spoilers del esperado film de Warner dirigido por Matt Reeves, con Robert Pattinson, Paul Dano y Zoë Kravitz
Desde siempre, la característica más interesante del caballero de la noche en el medio impreso tiene que ver con los múltiples abordajes que, aún hoy, permite. Ni la sobreexplotación a la que DC Comics lo ha sometido en el último tiempo logró mellar su potencialidad como una inagotable fuente de ricas historias. De los más diversos subgéneros. Esto es así debido a su propia naturaleza, las diversas influencias pulps que determinaron su nacimiento en 1939, pero también a los desarrollos creativos posteriores. Así como en ocho décadas y pico de trayectoria editorial existen muchas versiones de Batman, es lógico que algo similar suceda con sus traslaciones a otros medios. En la gran pantalla, la deuda que el nuevo film viene a saldar tiene que ver con su faceta detectivesca, nada menos.
Esta incursión de la inmortal creación de Bob Kane y Bill Finger en el séptimo arte se empezó a gestar hace cinco años. El contexto distaba de ser el mejor, tras el paso en falso que supuso la controversial visión del director Zack Snyder para el personaje, que derivó en Ben Afleck bajo la capucha en tres ocasiones (cuatro si se cuenta la próxima The Flash), sin nunca llegar a obtener película propia, lo cual debe constituir un extraño récord cinematográfico. Pero volviendo a aquel momento, la apuesta de Warner Bros. pasaba por relanzar al hombre murciélago desde cero, tras las logradas y exitosas franquicias llevadas adelante por Tim Burton y Christopher Nolan, cada una con sus respectivas improntas creativas.
Quiso algún iluminado que las riendas creativas de este nuevo comienzo cayeran en las hábiles manos de Matt Reeves, realizador newyorquino conocido en el mainstream a través de la sorprendente Cloverfield (2008), cuyo inesperado éxito le permitió hacerse cargo de las -muy monas- secuelas Dawn of the Planet of the Apes (2014) y War of the Planet of the Apes (2017); siendo también responsable de la más personal Let Me In (2010). Oficiando también como guionista junto a Peter Craig, el proyecto fue cobrando forma y obteniendo intérpretes, merced a un presupuesto que bordeó los doscientos millones de dólares, entre costos de producción y publicidad. El resultado llegó hace unos días a los cines. Huelga decir, la espera valió la pena.
Con casi tres horas de metraje que mantienen al espectador atado a la butaca de principio a fin, la película es un policial Neo Noir hecho y derecho, que se ubica cómodamente entre las adaptaciones más fieles a la esencia del encapotado, en consonancia con la imprescindible Batman: The Animated Series. Ambientada en una Gotham City sumida en la oscuridad, que encarna como nunca la decadencia y corrupción institucional, para la cual no parece existir redención alguna; tiene lugar durante el segundo año de la cruzada del violento vigilante urbano. Sus influencias fílmicas pueden rastrearse en Seven (1995) y Zodiac (2007), ambas de David Fincher, pero también en la recordada Chinatown (1974), del gran Roman Polanski.
Primera decisión acertada del director; esta no es una historia de origen, como ya se ha visto anteriormente -demasiadas veces- en el cine. No hay necesidad de recrear explícitamente el clásico atraco a los Wayne en aquella fatídica noche a la salida del cine. La trama refiere a la tragedia personal del héroe en un par de ocasiones mediante diálogos y alusiones, con sutil efectividad. Otro punto a favor de esta cinta es lo armónico que resulta el desarrollo de su trama, merced a una cuidada y hasta casi artesanal elección de los elementos temáticos-formales que le dan vida, extrapolados de diferentes obras comiqueras contemporáneas que el fan reconocerá, pero mixturados con suma originalidad y elegancia. Claramente, Reeves conoce el trasfondo, de qué se trata esto.
Tenemos, entonces, un argumento que recurre a las fuentes. Sin ahondar en detalles, diremos que en el guión hay conceptos tomados de diferentes trabajos canónicos de Frank Miller, Jeph Loeb, Greg Rucka, Ed Brubaker, Scott Snyder y Tom King, en lo que, sin dudas, representa un amplio abanico de estilos. Sumamente bien abordados y entremezclados para generar una historia que sorprende desde el vamos, con la propia voz en off del protagonista llevando adelante el relato. El apartado que involucra el diseño de producción y la estética visual de los personajes abreva, entre las influencias gráficas de mayor peso, en trazos de David Mazzuchelli, Tim Sale, Darwyn Cooke, Andy Kubert y Greg Capullo. Artistas que, enumerados así al paso, parecen conformar un listado algo antojadizo. Pero no. Ver para creer.
Pero difícilmente el film podría funcionar de la manera que lo hace sin un casting a la altura. Otra vez, las elecciones fueron mayormente adecuadas. El británico Robert Pattinson compone un sólido y creíble justiciero, algo falible por encontrarse en la etapa inicial de su carrera, claro está. Aunque su Bruce Wayne termina algo deslucido, más por el tono actoral pretendido y cierta falta de cierre a su evolución personal dentro de la historia, que por su capacidades interpretativas. El Acertijo de Paul Dano está denodadamente desvirtuado de su rol habitual en los cómics, pero funciona de maravilla como antagonista de peso en tan enrevesada historia. Saludamos el hecho de que conserve su nombre completo original, Edward Nashton.
Catwoman encontró en Zoë Kravitz a su versión cinematográfica definitiva. No solo brilla en el papel, sino que mantiene una química envidiable con el protagonista, que atraviesa la pantalla. Algo parecido sucede con El Pingüino de Colin Farell, aprovechando todos y cada uno de los momentos que tiene asignados, a la espera de un futuro desarrollo en su propio serial spin off, donde pueda brillar con luz propia. Con menos tiempo pero similar eficacia, aparecen Andy Serkis con un atípico pero siempre leal Alfred Pennyworth y John Turturro rompiéndola como el jefe mafioso Carmine Falcone -¿alguien lo dudaba?-.
Párrafo aparte merece Jeffrey Wright, encarnando a un teniente James Gordon que apenas convence, en parte por cómo está escrito, pero también porque cuesta asociar al personaje con el actor, en lo que tal vez sea la única elección errónea del elenco. Nadie duda de su talento interpretativo, pero al no coincidir con el ‘fisic du rol’ requerido -estando todavía fresco el recuerdo de Gary Oldman-, sus líneas deberían haber sido tratadas con mayor cuidado. Tal vez la serie derivada del film que prepara HBO Max, centrada en el Departamento de Policía de Ciudad Gótica, le depare un mayor lucimiento. Por lo pronto, su debut no ha sido del todo feliz.
Como era de esperar, los rubros técnicos sorprenden gratamente, con una soberbia fotografía a la cabeza, que acentúa el sombrío clima imperante y contribuye al crescendo del suspenso, la acción y el drama. Las secuencias que involucran efectos especiales lucen muy bien, acompañando de lleno el desarrollo narrativo; siempre en función de este y no al revés. La banda sonora es otro notable logro, aunque el tema principal, compuesto por Michael Giacchino, tiene un inicio imponente con predominio de piano cuya repetición en momentos álgidos termina resultando un poco contraproducente.
Recibida con beneplácito por la crítica mundial, solo resta esperar su funcionamiento en la taquilla para saber si la flamante franquicia tendrá secuelas, derivando en una nueva trilogía. Si algo demostró la controversial Joker (2019) de Todd Phillips, es que el gran público puede responder positivamente a aproximaciones algo más arriesgadas sobre personajes salidos de los cómics. Ojalá ello mismo vuelva a suceder con The Batman, cuyos logros superan ampliamente sus pifies. Francamente menores. Después de todo, lo mejor de esta adaptación es que recién empieza.