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Dexter, New Blood: cuando la manzana cae realmente lejos del árbol

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Dexter, New Blood: cuando la manzana cae realmente lejos del árbol

Siguiendo los pasos de Cobra Kai, Showtime revivió a nuestro Justiciero Serial favorito y esto es lo que piensa Jota al respecto.

UN POCO DE HISTORIA (CON SPOILERS)

El primero de octubre de 2006 la cadena Showtime ponía en el aire el primer episodio de la serie Dexter (2006 – 2013), inicialmente basada en la novela de Jeff Lindsay El oscuro pasajero (Darkly dreaming Dexter, 2004) aunque a partir de la segunda temporada tomaría su propio camino argumental. A lo largo de 9 entregas desgrana la historia del especialista en sangre del departamento forense de la policía de Miami Dexter Morgan (Michael C. Hall), quien tras presenciar a muy temprana edad el asesinato y posterior desmembramiento de su madre desarrolla  tendencias psicópatas que se manifiestan durante su adolescencia. Fue adoptado por Harry Morgan (James Remar), el primer policía en la escena del crimen de su progenitora, quién al notar las inclinaciones del chico lo dotó de una serie de reglas de conducta, un Código pensado para canalizar estos impulsos homicidas hacia una cierta forma de justicia. Dexter se convirtió así en un «Justiciero Serial», que aprovecha su puesto en la policía para descubrir, perseguir y asesinar a aquellos criminales que se libran de su condena por tecnicismos, falta de pruebas o corrupción: Si de todos modos vas a matar, que sea a alguien que se lo merezca.

A parte de este impulso asesino al que denomina «El Pasajero Oscuro», Dexter no siente ninguna clase de emoción, ni siquiera las mas básicas, como empatía o deseo sexual. Pero como parte del código es pasar desapercibido, traba relación con Rita (Julie Benz), una víctima de abuso que debido a su trauma no intenta (inicialmente) tener contacto físico con él, brindándole la cobertura perfecta. Con el correr de las temporadas, el muchacho termina por desarrollar (o aceptar que es capaz de experimentar) emociones como la amistad y el amor y llega a tener un hijo con Rita, llamado Harrison en homenaje a su abuelo adoptivo. Pero el niño no tendrá mejor destino que su padre: Rita es asesinada por Arthur «Trinidad» Mitchell (grandioso John Lithgow) y el pequeño presencia todo, por lo que Dexter comienza a temer que desarrolle sus mismas tendencias. En el último episodio de la serie, el protagonista finge su muerte tanto para escapar de la justicia como por temor a convertirse en una influencia negativa en la vida de su hijo, a quién deja al cuidado de su madrastra, Hannah (Yvonne Strahovski).

 

10 AÑOS = NADA/2

El año pasado, Showtime decidió sacar al personaje de su ostracismo para retomar la historia a través de una miniserie de 10 episodios que en nuestro país estuvo disponible a través de la plataforma Paramount Plus, en la modalidad de un capítulo por semana entre el 8 de noviembre de 2021 y el 9 de enero de 2022. En la ficción han pasado 10 años y Dexter se encuentra «exiliado» en el helado pueblo de Iron Lake, bajo el pseudónimo de Jim Lindsay. Aunque no ha vuelto a asesinar, continúa fiel al código en algo: Jim es uno más en el pueblo, sostiene un perfil absolutamente bajo y si acaso destaca por algo es por ser el novio de la sheriff local, Angela Bishop (Julia Jones). Pero dos cosas harán tambalear su status quo: por un lado, su Pasajero Oscuro recibirá una provocación que no puede dejar pasar y por el otro, Harrison (Jack Alcott) llegará a Iron Lake tras la pista de su padre. Nuestro (anti)héroe se verá tironeado entre restablecer una relación con su hijo y calmar las renacidas urgencias siguiendo la pista de un asesino serial que ha estado causando la desaparición de jóvenes mujeres desde hace décadas.

Tengo que admitir que, como veterano de Criminal Minds (2005 – 2020), la premisa de que un psicópata (aún uno tan especial) haya dejado de matar por propia voluntad durante tanto tiempo me parece poco creíble: un largo período de inactividad solo suele darse cuando el sujeto está preso o incapacitado. Pero una vez superado este pequeño escollo, la serie atrapa con dosis muy equilibradas de entretenimiento, drama, misterio y nostalgia.

La estructura narrativa conserva dos de las grandes premisas de la serie original. Por un lado están los diálogos mentales entre el protagonista y su «lado bueno» (o lado opositor), encarnado en su momento por su fallecido padre adoptivo y que en esta nueva entrega es reemplazado por su también desaparecida hermana Debra (Jennifer Carpenter). Por el otro, la voz en off de Dexter expresando sus pensamientos, que a menudo contradicen sarcásticamente lo que dice o hace abiertamente. Además y como no podía ser de otro modo, hay un cameo: se las arreglan para invocar al muy querido personaje de Ángel Batista (David Zaya) cuya participación a la postre resulta ser más un simple recurso nostálgico.

Imparcialmente juzgada, la historia resulta un poco predecible, con un villano principal que se ve venir a lo lejos y un final algo apresurado que generó las iras de la mayoría de los fans. No solo porque la decisión que toma el protagonista llevará (al menos en mi opinión) a un resultado exactamente opuesto al que supuestamente quiere alcanzar, sino porque comete la imperdonable desprolijidad de basar gran parte de su resolución en que El Carnicero de la Bahía (nombre con el que la prensa bautizó al autor de los homicidios en Miami) drogaba a sus víctimas con ketamina… cuando durante toda la serie original supimos que utilizaba M99 (Etorfina). Hasta Michael C. Hall se manifestó en contra de este cierre tan poco logrado.

 

NI PENAS NI GLORIAS

Decir que las actuaciones son buenas es casi redundante: Hall y Carpenter (que a la sazón fueron pareja en la vida real) se saben sus papeles al dedillo, Zaya es y será Batista y en cuanto a los nuevos, a Alcott se lo ve desarrollar con mucha soltura un rol que no es para nada fácil. Mención de honor para el villano de turno, cuya identidad se revela entrada la serie así que no voy a nombrarlo abiertamente, por más que como dije no haga falta mucho para adivinar su identidad.

Restan muchos puntos el final, que como se ha dicho no solo no dejó conformes a los fanáticos (aunque ¿Qué lo hace?) sino que resulta contra fáctico, convirtiendo en un «se deja ver» lo que podría haber sido un «impactante regreso». Para peor, ya hay rumores de una innecesaria continuación, reforzados por los dichos de Alcott: «Depende de Showtime llamarme si quieren más. Si me preguntan si me gustaría hacer una continuación de esto, diría que sí. Tengo muchas cosas que hacer, pero dejaría todo por esto y diría que sí».

El universo del Justiciero Serial definitivamente se merecía más, pero ya que lo hicieron de este modo…  al menos tengan la decencia de dejarlo así.

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