“El rey no ha muerto, está viviendo en Carlos Paz” rezaba Kapanga reescribiendo un destino más feliz para el ídolo del rock más que aquel triste y solitario final que tuvo. Tal vez algo de ese tema rockero y cumbiero llego a los oídos de los cordobeses Cortés y Ferreyra cuando idearon a Elvisman (o tal vez fue al revés, sobre todo, tenemos en cuenta las fechas de publicación de los trabajos, siendo 1997 para el primer número del fanzine y 1999 para el álbum musical), un superhéroe bizarro, algo panzón pero con el pelo siempre bien acomodado, que formaba parte de una sociedad cuasi perfecta dominada por una especie de Superman dispuesto a todo con tal que la gente sea feliz, incluso a matarlos para que lo sean.
El rey no ha muerto, ha sido rescatado, podríamos haber respondido en el estribillo frente a la hermosa noticia que nos trae el prólogo del libro. Se trata de la confirmación de la nueva colección de Comic.Ar que busca revivir de cierto modo a la famosa editorial cordobesa Llanto de Mudo, hogar de muchos autores nuevos y que sirvió no solo como puntapie inicial para muchos de ellos (al ser su primera publicación profesional) sino también para pelearle a Buenos Aires la centralización de editoriales de historieta. Se celebra de pie el rescate de este material para mantener el legado de la editorial del chancho y también por acercar la genial obra de Diego Cortés, uno de los mejores guionistas de los últimos tiempos.
La historieta ofrece un mix de géneros, por un lado la distopia en el tono de “1814” o “Un Mundo Feliz” para nombrar dos ejemplos conocidos, donde a una sociedad se la fuerza a ser feliz y por el otro, justificando esta obligación a serlo, el revisionismo humanista del superhéroe (es decir el cuetionamiento en torno al superhéroe, que se aleja del agradecimiento para preguntarse porqué estos nos cuidan y cuál es su rol en la sociedad, esas preguntas que tuvieron su correcta formalización con “Watchmen”). A diferencia de esta obra, “Elvisman” utilizo esta reflexión como puntapie inicial para su historia, su protagonista no intenta reinventar el género ni quiere levantar en armas a la sociedad, sino que busca que lo dejen en paz, poder tomarse una cerveza y disfrutar un poco de la vida, después, que los demás se pregunten lo que quieran.

El guion pasa de estos dos géneros a la clásica machaca y el humor negro clásico de la década en obras como “The Maxx”, “Tank Girl” o si nos ponemos más localistas con “La Negra” y “El Cazador”. Pasamos de la reflexión al humor, de la trompada filosófica a la piña con gracia, a las situaciones un poco bizarras, pero sin ser un cambio brusco. Notamos la sutil mano de Cortés para hacerlo con gracia, sin que se note el pasaje, hay soltura y solidez, somos los pasajeros en su barco y nos puede pasear por cuanto genero o historia quiera.
Juan Ferreyra tiene una habilidad increíble para mezclar el realismo de su línea con lo más puro de la fantasía, dicho de otra manera, es capaz de darle tinta a los sueños como también a las pesadillas. Cada página suya en “Colder” es ver plasmado en papel cada una de nuestros peores sueños. Cuando se reedita material antiguo de un autor al que estamos acostumbrado a ver en la actualidad puede correr el riesgo de “bajonearnos” un poco, de ver que en los inicios no está la calidad a la que nos tiene acostumbrados, o, al contrario, podemos ver el brillo que posteriormente nos va a encandilar. Con el dibujo de Ferreyra sucede esto, es genial y una excelente oportunidad de ver como este artista fue acomodando su estilo en cada capítulo, marcando muy claramente el desarrollo que estaba teniendo su dibujo. Hay un nivel de detalle en rostros o en elementos particulares que en el futuro se convertirían en el sello de su dibujo, esto por solo mencionar lo que vemos en un vistazo, luego está el excelente manejo de las secuencias, hay una solidez increíble para relatar visualmente cada una de las peleas, no solo en el pasaje de cuadros sino en la elección de planos.
El último número pasa a dibujarlo Leo Sandler, a quién no llegamos a disfrutar tanto por la falta de espacio y por tener que continuar el legado visual que le dejo Ferreyra. Sin embargo, hace lo propio para estar a la altura y dar un buen cierre a este arco argumental.
“Elvisman” es un notable rescate de Comic.Ar solamente por traer del olvido físico a la editorial del chancho con una de sus primeras publicaciones y una de las más difíciles de conseguir. Si a eso le sumamos la calidad de la obra en sí y que nos da la oportunidad de ver una de las primeras publicaciones de dos autores que se consagraron posteriormente, el rescate es aún más que notable, heroico.
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