Cómics
Lectura Vade Retro
Guido Barsi analiza la antología “Dusko” de Pablo Vigo editada por Maten al Mensajero.
Raro. Es la palabra que podemos decir cuando leemos las primeras página de la primera historieta que abre la nueva antología de Pablo Vigo, quién previamente realizó “Lo Salvaje”, editado también por Maten al Mensajero. No solo por la gran presencia de texto en cada página, algo extraño en los tiempos actuales que un pensamiento se limita a 300 caracteres o a 30 segundos de video, tampoco por el tono pausado del relato, ni muchos menos al estilo de dibujo que nos evoca a la publicidad de los años ’50 de los Estados Unidos donde lo que se vendía irradiaba un brillo que opacaba la triste realidad.
Raro. También encontrarnos con una editorial que decide apostar nuevamente al formato de revista, tan clásico, pero a la vez tan olvidado que parece ser una maldición entre las editoriales… o entre los lectores, vaya uno a saber.
Raro. El tema central de las historias. Un pirómano de objetos extraños parece merodear cerca de una joven en Buenos Aires. La visita de un fantasma o el recuerdo de un muerto. Recuerdos de una infancia o de cuadros olvidados por los demás. Conocer extraños personajes, encontrarse extraños elementos.
Ahora lo difícil viene cuando intentamos brindarle un adjetivo a las 5 historias que integran esta revista y más aún si pensamos en clasificarlas. Lo más sencillo (y acertado) sería decir que son hipnóticas, a pesar de su cantidad de texto, en una época en que el peso de las imágenes ha empezado a importar más que el de las palabras, y de la presencia de un dibujo retro, el autor logra capturar nuestra atención gracias al manto de intriga que genera en los primeros cuadros con una narrativa acertada para el tema central y para complementarlo con un dibujo clásico, retro.
No son historias simples, aunque tampoco poseen intrincados argumentos a los que debemos recurrir y releer una y otra vez para encontrar pistas que nos clarifiquen lo que está sucediendo. Tampoco son historias complejas, aunque sí lo son, pero no en su superficie sino en la profundidad de su relato, dónde tenemos que sentir lo que nos están diciendo e interpretarlo.
Estamos ante una antología atrapante, con un autor muy aceitado en lo que está haciendo, cada plano, texto y recurso está perfectamente usado para que sus relatos sean sólidos, cuenten una historia como si el personaje estuviera frente nuestro narrándolo e incluso gesticulando cada sensación.
Puede tratarse de una lectura difícil o para lectores selectos, de aquellos que buscan una narrativa firme, tranquila, sin el apuro de llegar a ningún lado, un relato de otros tiempos, ajena al desenfreno y al desquicio de estos tiempos, pero sin duda que vale la pena.
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