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Las Aventuras de Hergé y Tintín en el siglo “corto”. Ultima parte.

Cómics

Las Aventuras de Hergé y Tintín en el siglo “corto”. Ultima parte.

Final de esta meganota que Manuel Muro preparo y en la que puso el acento en el rostro detrás de la obra.

PARTE 1

PARTE 2

Del desempleo a la revista propia: Tintín salva a Hergé

La liberación de Bélgica en 1944 y el hecho de que el autor figuraba en una lista negra de colaboracionistas, tuvo como desenlce que Hergé estuviera dos años sin trabajar. Sus recientes historias de Tintín en un “Le Soir” bajo control nazi no ayudó al autor a conseguir un permiso de “buen ciudadano”, necesario para formar parte del grupo de los trabajadores de la Bélgica de la posguerra. Sin embargo, la fama de Tintín trascendía al conflicto bélico y, una vez más, el reportero aventurero terminaría salvando a su autor.

Hay que decir, llegado a este punto, que no todos los habitantes de Bélgica se acomodaron tranquilamente a la situación de ocupación, hubo movimientos de resistencia, entre ellos, el Movimiento Nacional Monárquico (National Royalist Movement), de dónde surge la figura de Raymond Leblanc. Hergé dice sobre Leblanc: “(…) él había estado en la resistencia. Todos sabían que estaba limpio, así que podía hacer lo que quisiera (…) no era sospechoso de nada”. Cómo quizás muchos miembros de la resistencia belga, Leblanc leía, o había leído, a Tintín, lo cual lo llevo a pedirle a Hergé continuar Tintín en una nueva revista dirigida a jóvenes, en dónde el autor no sólo haría a su famoso personaje, sino que también sería el director artístico. El 26 de septiembre de 1946 sale el primer número de la revista “Tintín”, con el subtítulo “Para jóvenes de 7 a 77 años”, no sólo con la obra de Hergé, sino con historias de sus colaboradores, y futuros maestros del cómic belga, cómo Jacques Van Melkebeke, Edgar P. Jacobs, Paul Cuvelier y Jacques Laudy. La revista fue un éxito inmediato, convirtiéndose en la rival de la otra gran revista de la época Spirou, formadora de otro estilo de historieta.

Obviamente hay dos cuestiones que pasan a ser problemáticas para Hergé con este gran cambio, pensemos que el autor siempre había trabajado de forma autónoma, sin demasiadas presiones sobre su ritmo de trabajo y/o fechas de entrega bien delimitadas. Ante la publicación de la revista, ya no es su propio jefe, empieza a sentir las presiones de Le Blanc para cumplir los plazos de publicación, es decir, Hergé finalmente se “industrializó” y esto no hizo más que someterlo a mucha presión. Con la finalización de “Las 7 bolas de cristal” (interrumpida desde 1943), Hergé escapó a Suiza, sin avisarle ni siquiera a su esposa. No sería la última vez que lo haría.

Un detalle de esta época es la realización del film “El cangrejo de las pinzas de oro”, la primera adaptación de una historia de Tintín. Fue realizada por la técnica stop-motion, desgraciadamente no pudo ser exhibida más de dos veces, ya que, los problemas de irregularidad fiscal que llevó su realización, llevaron a una confiscación por parte de los tribunales belgas. A pesar de su triste final, no deja de ser la primera película basada en la obra de Hergé, quien supervisó la misma hasta el final, haciendo lo imposible para que se realice.

Mientras estas tensiones ocurrían, Tintín, hablando tanto de la revista, cómo de la historieta en sí, seguía en ascenso. En 1948, mientras se publica “El Templo del Sol” y se retoma “Tintín en el país del oro negro”, aumenta el número de páginas, sumando la historieta “Alix” de Jacques Martín (clásico de la escuela franco-belga), y empieza su publicación en Francia, que se suma a las ediciones flamenga y belga que la revista ya tenía. A éstas tres ediciones se le agregarían la portuguesa; entre 1968 y 1982, la de Grecia; entre 1969 y 1972, hasta una versión en Egipto; entre 1971 y 1980.

Estudio propio. Crisis continúas

Para lograr una mayor independencia artística, y lograr apaciguar las tensiones antes mencionadas, en 1950, Hergé funda su propio estudio. Con el trabajo colectivo, y el mayor ritmo de trabajo del mismo, recupera el control de su obra. El edificio de dichos estudios sería primero en su casa en Bruselas, para luego trasladarse a su casa de campo que había adquirido poco tiempo atrás. Los primeros colaboradores de Hergé serían Bob de Moor, el ya mencionado Jacques Martin y la colorista Josette Baugot.

Llegamos a un momento crucial en la historia de Tintín, ya que se convierte en uno de los primeros, (sino el primero) que logra poner un pie en la Luna. Hay muchísimas cosas para destacar de lo que significó este trabajo, vayamos por parte

Ambos álbumes se realizaron conjuntamente, y el estudio se abocó desde el principio en el trabajo. Sin embargo, la historia fue interrumpida durante 18 meses en los que ninguna página de Tintín salió en su revista por una depresión de Hergé, ocasionada por sus problemas matrimoniales con Germaine Kieckens. Como dijimos, el estudio apaciguó un poco las tensiones, pero durante este período, las tensiones entre Hergé y Le Blanc tuvieron su pico máximo.

Por otra parte, hubo un gran conflicto del autor por una situación particular del final de la aventura espacial. Leamos al autor: “Hay algunas tonterías acerca de Wolff sacrificándose al final. Escribe una nota que dice ‘Cuando lean estas líneas habré dejado el cohete. En cuanto a mí, quizás un milagro pueda salvarme’ Aquí se puede ver la influencia de la iglesia, que los editores de Casterman (Editorial que publicaba los álbumes de Tintín) insistieron en introducir”. Hergé aclaró que el problema era que veían un suicido en el sacrificio de Wolff, algo inaceptable para la religión católica. Sigamos leyendo al autor, que menciona un dicho suyo muy curioso a los representantes de la editorial y, por supuesto, algún que otro de la institución eclesiástica: “Pero Jesús se dejó crucificar ¿No es eso una forma de suicidio?”, Hergé dice que le respondieron: “Pero eso es una blasfemia”. Finalmente, el autor terminó cediendo, según el mismo “(…) aún cuando sabía que me vería como un idiota, por eso puse esa porquería”. A estas famosas, y conflictivas, historias, siguieron “El asunto Tornasol”, un gran álbum, con gran realismo de la ciudad de Ginebra, una gran muestra del detalle característico de las obras de Hergé, pero también muestran una gran obsesión por lograr la perfección. No pasaría mucho tiempo para que el autor sufriera una crisis que lo llevaría a crear una de las más famosas historias de Tintín, y su favorita por lo que significó, “Tintín en el Tibet”.

Entre la montaña y el abismo. Separación y crisis

Es a partir de aquí cuando las distintas crisis que Hergé estaba viviendo explotan. No sólo la tremenda carga de esfuerzo que significó la revista, sino el cargo de conciencia y resentimiento de la posguerra. Además de esto, su relación matrimonial no andaba bien desde hacía tiempo, escuchemos cómo habla de su esposa: “Indirectamente (….) ella me intensificó una rigidez en mí, una determinada moralidad y  mi espíritu de boy scout (….) ella era la secretaria del Reverendo Wallez. Durante todo ese tiempo yo estaba siendo oprimido por el Reverendo Wallez y por ella sin saberlo. Trataba de ser quién yo no era”. En 1959 descubre que se había enamorado de una de sus coloristas, Fanny Vlaminck, recientemente llegada a sus estudios. Escuchemos un poco más a Hergé en torno a lo que significó todo esto: “(…) Allí conocí a Fanny, era colorista, nunca había experimentado algo así, sucedió imperceptiblemente, realmente no sé cómo, no veía demasiado a los demás, prefería trabajar sólo, la veía de vez en cuando (…) algo ocurrió (…) es maravilloso, pero tuvo sus consecuencias. Ante todo esto, Hergé decide separarse de su mujer, no pudo divorciarse sino hasta 17 años después, porque el divorcio no era legal en Bélgica. Sigamos leyendo “(…) dejé a mi mujer, fue una experiencia horrible, sobre todo para ella, pero también para mí. Había roto mi palabra, eso fue horrible”. Desgraciadamente no se encontraron testimonios de la esposa del autor, al menos el que escribe estas palabras no lo hizo, digo esto porque la victimización que el autor realiza en sus testimonios puede interpretarse cómo una forma de no asumir sus propias decisiones, y no es la primera vez que lo vemos defenderse de esta manera.

Más allá de las aclaraciones, la separación de su mujer afectó aún más la crisis nerviosa que vivía Hergé “(….) tuve sueños blancos, repletos de miedo”, por lo que hace algo que, quizás, nunca pensó que necesitaría, leamos al autor contarlo: “Tuve que atenderme con un psiquiatra (…) me escuchó con interés”; pero le dijo a Hergé algo que al autor no le gusto escuchar, según éste le dijo, “No puedo ayudarte, tienes todas las cartas, el problema es que tienes un demonio en ti que debes matar”.

Allí es cuando el autor, luego de terminar “Stock de choque”, anotó entre sus ideas para la siguiente historia un viaje al Tíbet, ahí estaba su cabeza, en la nieve, en su inmenso “demonio blanco”, y allí va a mandar a su alter ego perfecto. Tampoco es casualidad que la razón del viaje del personaje sea la desaparición de Tchang, personaje creado en “El Loto Azul” basado obviamente en su amigo y colaborador Zchang, ya que, Hergé andaba buscándolo desde el final de la guerra, nunca obteniendo respuesta.

Toda la crisis personal de Hergé se expresa en las imágenes del álbum, un avión destrozado cubierto de nieve, las grandes tormentas que enfrentan los protagonistas durante toda su aventura, los peligros mortales, el riesgo de que alguno de ellos decida sacrificarse para que los otros sobrevivan, todo está en este álbum, y todo es producto de la mente del autor. Es, sin dudas, uno de los mejores trabajos de Hergé. Mientras que el psiquiatra le había sugerido dejar su trabajo, a raíz de lo obsesionado que lo veía con el mismo. El autor volvió a sus creencias morales, “Un scout sonríe frente a los problemas, ese es el orgullo del scout, que continúe y lo logre (…) dejé a mi esposa y tuve que admitir que yo no era perfecto”.

Últimos álbumes, reencuentros, nuevos proyectos y el final

Tras, según sus palabras, superar su crisis, Hergé empezó a trabajar en el siguiente álbum, uno tan destacable como el anterior, “Las Joyas de la Castafiore”, una historia de Tintin en dónde, contrario a la idiosincrasia del personaje y de la historia, no se viaja a ninguna parte. La historia ocurre 100% en el Castillo Moulinsart, residencia del capitán Haddock, quién es molestado por todo el mundo. Es una aventura de misterio y humor, algunos biógrafos de Hergé la denominan “ópera bufa”, es decir, una ópera de temática cómica. Es la obra más discutida de Tintín, por sobre todas las cosas, por la ausencia de viajes lejanos. Al ser un álbum centrado en el humor, el eje central del mismo es el capitán Haddock, el cual sufre los percances más inesperados, especialmente de un personaje que ocupa también el centro de atención: Bianca Castafiore. La misma visita el hogar del capitán, es víctima del robo de sus joyas, y es el personaje que más molesta a Haddock. “No es deliberado, pero en parte es de mi esposa de quién me estoy burlando” dice Hergé. Más allá de todo esto, al contrario de la aventura en el Himalaya, la obra parece ser de una persona risueña y alegre, es la demostración de que el autor había superado sus demonios.

Luego de esta historia empezó una etapa dónde Hergé dejó de tener el ritmo de trabajo habitual y empezó a espaciar cada vez más sus obras. La siguiente obra de Tintín, “Vuelo 714 para Sidney”, se publicó cuatro años después de “Las Joyas de la Castafiore”, y la siguiente, “Tintín y los Picaros”, ocho años después de ésta. En estos interines se dedicaba a viajar, tal como había querido desde siempre, tal fue su pasividad que Le Blanc lo reemplazó como director de arte de la revista Tintín, a la cual quería darle un estilo más moderno, adecuado para los nuevos jóvenes lectores.

Tintín queda abandonado, pero su autor mejora drásticamente: “La vida es mucho más confortable y espaciosa. Me siento más cerca de otras personas (…) las cosas deben cambiarse. Todo se separa, todo el antiguo mundo muere. Colegios, universidades, todo muere, la gente no puede tolerar más (…) los jóvenes están cansados de todo”, así veía Hergé las manifestaciones y conflictos, como el Mayo Francés, por ejemplo, que parecían derrumbar al viejo mundo moral del que él había formado parte, y defendido algunas veces. Realmente parecía otra persona. Tal es este gran cambio que define a Tintín, ya no cómo un boy scout, sino como un rebelde.

Durante todo este tiempo, además, Hergé vio masivamente adaptado a su personaje principal en largometrajes animados, y uno live action, pero nunca pudo escapar de la presión que le provocaba el pedido de nuevas historias de Tintín: “Ya no dibujo como antes, porque ya no me interesa, ya no tengo tantos demonios con los cuales lidiar”. Pero esto no quiere decir que estuviera alejado del arte, tuvo intenciones de empezar a realizar pintura abstracta, pero cuando llevó sus obras al Museo de Bruselas, le dijeron que no estaba a la altura de sus trabajos con Tintín.

En el año 1981, Hergé pudo reencontrarse con Zchang, o Tchang, su amigo y colaborador del “Loto Azul”. No resulta raro a esta altura decir que nunca dejó de buscarlo, según Fanny Vlaminck (hoy Fanny Rodwell) Hergé preguntaba a cada chino/a o taiwanés que veía, ya sea en un negocio, en la calle, o en dónde sea, si conocía a Tchang. No puedo imaginar lo que debe haber sentido cuando por fin pudo contactarse con él, obviamente, los medios se hicieron eco de la noticia, y fue algo de interés público nacional, pero quedan las dudas de que si Tchang sabía que estaba pasando, y si tanta era su euforia de volver a ver a su colaborador belga, él cual siempre definió al artista oriental cómo “más que un amigo”, o cómo a “alguien que me abrió puertas y ventanas”. Algunos hablan de una idealización de Hergé sobre su amistad con Tchang, sinceramente, creo que solamente quería volver a ver a, quizás, la única persona que le había enseñado algo valioso y distinto a lo que él vivía habitualmente.

En 1979, Hergé había sido diagnosticado por osteomielofibrosis, una enfermedad que provoca principalmente anemia, teniendo el paciente que recibir transfusiones muchas veces, la situación se complicó cuando, en algunas de éstas, Hergé pudo haber contraído el VIH. Finalmente, el 3 de marzo de 1983 Georges Remi fallecía por un paro cardíaco. Había solicitado que nadie continuara Tintín, con lo cual, un álbum, “Tintín y el Arte-Alfa”, quedo inconcluso. La revista Tintín cerró junto a los Estudios Hergé, que luego se transformo en una fundación.

Concluyendo, puedo decir que la idea de esta meganota fue mostrar el rostro detrás de la obra, lo influyente que pueden ser las vidas de los autores para sus historias, y la influencia externa que pueden haber recibido para las mismas. En algún momento, quizás, haga una nota sobre cada uno de los álbumes de Tintín, o algunos que recomiendo de gran manera, o quizás un top o lista de imprescindibles, pero no se puede hablar de cada uno en particular sin tener en cuenta todo lo explayado en estas tres partes. Por mi parte, resta decir que todavía aún hoy es conseguible la obra de Hergé en español, y ojalá sea así por mucho más tiempo.

Aclaración y bibliografía

Al ser una nota de tantas citas y datos, prefiero publicar las fuentes utilizadas, no sólo para aclarar el origen de lo mencionado en la nota, sino por si alguna persona quiere saber más.

  • Assouline, Pierre; Hergé: The Man Who Created Tintín; 2009
  • Entrevista a Georges Remi (Hergé) realizada por Numa Sadoul
  • Peeters, Benoit; Hergé: Son of Tintín; 2012
  • Thompson, Harry; Tintín: Hergé and his creation; 1991
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