Cómics
Un Tour por el Pantano III: Saga of Swamp Thing (La Cosa del Pantano) de Alan Moore
Tercer capítulo del informe que Manuel Muro preparo en torno a la gloriosa etapa de Alan Moore al frente de la Cosa del Pantano.
Primera parte
Segunda parte
“El dolor no puede ser enterrado ni olvidado. El dolor no puede permanecer en el pasado ni oculto bajo tierra. Aquello que está enterrado no se ha ido. Aquello que está plantado crecerá”
Análisis de American Gothic (Saga of Swamp Thing núms. 37-50)
Uno pensaría que después de varios números intensos, Alan Moore se tomaría las cosas con más calma y transición, pero su respuesta fue el número 37 de Swamp Thing, es decir, la introducción a American Gothic, la primera de las dos mega-sagas con las que el británico cerrará su etapa en la revista
En esta introducción del número 37, ocurren dos cuestiones muy importantes a futuro, una es la aparición de John Constantine, británico, fumador e investigador de artes místicas, quién conseguiría su propio título (Hellblazer). Por otro lado, este número es el primero que cuenta con los lápices de Rick Veitch, futuro dibujante y guionista titular de la serie, en su arte no sólo vemos a Constantine, sino a su amante Emma, entre otras cosas.
Los 14 números que componen la saga se entremezclan con la “Crisis en Tierras Infinitas”, dónde el desbalance emocional está afectando al Multiverso. El terror se vuelve real, vampiros, mujeres lobo, vudú, espíritus que regresan de la muerte, son algunos de los problemas que Swampy enfrentará, con Constantine haciendo el papel de informante-guía, pero siempre contándole las cosas a medias para tenerlo comiendo de su mano.
A partir de éstos números Alan Moore empieza a tener en cuenta las ideas de Bissette y Totleben, conectándolas para generar la conexión argumental de toda la saga. Bissette siempre definió a American Gothic como “Una especie de Easy River en versión de Ramsey Campbell”, en propias palabras, la saga es una serie de historias individuales, que van conectándose a medida que la trama avanza (un ejemplo sería el poema épico griego de la Odisea), en este caso particular, adaptado al género del terror y el suspenso.
No solo los castillos son refugios
En los números 38 y 39 descubrimos que hay un pueblo de vivos y uno de muertos. Éstos últimos, de manera silenciosa, han empezado a preparar a su casta para enviarla a nuestro mundo.
La primera historia, “Aguas quietas”, vemos a un grupo de jóvenes adolescentes en el lago Rosewood, un lugar al que todos temen visitar, los niños pronto descubren porqué, uno de ellos resulta víctima de un clan de vampiros que viven bajo el agua.
No resulta extraño que los vampiros decidan que su hogar sean las aguas profundas, allí muy difícilmente llega la luz del sol, en el lago siempre es de noche, sumado a que las criaturas no-muertas no necesitan oxígeno. En las profundidades, el clan alimenta a su reina con sangre, pronto una nueva generación de chupasangres no humanos surgirá.
Constantine advierte a Swamp Thing sobre estos nuevos engendros y lo envía a Rosewood, la criatura había estado en el lugar dos años antes, y había pensado que los vampiros habían sido destruidos (contado en el número 3 de la revista). Pero, además, Swampy descubre, con la ayuda del rubio, que puede materializar un nuevo cuerpo en cualquier lugar del planeta, sabiendo esto, desintegra su cuerpo de Louisana, solamente para reintegrarlo en Illinois.
En el número 39, “Historias de pescados”, los padres de los jóvenes del número anterior empiezan a buscarlos, siendo testigos de la llegada de una nueva generación de monstruos vampíricos. Dentro del lago, Swamp Thing lucha contra los vampiros, los cuales les resultan demasiados, hasta que descubre que ha estado luchando como lo que no es, un humano, así, en vez de usar sus puños, materializa su cuerpo alrededor del lago, se levanta como una montaña y precipita todo el agua del lago hacia el valle, exterminando a los vampiros por medio de la luz solar y los violentos movimientos de la corriente.
Racismo, machismo, licantropía y zombies
La licantropía siempre está asociada a la historia del hombre lobo y los ciclos lunares, la luna llena exacerba a la bestia interior. La pregunta es, ¿Qué sucedería si tenemos una mujer lobo? ¿La menstruación podría afectar la transformación? Estas preguntas se responden en “La maldición” título del número 40.
En dicho número, Constantine le dice a Swamp Thing que, luego de lidiar con vampiros, le espera otra aventura, pero no hay monstruos o criaturas, sino una mujer denigrada y humillada por su esposo machista. Alan Moore explora las prácticas de algunos nativos estadounidenses, que solían exiliar a sus mujeres cuando menstruaban, producto de un estigma asociado con la condición femenina y la sangre del ciclo reproductivo.
En la actualidad del cómic, un marido se burla de su esposa, en una escena donde Moore nos muestra a una pareja de clase media. Los hombres bromean sobre el síndrome pre-menstrual y la paciencia de éstos para aguantarlo, mientras que las mujeres ponen la mesa y lavan los platos sin emitir opinión. Acá es cuando se reflexiona sobre si actualmente vemos algún cambio social sobre lo presentado por el guionista, descubriríamos, al menos en mi opinión, que el machismo es cómodo para la sociedad, los casos de discriminación y violencia hacia las mujeres aumentan, y ni los medios de comunicación, ni el aparato estatal, ayudan a que esto cambie.
Cuando esta historia se publicó en 1985, escandalizó a los lectores, sin mencionar la reacción del Comics Code, que prohibía el sexo y todo tema relacionado con el mismo, es decir, la menstruación era un tabú. Acá vamos a volver a nombrar a Karen Berger, quien decidió publicar la historia sin el sello por segunda vez.
Después de esto, Moore toca otro tabú que aún hoy sigue siendo cosa corriente, el racismo. “Cambio sureño” empieza con la llegada de unos productores de televisión a Louisiana para filmar una telenovela, los lugareños son contratados como extras, e incluso Abby Arcane visita el set. Pero la presencia de los vivos empieza lentamente a perturbar a los muertos, los esclavos negros, torturados, mutilados y asesinados por sus amos blancos, piensan en éstos, mientras sus descendientes actúan de esclavos, ironía tristemente graciosa que Abby señala a Swampy, a lo que éste responde que es “(…)algo humano.”
El número 42 empieza de manera impactante, un esqueleto de un esclavo no puede descansar en paz, intenta de todas las maneras posibles el sueño eterno, pero no lo logra, le es imposible dormir, ya que no es libre. Este caso aislado pronto se convierte en común con el despertar de todos los muertos del cementerio de esclavos, quienes empiezan a clamar su libertad. Pronto, el resultado de un siglo de esclavitud se convierte en el tormento de los participantes de la telenovela, Swampy se las arregla para quemar a algunos zombies, pero otros escapan. La historia cierra con uno de ellos consiguiendo trabajo en un cine, al conformarse con poco, su empleador, sabiendo que lo está explotando, lo recibe de forma jubilosa, ya que, presume que no recibirá quejas, permítanse una pausa luego de este número para reflexionar.
Drogas y reinvenciones
Las drogas eran un tabú para las editoriales de superhéroes estadounidenses de los 80s. En ocasiones, Marvel y DC habían hecho referencia al tema, pero siempre quedándose en lo negativo de la adicción y sus consecuencias. En este contexto, “Fruto del cielo”, dónde las drogas no son sólo un camino al infierno, sino también uno hacia el cielo, fue publicado gracias, otra vez, a la audacia de la editora Karen Berger.
En dicho número 43, Chester, un hippie desempleado que vende marihuana, es el punto focal mediante el cual el resto de personajes convergen, atraídos por su descubrimiento, un fruto producido por el cuerpo de Swampy. Dos hombres son los beneficiarios del producto, uno se lo da a su esposa que está muriendo, el resultado es un sueño psicodélico que les hace comprender a ambos el valor de la vida y la belleza de la naturaleza. La mujer abraza la vida más que nunca, uniendo a su marido en la experiencia orgásmica y cósmica que está viviendo. El segundo hombre se ve a sí mismo como un monstruo, termina enloqueciendo y muere.
Chester escucha ambos acontecimientos, recibe la visita de su primer cliente, está feliz y agradecido, su segundo cliente obviamente no aparece, su historia le llega por medio de un amigo del muerto. La fruta no es responsable de los actos de las personas, solamente trae a la superficie quienes son realmente, en consecuencia, de ello, se puede tener un buen o mal viaje. El número cierra con una pregunta formulada mediante una acción, Chester mira el pedazo de fruto que le queda, intenta pensar que efecto tendrá en su persona, su indecisión termina ganándole y no lo hace, ¿Los lectores que harían?
“El hombre del saco” es nuestra siguiente parada. Aquí un asesino en serie, obsesionado con los ojos de sus víctimas, llega a Louisiana. Tras asesinar a 165 personas, a los cuales memoriza por sus ojos, se regodea contando sus hazañas a sus siguientes elegidos. Fuera de esto, el mundo está agitado, la Crisis del Multiverso llegó, el cielo es rojo. El crossover con dicho evento de 1985 se da con una charla entre Constantine, Steve Dayton (antes conocido como Mento, miembro de la Doom Patrol) y Batman, éste último advierte lo que sucederá. Sólo puedo decir que me encanta la referencia de Moore a la Silver Age, y a la Patrulla original, en la persona de Dayton.
Desde números anteriores vemos como Moore busca reinventar los géneros de terror, mujeres lobo para hacer referencia al machismo, zombies de esclavos para recordar el mundo racista en el cual aún vivimos, y esta vez le toca a la casa embrujada como objeto de crítica social. ¡Bang, bang! Es la onomatopeya que más leemos, la cual es utilizada referencialmente para el sonido del martilleo, como para la de un disparo. Ambos elementos se combinan en “Danza fantasma”, en dicha historia, una familia acaudalada ha construido una casa monumental que ha demandado un trabajo regular, los martillazos son un ruido constante, solo detenidos por otro sonido que suena exactamente igual, el de las armas. La casa pertenece a la familia Cambridge (referencia a la familia Winchester), y está habitada por los fantasmas de los hombres, mujeres, niños, hasta animales, que sus rifles y balas han asesinado, los cuales despiertan cuando un grupo de amigos visita dicha mansión.
La comparación de Alan Moore no sólo desafía a organizaciones como la Asociación Nacional del Rifle (incluso la gente que ingresa a la casa tiene vínculos con la organización), sino que va más allá. Así como Estados Unidos se construyó sobre los cadáveres de sus habitantes nativos, la casa se construyó gracias a la opulencia generada por la producción y comercialización del rifle perteneciente a la familia Cambridge. El martillo contra el clavo es como la bala contra la carne, Swamp Thing entiende, y sabe, que el sonido debe parar, pero esto nunca sucederá.
Crisis terrenal y espiritual
Cielos rojos, clima enloquecido, la Crisis llegó y Moore busca extender el daño, ya que, el cielo está siendo devorado.
“Revelaciones” es el crossover principal de Swamp Thing con la Crisis. Swampy y Constantine son transportados al satélite del Monitor, dónde son convocados todos los superhéroes del Universo DC, cada uno debe tener su rol. Alexander Luthor, impulsor de esta convocatoria, tiene una audiencia con nuestros protagonistas, el mundo terrenal debe salvarse, pero también el espiritual.
Desde el primer número correspondiente a American Gothic, Constantine había prometido conocimiento a Swamp Thing, en “El parlamento de los árboles” por fin le cumple. La Cosa dialoga con unas criaturas elementales, que alguna vez estuvieron en su lugar, pertenecientes a una selva sudamericana. A pesar de ser una charla fluida sin interrupciones, Swampy es rechazado.
Con el número 48, de título “Asesinato de cuervos”, todo confluye para el climax. Aquí descubrimos que todos los viajes que La Cosa vino haciendo por pedido de Constantine tenían un solo objetivo, prepararse para pelear contra un culto secreto que quiere conquistar el mundo espiritual (La Brujería), pero la misión fracasa, los colegas de Constantine que lo acompañan mueren, y éste se salva, junto con nuestro protagonista, por muy poco. Por otro lado, en Louisiana, Abby fue seguida por un fotógrafo que logró tomarle fotos intimando con Swampy, es acusada , y arrestada, por depravada sexual, y despedida de su trabajo.
Batalla final
“La invocación” es el nombre de la historia del número 49, la misma trata sobre conjuros, hechizos, pero también sobre la magia de la literatura.
Alan Moore convoca a algunos de los personajes más oscuros del Universo DC, aquellos con la hechicería suficiente para conquistar el plano astral. Constantine reúne a Baron Winter, a Sargón el hechicero, al Dr Occult, a Steve Dayton (ex-Mento), y al mago Zatara y su hija la hechicera Zatanna. Mientras que Swamp Thing reúne a Deadman, Phantom Stranger, Dr Fate, Spectre y Etrigan. La guerra con la Oscuridad empieza y hasta las criaturas infernales se sienten incomodas por lo que está pasando.
Acá vemos el lado más manipulador de Constantine, engaña a Winter para utilizar su mansión como base de operaciones, le miente a Mento respecto al peligro de la misión, y no puede evitar sonreír mientras recuerda las sesiones de sexo tántrico con Zatanna.
American Gothic concluye con el número 50, titulado, irónicamente, “El fin”, un especial de más páginas ante la llegada de tan importante número a la colección. En éste, la batalla contra la Oscuridad empieza. Uno a uno cada miembro del equipo Swampy intenta hacerle daño al enemigo, pero todos fracasan, Etrigan por fatalista, el Dr Fate por su desprecio, Spectre por venganza. Pero, cuando la criatura del pantano entra en la Oscuridad, ésta se sorprende por la calma del ser que se presenta, no puede dañarlo, pero tampoco puede ser dañado. Sus conclusiones refieren a la importancia del mal para que el bien exista, logrando un empate, salva el balance astral de este nuevo universo.
Variado, variadito. El arte de American Gothic
Los artistas de estos 14 números son magistrales. Varios equipos artísticos compartieron la tarea de llevar al dibujo lo que Moore escribía, y ninguno paso desapercibido.
El número 50 marcó la despedida de Stephen Bissette de los lápices de Swamp Thing. Agotado, y ya con poco tiempo para tan arduo trabajo, decidió dedicarse especialmente a las portadas. El motivo de su alejamiento fue el segundo embarazo de su esposa, llevándole a decidir pasar más tiempo con su familia. Su reemplazo fue, como vamos a ver, Rick Veitch, quien ya había trabajado en el número 37.
El primer artista es Stan Woch, quien trabaja con Ron Randall y Alfredo Alcalá. Con el primero logra grandes secuencias imaginativas, una belleza onírica, resaltando el número del Parlamento de los árboles, dónde logra una belleza en la naturaleza y una perfecta combinación entre anatomía humana y árboles. Por otra parte, Woch y Alcalá se combinan mejor, en los números referidos al racismo, el entintador logra remarcar la fuerza y rudeza que expresa el odio racial, mientras que, en el capítulo dedicado a la casa embrujada, la atmosfera oscura se roba el apartado artístico.
El segundo lapicista es el ya mencionado Stephen Bissete, acompañado por John Totleben (quién incluso dibuja el número 48), ambos nos muestran líneas detalladas, grandes diseños, un gran balance entre luz y sombra, destacándose la escena del baño del número 44. En cuanto al crossover con Crisis, nada tiene que envidiar a los dibujos de George Peréz, los superhéroes y personajes del satélite son bien retratados. El número 50 es un hermoso retrato del Apocalipsis y las texturas de carne humana quemándose son espectaculares.
El número dibujado por John Totleben presenta texturas más detalladas, grandes escenas de horror, un espectacular dinamismo y distribución de viñetas.
Para cerrar con el apartado artístico, no puedo evitar nombrar el gran trabajo de los colores de Tatjana Wood, sólo puedo decir que otra sería la suerte de este arte sin el gran trabajo de la colorista.