Cómics
Un Tour por el Pantano II: Saga of Swamp Thing (La Cosa del Pantano) de Alan Moore
Segundo capítulo del informe que Manuel Muro preparo en torno a la gloriosa etapa de Alan Moore al frente de la Cosa del Pantano.
“Cada alma debe entrar sola… de otro modo, ¿cómo podría ser el infierno de verdad?”. (Phantom Stranger; Annual 2)
Análisis de la obra de Alan Moore I (Saga of Swamp Thing núms.28-36)
En compañía del miedo
Esta nota abre con uno de mis números favoritos del Swamp Thing de Moore, “El entierro”, que nos viene a contar que los monstruos también tienen miedo. La pregunta es ¿a que le puede temer Swamp Thing? Simple, a Alec Holland.
En este número 28 el fantasma de Holland acosa a la criatura, produciendo una brutal dicotomía entre el hombre que fue y la criatura que es. Por otro lado, vemos la importancia de los ritos funerarios y el error fundamental de no hacerlos, ya que el cuerpo de Alec Holland se desintegro hace mucho, pero no recibió la paz eterna, para ello necesita ser enterrado por el monstruo que nació cuando él murió.
A pesar de lo terrorífica que puede ser la historia antes mencionada, es “Amor y muerte” la historia dónde Alan Moore nos deleita con la historia de terror definitiva. Todo empieza con Abigaíl sintiendo un leve aroma que parece no estar en ninguna parte, ya que, sigue sintiéndolo luego de desvestirse, quemar su ropa, e incluso bañarse con todos los jabones y shampoos. Desesperada, raspa su piel con una esponja hasta sangrar, y su día se transforma en pesadilla. A partir de allí, vemos cómo fue su día junto a su esposo Matt, quién le tiene preparadas varias sorpresas agradables: dejo su alcoholismo, encontró trabajo y una casa para vivir. Sin embargo, Abigaíl empieza a sospechar, no atreviéndose a preguntar por miedo a perder ese momento de felicidad. Realiza su investigación posterior y termina descubriendo que los nuevos colegas de trabajo de su marido son asesinos y psicópatas muertos décadas anteriores. Además, como si fuera poco, entiende que el hombre con el que está viviendo, y teniendo sexo, no es su marido, sino el cuerpo del mismo con el alma de su tío Anton Arcane. Esta historia presentó un gran desafío, cosas como los zombis y, especialmente, los incestos estaban prohibidas por el Comics Code, pero ahí entra de nuevo Karen Berger, quién se animó a publicar la revista sin el sello de la entidad, desafiando a la censura de la misma.
En el siguiente número, titulado “Un halo de moscas”, vemos las repercusiones del regreso de Arcane, ya que, su mera presencia, atrae a todos los asesinos y psicópatas a doscientas millas de Lousiana. Pero su influencia va aumentando y se siente a millas de distancia, más precisamente dentro del Asilo Arkham en Gotham e incluso por fuera del planeta en el satélite del Monitor (Pre-Crisis gente) la misma entidad y su asistente temen por lo que fuera a suceder. En el medio de todo, Swamp Thing intenta salvar el alma condenada de su amada Abigaíl.
Al infierno y de regreso
“El baile del azufre” desarrolla el combate entre Anton Arcane y Swamp Thing. Pero no solo asistimos a eso, Shampy logra rescatar el cuerpo de Abigaíl de la casa de Arcane solamente para descubrir que su corazón ha dejado de latir, no puede resucitarla, ya que, lo que le falta es su alma. Arcane ha condenado una vida inocente al infierno.
Pasamos a ver las intenciones de Arcane para destruir a su viejo rival, Alec Holland, solamente para descubrir que Swamp Thing no es Alec Holland, nunca lo fue; el protagonista le explica esto al villano, mientras lo ataca con fiereza en su territorio el pantano. En el trascurrir de la batalla, Matt Cable, el esposo de Abby, recupera el control sobre su cuerpo, rompiendo el trato realizado con el monstruo, pero sacrificándose en el proceso. Antes de morir, Matt nos enseña que no hay maldad, sino opciones, y que él eligió malgastar sus últimos años tomando, generando una debilidad, el alcoholismo, la cual lo llevo a realizar un trato con Arcane.
En el Annual n° 2 de la serie (recordemos que el 1 fue la adaptación de la película de Wes Craven) Moore nos lleva al infierno ¿cómo? Bueno, Swamp Thing es parte de la naturaleza ahora, y se pregunta si podría transferir su conciencia más allá del verde, hacia la tierra de los muertos. Así empieza “Abajo entre los hombres muertos”.
Ya sabemos que tantos infiernos existen como culturas lo han imaginado, pero Moore lleva esta idea más allá, si el infierno es un estado mental, hay tantos infiernos como personas en la Tierra. Así que vemos combinados varios elementos de distintas leyendas y tradiciones, incluso de la propia mitología sobrenatural de DC. Swamp Thing recibe la ayuda de Deadman y Phantom Stranger para caminar por varias regiones celestiales, dónde hay un reencuentro con Alec Holland, solamente para confirmar que el alma de Abby no está en el paraíso. Para descender al infierno, Stranger necesitará una audiencia con el Spectre, un centinela de la lógica, la razón y la forma, con un gran poder ilimitado. Para éste, la ley es la ley, Abby no puede volver del infierno. Sin embargo, termina cediendo cuando Phantom le recuerda que él fue humano alguna vez (Jim Corrigan), y las reglas que defiende nunca le fueron consideradas Más allá de esto, Swampy debe entrar al infierno sólo, aunque recibirá la ayuda del demonio Etrigan, con quién, luego de luchar contra varios demonios, logrará salvar a Abby. El aprovechamiento que hace el guionista de los personajes de DC es creativo, y nos ayuda a recordar que la historia no se mueve tan por fuera del universo de los demás personajes de la editorial.
Homenajes, reflexiones y amor
Con “Pog” (n°32), Moore realiza un experimento idiomático, retorciendo el inglés complejamente en una historia en dónde unos aliens vienen a la Tierra en busca de un nuevo hábitat. La historia se cuenta desde la perspectiva de los mismos visitantes, a quienes entendemos rápidamente, más allá de su lenguaje (ej: Guardinero es una combinación de guardián y jardinero; los humanos son llamados animalógicos, es decir, animales de lógica, nuestro planeta es denominado “Nueva dama”, o sea, una nueva Gea -madre tierra-). Poco a poco, conocemos la historia de estos aliens, quienes vivían en armonía con el ambiente de su planeta de origen hasta que una raza de arrogantes simios bípedos empezó a matar a los animales, arruinando el ecosistema y, por último, destruyendo el mundo. Los recién llegados creen haber encontrado un paraíso, su inocencia se convierte en algo tan bello como trágico, ellos están cansados de la extinción. Le cuentan a Swamp Thing mediante dibujos primitivos su historia, solamente para que, con una tristeza terrible, nuestro protagonista les revele que aquí también existen simios bípedos que matan animales y causan la destrucción de la naturaleza. La desesperación invade a los aliens, quienes deciden abandonar la Tierra, no sin que antes uno de ellos encuentre la muerte. ¿Qué es lo peor? Que parten desahuciados, nunca más encontrarán un planeta tan perfecto como el nuestro, es decir, están condenados a la búsqueda de algo inexistente.
Las historias autoconclusivas rara vez eran dibujadas por la dupla Bissette-Totleben, y “Casas abandonadas” no es la excepción, dónde Moore rinde homenaje al Swamp Thing original, con una historia compuesta de páginas escritas por el mismo guionista, con dibujos de Ron Randall, y de una reimpresión de lo contado en “House of Secrets” °92, con Wein y Wrightson como autores. Lo nuevo nos muestra a Abigaíl soñando con dos hombres misteriosos, Caín y Abel, uno vive en la casa de los misterios, el otro en la de los secretos, ella solo puede elegir visitar una de ellas.
Contrario a lo contando en “Pog”, “Ritos de Primavera” (n°34) nos muestra a la naturaleza floreciendo, y a las pasiones superar las expectativas, cuando Abby decide admitir que ama a Swamp Thing, quién se regocija al escuchar esto, ya que, también la ama hace tiempo. Al no pertenecer al reino animal, Swampy no puede tener una unión sexual, entonces ofrece a Abby algo más, incluso más poderoso e inolvidable, la posibilidad de formar parte de él y ver el mundo con sus ojos. Abigaíl experimenta ver la naturaleza como un todo, siente cada forma de vida del pantano, respira nueva energía y siente el pulso de la Tierra, se da cuenta que ha experimentado una epifanía, adquiriendo conocimiento sobre la vida y la naturaleza, logrando ser una con el mundo.
Siéntate un rato, y déjame contarte…
“Los diarios de Cara-Nuclear” (Nuke-Face en el original) nos viene a alertar sobre el precio que puede tener la vida en el mundo actual, con la contaminación como parte de nuestro día a día, cuyas consecuencias a corto, y largo, plazo casi nunca vemos. Además, de reflexionar sobre la poca responsabilidad corporativa de grandes compañías que, conscientemente, envenenan a las personas, y no asumen las consecuencias de sus actos, e incluso siendo denunciadas, terminan saliéndose con la suya. Lo que Alan Moore nos quiso narrar es el horror de la codicia corporativa, en una historia alegórica de muerte y putrefacción.
Todo comienza con Abby y Swamp Thing descansando en un paisaje natural y hermoso del pantano, él cual es invadido por “intrusos”, unos periódicos con páginas llenas de tragedias y rostros, un mundo al que nuestro protagonista ya no pertenece. A miles de kilómetros, Cara-Nuclear le cuenta a un joven fugitivo sobre como una empresa de Pennsylvania desechaba sus residuos. Cuando el narrador ofrece lo que está bebiendo a su receptor descubrimos lo peor, ha estado tomando desechos nucleares, el joven muere intoxicado y Cara-Nuclear sigue su camino.
¿Qué está buscando esta persona? Más desechos, Nuke-Face sabe que la compañía ya no puede tirarlos en Pennsylvania, y que ahora los entierra en los pantanos de Louisiana. Cuando el viajero y Swampy se encuentran, éste último es contaminado, nada es más letal para la naturaleza que la contaminación, y empieza a pudrirse.
La conclusión de la historia es contada por ocho personas diferentes, todos nos ayudan a unir las piezas del rompecabezas, pero Cara-Nuclear termina libre, nada ni nadie lo detiene. El no es el monstruo real, es un producto de aquellos que buscan ganancias, sin medir las posibles consecuencias, el monstruo es la compañía. No hay final feliz, sino una reflexión con recortes de noticias reales, que cuenta la historia de gente que sufrió cáncer por exposición química o radioactiva.
Varios lápices, distintos escenarios y expresiones: el apartado artístico
Es difícil hablar de un artista en estos números, así que vayamos hablando un poco de todos.
Shawn McManus dibuja el entierro de Alec Holland con sombras profundas y pinceladas precisas para lograr la noche oscura que dicha historia necesita. Las escenas con Swampy sosteniendo el esqueleto de Holland dan grandes muestras de horror entre el monstruo, sabiéndose alguna vez vivo, y el puñado de huesos que supuestamente hoy es.
McManus vuelve para el número 32 con un apartado visual inolvidable, con buenos diseños de Pog y su tropa, y un Swamp Thing re-diseñado, dando la idea de que es representado en base a lo que los extraterrestres están viendo. Misma suerte corre el pantano, que parece sacado de un episodio de Star Trek, y no de nuestro propio planeta.
Stephen Bissette dibuja los números 29 y 30 elaborando algunas de las mejores páginas de la etapa. En el primero, con tintas de John Totleben, la acumulación de cuerpos y, por, sobre todo, el final, con la putrefacción de los muertos, son pruebas del grado de “maestros del horror” de ambos. Se nota que esta es la historia dónde ambos empezaron a soltarse y a demostrar lo máximo que podían dar. En el número 30 las tintas son de Alfredo Alcalá, con las cuales las imágenes cobran mayor intensidad.
La dupla de oro (Bissette-Totleben) vuelve para presentarnos un arte magnifico en la representación del infierno del Annual 2, simplemente una obra maestra. Para el número 34, los mismos artistas convierten cada página en una poesía visual, con un nivel de creatividad impresionante, acompañados por los colores de Tatjana Wood, que resulta en una experimentación gráfica muy distinta a todo lo que se veía en los 80s.
Para finalizar, los números de Cara-Nuclear nos muestran la miseria humana y la descomposición corporal en la figura del mismo personaje. Presenta mucha atención al detalle y al diseño. Los ocho personajes que narran la conclusión de la historia son diferenciados por sus lenguajes corporales y atributos físicos, con sumo cuidado por el equipo creativo.
Llegamos a la mitad. Conclusiones antes de lo que se viene.
¿Por qué me detengo acá? Porqué son estos números con los que Alan Moore “(…) cambio la historia de los cómics” (cita de Neil Gaiman en el prefacio del volumen 2 de la edición de Ovni Press). Quizás muchos recuerdan lo que seguirá en las siguientes dos notas, ya que son dos grandes mega-sagas, pero son producto de algo que el británico inició acá. Lugar dónde tomo una pieza de entretenimiento producida en su mayor parte para pasar el rato para convertirla en algo con valor, para pensar y reflexionar. Lo que siguió, sólo consolidó lo que estos números iniciaron.