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Frank Miller y John Romita Jr. reinventan el origen de Clark Kent en Superman: Año Uno.

Cómics

Frank Miller y John Romita Jr. reinventan el origen de Clark Kent en Superman: Año Uno.

Daiana Gauna reseña la obra, originalmente publicada bajo la insignia DC Black Label, de reciente edición nacional a cargo de Ovni Press.

 Superman Año Uno. Escritor: Frank Miller. Dibujos: John Romita Jr. Tintas: Danny Miki. Color: Alex Sinclair. Tipografía: John Workman. Editorial: Ovni Press

 

Al hablar de Superman, aún quienes no leen cómics conocen de memoria su origen. Y para quienes sí leemos, pensar en otra historia de origen para Superman suena casi tedioso. Aun así, con semejante equipo creativo a cargo, es imposible ignorar esta historia.

Ni Frank Miller ni John Romita Jr. requieren demasiada presentación o reseña, pero una nueva interpretación de los primeros años de Superman sí la requiere. Como lectores, ya hemos perdido la cuenta de la cantidad de orígenes de Superman que hemos leído. Algunos mejores, como El Hombre de Acero de John Byrne; y otros peores, aunque eso lo dejo a criterio de cada lector para no meterme en problemas.

Superman Año Uno se publicó originalmente en tres números de 64 páginas bajo la insignia DC Black Label. Ahora, en Argentina, Ovni Press publica una edición con la historia completa. Una historia que me alegra decir que no decepciona. En seguida nos encontramos con cosas nuevas. Aun lo que ya hemos visto o leído, es reimaginado por Miller y reinterpretado por Romita Jr.

La primera parte de la historia se titula Smallville. Comienza minutos antes de la destrucción del planeta Kryptón, situación que hemos leído mil veces. Sin embargo, Miller tiene una forma especial de transmitirnos la tragedia de un mundo moribundo y el desesperante vacío del espacio que el bebé Kal-El deberá soportar.

Luego comienzan los años en Smallville. En la escuela secundaria, Clark Kent desarrollará sus primeras nociones de justicia. El joven Clark, lector de Doc Savage, enfrenta a sus primeros “villanos”, un grupo bravucones violentos de su escuela. A su vez, lucha por primera vez por los desfavorecidos, representados por su grupo de amigos inadaptados que viven en terror constante de sus compañeros.

En Smallville surge el amor adolescente, y se comienza a gestar en Clark la idea de “En quién me convertiré”, “Que haré con mi futuro”. Situación que todos hemos vivido a esa edad.

Esta versión de la adolescencia de Clark trae una brisa de aire fresco al origen de Superman. La historia se siente familiar, pero ligeramente modernizada.

Ya desde sus años de adolescencia, Clark Kent desarrollará una visión del bien y el mal muy diferente a la de su contraparte, cierto caballero oscuro de Gotham.  “No se asustan”, dice Clark luego de su primer enfrentamiento físico con unos abusivos de su escuela. “Asustarlos lo hace peor”, piensa. Evidentemente, Frank Miller destaca en Superman una clara diferencia con Batman, quien infunde miedo en los criminales (y por eso mismo nos encanta.)

La calidez de Smallville da paso a la segunda parte de esta historia: Atlantis. En esta etapa, lo más destacable es el arte de Romita Jr. Porque si hablamos de argumento, acá la cosa se empieza a poner bastante bizarra. Por eso, mejor concentrarnos en la belleza de Atlantis y la aparición de un personaje muy querido para mí, Lori Lemaris, uno de los tantos amores de Clark que la gente tiende a pasar por alto.

Las secuencias en Atlantis son de ensueño, no solo por el arte sino porque parece increíble lo que uno está leyendo. Miller da rienda suelta a su excentricidad y a su “no me importa nada, soy Frank Miller y escribo lo que quiero”. El resultado, una lectura muy extraña con alguna que otra cosa interesante y rescatable que no mencionaré para dejarle algo al lector o lectora.

Pero por favor no dejen que la locura de Atlantis los desanime darle una oportunidad a esta historia, porque lo que viene a continuación es bastante interesante.

Salimos del agua de Atlantis para dirigirnos a la siempre agitada Metrópolis, una ciudad donde las sirenas nunca dejan de sonar.  Desde robos de bancos hasta violencia doméstica, en Metrópolis el crimen nunca se detiene.

Allí nos encontramos un Clark Kent con un poco más de experiencia. A quien nunca deja de sorprenderle la fragilidad humana, tanto física como emocional. “Me van a necesitar mucho aquí”, piensa.

En este capítulo se termina de afianzar la postura de Clark frente al crimen. “Solo los tipos malos usan máscaras” dice, diferenciándose de otros héroes.  A su vez, comienza a ver a la figura de Clark Kent como el disfraz y a Superman como su verdadera identidad.

Como todo lector sabe, no es fácil ser Clark Kent. Aún el hombre de acero es vulnerable a los comentarios despectivos de Lois Lane. Se le graba a fuego cada vez que ella lo trata de cobarde, y fantasea con algún día mostrarle quién es. Estas emociones ayudan a humanizar más a Superman, puesto que Miller lo plantea como un personaje invulnerable que constantemente debe contener su fuerza y poder para no aplastar a sus enemigos como hormigas.

Finalmente, las proezas de Superman no le pasarán desapercibidas al hombre más rico del mundo, el siempre calculador Lex Luthor. A partir de allí, dejo al lector por sí solo. Con la invitación a leer esta refrescante, por momentos bizarra, pero imperdible reinterpretación del origen de Superman. Una historia que abre la puerta a nuevas aventuras y nos invita a ser testigos de la eterna lucha de Superman por la verdad y la justicia.

Arriba, arriba, y a volar (a tu comiquería preferida).

Realizadora Audiovisual. Fan de Superman, Daredevil y los Linternas Verdes.

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