Cómics
El primero de Multiversal
El nuevo sello editorial rosarino sale a las pistas con Ichabod Jones, comic del dibujante argentino Renzo Podestá publicado originalmente en Estados Unidos.
El recorrido de Mariano Abrach en el mundo de la historieta es cuanto menos constante. Lo transita desde hace años, primero como lector, luego como periodista especializado (es redactor desde hace más de 10 años del sitio español Zona Negativa), como distribuidor y finalmente, ya con título en mano, como editor.
El flamante sello de origen rosarino que comanda se denomina Multiversal y consiguió plasmarse tras ser elegido dentro del rubro “serie editorial” por el programa Espacio Santafesino en el año 2019.
Acerca del nombre su editor sostuvo “el nombre Multiversal viene de antes, de la distribuidora de libros y revistas de cómics (y afines) que inicié en 2016. Cuando empecé a darle forma al proyecto de la editorial, pensé en otros nombres hasta que me hicieron dar cuenta (Renzo Podestá y Mariela Viglietti) que ya tenía un buen nombre con la distribuidora, y tenía sentido (y hasta es habitual) que un emprendimiento de una de las ramas de la industria editorial abra otra rama con el mismo nombre teniendo o no relación directa (pienso en Gárgola, Eterna Cadencia, Waldhuter).
Ahora, para la distribuidora el nombre Multiversal surge primero que nada por mi amor por ese concepto que yo aprendí en los cómics de superhéroes: multiplicidad de universos paralelos, conviviendo. Al empezar la distribuidora, imaginé que era algo así el trabajo que iba a hacer y una vez que dije la palabra Multiversal quedó y ahora se convirtió en algo más todavía”.
Para la presentación del mismo se optó por aunar tres obras en las que se destacaba el trabajo de dibujantes argentinos realizados para el exterior.
El recorte permitiría no solo acercar al público argentino obras inéditas en nuestro país sino ayudar a consolidar a una generación de dibujantes que hace tiempo encontró su estilo. El rango etario priorizado de estos artistas no supera los 40 años, calificativo que ofrece un balance perfecto entre frescura y maduración.
“Optar por el trabajo de dibujantes viene de la inquietud de ver tantos artistas locales trabajando en el extranjero sin que se conozca aquí, por lo menos de manera física y económicamente accesible, su trabajo. No niego la existencia de trabajos de guionistas también, ni los descarto a futuro como posibles publicaciones, pero tiene que ver a su vez con mi recorrido como lector, primero que nada, y después periodista, que me generaron esa inquietud siguiendo mucho del mercado norteamericano donde por una cuestión de idiomas y del funcionamiento de esa industria son muchos más los dibujantes argentinos que los guionistas trabajando allá.
Y a su vez está relacionado con lo que nos rodea en esta ciudad, que hay una gran cantidad de dibujantes empezando por Risso, Frusin y Fernandez (por nombrar algunos, con cuestiones cronológicas y de formarse con y entre ellos) y de los cuales poco se puede ver publicado acá, de vuelta, haciéndolo accesible en una edición nacional, distribuida por todo el país, y al menor precio posible (siempre buscando hacer sostenible a la editorial como emprendimiento)”.
Al policial negro «The last contract», del paranaense Lisandro Estherren, Ed Brisson y Niko Guardia (originalmente publicado por Boom!Studios) y del relato post apocalíptico «Deathorb», del rosarino Alejandro Aragón, Ryan Ferrier y Chris O´Halloran (publicada por Dark Horse) se suma el que oficialmente se instauró desde fines de abril como el primer lanzamiento de la editorial: «Ichabod Jones. Cazador de monstruos» del dibujante Renzo Podestá y Russell Nohelty (Wannabe Press).
Tres productos como vidriera para los diferentes estilos que los dibujantes argentinos pueden ofrecer.
Qué “Ichabod Jones” sea el primero en ver la luz no es casualidad. “Era el menos extenso de los tres títulos planeados y por ende el menos costoso, y parecía apropiado ir subiendo de a uno los escalones. Y además, al ser el primer libro como editor, empezando con Ichabod contaría con la ayuda de Renzo para el letrado, preparado de las páginas, y preparación del libro con el diseñador, como para ir aprendiendo para los siguientes”, sostuvo Abrach.
Es menester siempre recalcar que Argentina busca desde hace años el momento perfecto para la edición de historietas y este nunca llega. A los elevados costos de impresión y distribución se le sumo la explosión de una pandemia de características y alcances impensados. A Multiversal Ediciones le toco no solo luchar con los monstruos propios de Ichabod Jones sino con una economía paralizada y la suspensión de los distintos eventos donde debía presentarse.
“No hay una presentación en sociedad, es verdad y lo negativo es que generalmente los eventos ayudan en todos los aspectos, desde celebrar el lanzamiento hasta las ventas acumuladas que generan en un solo día. También brindan mucha difusión en posibles lectores que ni con la presencia en librerías y comiquerías ni con las redes sociales llegaríamos. Y, además, te dan el contacto directo con más autores para ir planeando a futuro lo que seguirá en la editorial.
A todos nos toca adaptarnos. Las ventas se intentan suplir con lo online, la difusión redoblando los esfuerzos de prensa y comunicación, y los contactos con autores hablando por los canales virtuales de siempre.
No es fácil empezar en un año así, pero jamás pensé que pudiera ser fácil. Creo que a pesar de todo está funcionando bien, hay lectores del otro lado comprando libros, hay artistas haciendo y diciendo lo que desean, y de mi parte haré todo lo posible para seguir llevando adelante este proyecto editorial, las ganas de hacerlo están intactas aun en este contexto apocalíptico.
ICHABOD JONES: ¿Ultima esperanza de la humanidad?
Ichabod Jones formó parte originalmente del catálogo de la editorial norteamericana Viper en el año 2012. Tras diversas idas y vueltas y fruto de la modalidad Kickstarter (sitio web mediante el cual el público puede contribuir económicamente para la realización de proyectos creativos) su autor, Russel Nohelty, consiguió plasmar la obra en un solo tomo recopilatorio. De esta manera tomo envión y dio forma a Wannabe Press, editorial de la que es dueño.
La referencia no es en vano ya que ese mismo tomo de 96 páginas a color, diferencias más, diferencias menos, es el que finalmente edita Multiversal en nuestro país.
La historia tiene como protagonista a Ichabod Jones, un paciente psiquiátrico preso en un asilo de máxima seguridad del que rápidamente conseguirá escapar. Enfrentarse al mundo nunca fue fácil, pero en este ¿futuro? apocalíptico las cosas parecen complicarse aún más. Una voz en su cabeza, omnisciente e inicialmente demasiado firme, es la que lo guiará a hacerse cargo de algo a lo que parece haberse preparado toda su vida: cazar monstruos y asesinar seres de todo tipo. Emprenderá de esta forma un camino del héroe teñido de dudas e incertidumbres, un asesino con un destino que casi roza lo mesiánico.
Si bien Nohelty parte de una premisa revisitada en diversas ocasiones lo cierto es que sabe bien cuando es momento de tomarse una pausa y cuando la historia requiere pisar el acelerador. El primero de sus capítulos es una clara muestra de cómo la fluidez y el ritmo de la historia irán in crescendo a lo largo de las páginas hasta llegar a un final cuanto menos explosivo.
Es necesariamente la más intimista de las historias puesto que servirá para cimentar la relación entre Ichabod y esa voz, que vale mencionar, solo el protagonista puede escuchar. La preparación y el destino de este parecen formar parte de un plan maestro. Ichabod es un instrumento de dios y su deber no es otro que el de salvar a la humanidad o lo que queda de ella.
Desde allí la historia construye presentando una serie de interrogantes que no tendrán, por lo menos hasta que la historia concluya, más respuestas que las que crea el lector.
El protagonista abandona esas cuatro paredes que lo contienen y el mundo al que se enfrenta es tanto o más hostil del que recuerda: ¿Qué o quién es el monstruo que lo acecha? ¿Qué es lo real? ¿Qué es estar cuerdo? ¿Quién lo está? ¿Dónde empieza y donde termina la libertad? ¿Podemos rebelarnos a esa responsabilidad otorgada?
El autor se permite jugar alimentando una confusión generalizada, pero a la que sin embargo no puede prestársele demasiada atención. Ese es su mayor logro. No hay ninguna seguridad de que lo que evidenciamos este pasando o solo sea fruto de la retorcida mente psicópata de su protagonista. Es ante todo una grotesca historia de terror plagada de gore en la que para salir vivo hay que priorizar la acción y no el razonamiento. Si los monstruos acechan a veces la mejor respuesta es correr.
Uno de los grandes aciertos de la historia es contar con el trazo de Renzo Podesta. El dibujante,también rosarino, infringe todo el vértigo y frenetismo que la historia requiere. El terror se complementa perfectamente con el aire a desorden y descontrol que siempre sobrevuela el tomo.
Si bien son rasgos característicos en la obra de Podesta, es menester recalcar que se lo nota mucho más contenido. El dibujante ha instaurado un estilo fácil de identificar y el público comiquero siempre le ha respondido (algo impensado para la época en la que nos toca vivir). Su mayor hit fue sin lugar a dudas“El aneurisma del chico Punk”, un librazo de 200 páginas editado en el año 2013 por el difunto sello “Dead Pop” por el que recibió no solo un sin fin de críticas elogiosas sino una pregunta que lo acompañaría a lo largo de los siguientes cuatro años: ¿Cuándo sale el número 2? El mismo finalmente llego (esta vez por “BS Ediciones”, sello del colectivo Big Sur) para reafirmar la libertad que escupe, casi de manera visceral, en cada uno de sus proyectos. El autor transgrede y lejos está de ser una pose. Sus trabajos posteriores Taxidermista, Steve Ditko investigador privado o Wormboy comparten muchas de estas características más allá de elementos recurrentes como las máscaras, el poder y las falsas realidades.
En Ichabod Jones, Podesta es otro, uno más edulcorado, pero no por eso menos efectivo. Oficia también como colorista y letrista por lo que entendemos que obtuvo pleno control de su trabajo.
Tal es así que se permite jugar con colores y con un estilo cercano al del estadounidense Jhonen Vazquez (creador de la serie animada Invasor Zim) o al mismísimo Tim Burton. Hay características físicas exageradas, reminiscencias al mundo gótico y un buen uso de las luces y sombras. Pensar en la figura de Burton nos presenta una nueva casualidad. El cineasta tiene la obsesión de enfrentar sus personajes a monstruos como metáfora para ejemplificar lo que pasa por la mente del personaje.
El primer lanzamiento de Multiversal ediciones cumple, es de lectura ágil y de acción trepidante. Hay buen manejo de tiempos y una exquisita simbiosis entre la narrativa y un dibujo que también va escalando con el correr de los capítulos. También es verdad que por momentos peca de retratar lugares y situaciones a esta altura algo comunes, y de cierta similitud en el diseño de algunos personajes (propio también del estilo). No obstante, la prisa con la que se desarrolla difícilmente permita prestarle demasiada atención a ello.