Luna Nera: las que no pudisteis quemar

Italia a fines del período renacentista. Una época en que los berreos de una ciencia recién nacida conviven con los gritos de agonía del oscurantismo que se niega a desaparecer. Una época en la que la historia, la leyenda, los hechos y las supersticiones se entremezclan hasta resultar prácticamente indistinguibles. En ese lugar y en esa época es donde transcurre esta historia, que también entrelaza con habilidad ficción y realidad.

«CASA» DE BRUJAS

La serie inicia con la joven partera Ade (Nina Fotaras) asistiendo el parto de una mujer de clase alta. Ella presiente que el niño nacerá muerto y su abuela, que la acompaña, sabe que haberlo dicho en voz alta las pone a las dos en peligro. Efectivamente, ambas son inculpadas de asesinar a la criatura y acusadas de brujería, aunque solo la anciana acabará en la hoguera. Como juez, jurado y verdugo actuará la iglesia local a través de los Benandanti («los buenos caminantes»), una orden de cazadores de brujas que existió realmente entre los siglos XVI y XVII.

Huyendo de ellos, Ade conocerá a una sociedad secreta de mujeres que practican la magia y viven ocultas en el bosque. Junto con su pequeño hermano se refugiaran en Las Ciudades Perdidas y la muchacha conocerá mas sobre su pasado, cultivará su poder y descubrirá su legado.

Pero Ade no deja de tener su corazoncito y este no tiene mejor idea que prendarse de Pietro (Giorgio Belli), el hijo de Sante (Giandomenico Cupaiolo), líder de los Benandanti. Pese a su ascendencia Pietro es de otra madera, se está formando como médico y no ve con buenos ojos la superstición de creer en brujas y mucho menos, la barbarie de asesinarlas. A la que sí ve con buenos ojos, para suerte y desgracia de ambos, es a Ade.

DE MUJERES, POR MUJERES, PERO NO ÚNICAMENTE PARA MUJERES

Luna Nera es una producción original de Netflix, adaptación de la novela de 2019 Luna Negra: las ciudades perdidas (Luna Nera: Le Città Perdute), escrita por Tiziana Triana, quién también estuvo a cargo del guión, junto con Laura Paolucci y Francesca Manieri. La dirección corre por cuenta de Francesca Comencini (Gomorra), Susanna Nicchiarelli (1988) y Paola Randi (Tito e gli alieni). También los equipos de producción y el reparto son mayormente femeninos. Dice Triana en una entrevista: «Empecé a escribir el libro hace cinco años, resultado de 20 años de lectura sobre el tema de la brujería. Las protagonistas se inspiran en la vida de las mujeres italianas en el siglo 17 y en sus trabajos, sus habilidades, sus conocimientos.», también aclaró que si bien novela y serie tienen muchas diferencias, la temática es la misma «Se trata de las mujeres fuertes y rebeldes que no cumplen las normas y siguen siendo discriminadas en gran parte del planeta».

La serie se rodó principalmente en los míticos estudios de Cinecittà (la Hollywood italiana), pero también abarca escenarios naturales como el «Castello» de Mantecalvello, la Selva del Lamone, el interior del Parque de los Acueductos de Roma, Sutri o el Canale Monterano.

UN’ALTRA SVOLTA

Si bien la temática no es de lo más original la forma en que se la desarrolla es interesante. El guion está bien llevado y se guarda algunas sorpresas, cambios de bando y vueltas de tuerca interesantes. Las actuaciones están muy bien. No habrá ninguna Meryl Streep, pero tampoco hay ninguna Sol Estevanez. Por si fuera poco, son apenas seis episodios de menos de una hora cada uno, ideales para una maratón de fin de semana. El final cierra una parte importante del arco argumental, pero deja a la mayoría de los personajes en una situación que no solo pide, sino más bien exige una continuación. Esperemos que esta llegue pronto.