Series
Si no te hubiese conocido: Porque todos los finales son el mismo, repetido
Una producción catalana que utiliza algunas herramientas de la ciencia ficción para crear un conmovedor drama.
Cuando yo era chico, las películas se clasificaban más o menos en los siguientes géneros: de guerra, de «convoy», de acción, de ciencia ficción y de llorar. Basándonos en tan limitados parámetros, esta serie de la que voy a hablarles no sería fácil de ubicar. Trata sobre universos paralelos, así que sería de ciencia ficción, pero esto no es más que un mero recurso argumental para desplegar toda la potencia dramática de la historia. Así que en definitiva es…
UNA DE LLORAR
Eduard Marina (Pablo Derqui) es un tipo como muchos. Tiene una familia a la que ama, pero a la que más de una vez deja de lado por sus obligaciones laborales. Tanto así, que con tal de no llegar un poco tarde a una reunión, una mañana se niega a prestarle el coche a su esposa Elisa (Andrea Ros) para que lleve a sus dos hijos Jan (Joel Bramona) y Carla (Berta Garcia) a la escuela. Elisa no logrará hacerle cambiar de parecer ni por las buenas ni por las malas, pero de todos modos Eduard no llega a tiempo: de camino a su cita, le avisan que su familia ha muerto en un accidente de tránsito. Abrumado por la culpa, toma la drástica decisión de arrojarse desde un puente, pero cuanto está a punto de hacerlo lo detiene una misteriosa anciana: la Doctora Liz Everest (Mercedes Sampietro), una científica retirada que le propone ser su conejillo de indias en un experimento.
La Doctora Everest ha inventado un dispositivo capaz de atravesar las barreras entre realidades, transportando a su usuario a universos paralelos en los cuales las cosas no siempre se han dado exactamente como en el que conocemos. A partir de entonces, Eduard viajará de universo en universo, intentando salvar a su familia de la muerte a la que siente que los condenó.
DETERMINISMO VS LIBRE ALBEDRÍO: EMPATE A CERO
El de los universos paralelos o las historias alternativas es un recurso ampliamente usado en ciencia ficción. Lo novedoso en este caso es la forma en que se lo emplea. La mayoría de los autores se preguntan si es posible o deseable cambiar la Historia, así, con mayúsculas; ya sea asesinando a Hitler, impidiendo que se desarrolle la bomba atómica o metiéndose con cualquier otro Gran Acontecimiento. Pero los guionistas de Si no t’hagués conegut (tal el título original en catalán) están más interesados en la vida personal del protagonista y las diversas formas en la que esta habría cambiado dependiendo de una miríada de decisiones que tomó, generalmente sin tener idea de sus implicaciones. En ese sentido, el referente más cercano es El efecto mariposa (2004), solo que a diferencia del personaje de Ashton Kutcher, Eduard no puede cambiar de ninguna forma su propia realidad… aunque sí influir en la de sus alter egos de otros universos, a menudo negativamente. El amor de Elisa y Eduard parece condenado a terminar dolorosamente, no importa cuánto empeño ponga el protagonista en evitarlo. Cada realidad es sustancialmente distinta de la anterior, excepto en una cosa: lo trágico del desenlace.
Viendo la serie, recordé las palabras de Ann Druyan, la viuda de Carl Sagan: «La forma en la que me trató y la forma en la que yo lo traté a él, la forma en la que nos cuidábamos el uno al otro y cuidábamos a nuestra familia, mientras vivió. Eso es mucho más importante que la idea de que lo volveré a ver algún día. Creo que no volveré a ver a Carl nunca más. Pero lo ví. Nos vimos el uno al otro. Nos encontramos el uno al otro en el cosmos, y eso fue maravilloso.» Como la mayoría de nosotros, Eduard es incapaz de asumir la muerte de sus seres queridos, y por eso trata de evitarle a sus «otros yo» el dolor que le ha tocado vivir, pero al hacerlo los arrastra a destinos a menudo peores. No puede hacer lo que propone Ann: aceptar que todo tiene un fin y consolarse pensando en lo que ha vivido. Y esa es su condena.
PASADO, PRESENTE Y FUTURO
Esta serie es una adaptación de una obra de teatro homónima, aunque esta última era una comedia romántica con un tono mucho más ligero. El responsable de llevarla a la pantalla chica fue Sergi Belbel y lo hizo a lo largo de 10 episodios de poco menos de una hora que se pudieron ver por la cadena catalana TV3 entre el 15 de octubre y el 17 de diciembre de 2018, desembarcando en Netflix el pasado 15 de marzo. Hasta el momento no hay noticias de una hipotética segunda temporada, pero Belbel ha dicho que estaba abierto a la idea, dependiendo de la recepción de la serie, y explicó que la historia tiene el «potencial de ir más allá».
Las actuaciones son excelentes, destacando el protagonista que no en vano se alzó con el Zapping al mejor actor, galardón otorgado por la Asociación de Consumidores de Medios Audiovisuales de Cataluña. Hay también un muy buen trabajo de ambientación tanto en lo que corresponde a los sutiles (o no tanto) cambios de los personajes entre un universo y otro como a las escenas que transcurren en el pasado. Hasta la música, apartado al que no suelo darle mayor atención, es un punto a favor de esta historia, de la que forma parte importante. La dulzura de la voz de Andrea Ros entonando El risc d’ara, de David Caraben una y otra vez en distintas escenas me pone la piel de gallina, no me avergüenza decirlo.
En definitiva, es una serie muy recomendable, con un hondo dramatismo pero sin caer en el melodrama berreta y un guion con las suficientes sorpresas como para mantenerte enganchado.