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La mente adolescente como laberinto

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La mente adolescente como laberinto

La editorial marplatense “La bola editora” publico la historieta “TEOTFW” en la que se basó la popular serie de Netflix.

Hace días, con intenciones de ser uno más del montón, publique en redes sociales una imagen en la que compartían protagonismo dos libros con los que transite mi perezosa adolescencia. Uno de ellos, “El guardián entre el centeno” (The Catcher in the Rye) de J.D. Salinger, otro “Menos de Cero” (Less Than Zero) de Bret Easton Ellis. Tardíamente noté que, en el fondo, perdido en un rincón y casi pidiendo permiso aparecía la historieta “The end of the fuckxxg world”, y así de manera casual o causal, caí en cuenta de que una perfecta tríada comenzaba a tomar forma. ¿Podemos comparar esta obra con dos de los libros más significativos del siglo pasado? ¡Por supuesto!

El hilo conductor de las mismas es el tratamiento que hacen de la adolescencia, del fin de la infancia, del comienzo de la vida adulta. Personajes vacios, desolados, perdidos y el retrato de situaciones que para muchos carecerán de un valor reseñable, son, sin embargo, el motor que mantiene viva cada una de sus construcciones narrativas.

El análisis llega esta vez en forma de novela gráfica gracias a la edición del sello marplatense La Bola Editora en su primera incursión en materia de comics. En la decisión, sin dudas acertada, mucho tuvo que ver el rotundo éxito que ha cosechado su adaptación como serie de tv de la mano del servicio de streaming Netflix.

En TEOTFW, su autor Charles S. Forsman (Slasher, I Am Not Okay with This) consigue en apenas 160 páginas y en base a un estilo sencillo, pero no por eso menos brutal, infringir personalidad, emoción y vida a un relato, para algunos, demasiadas veces contado.

La historia es la de dos adolescentes en plan de escape, en intento de fuga. Por supuesto que la fuga, también como ocurría con la obra de Salinger, trae consigo una búsqueda, y está no es otra que la del lugar en el mundo. La crítica hacia el falso e hipócrita mundo de los adultos sobrevuela la obra, así como tópicos como el pesimismo, la rebeldía y los excesos. Lo bueno, y quizás aquí radique su mayor logro, es que lo hace sin intención alguna de brindar un juicio de valor o moraleja. Es una obra libre, en espíritu y forma.

Sus orígenes están signados por ese mismo sentimiento. Forsman comienza a publicarlos de manera independiente, a modo de fanzines, cuando sus 30 años le pisaban los talones, allá por 2011. 8 páginas minimalistas por entrega, con textos acotados pero justos, que calaron hondo en el sentir de una generación a la que no era ni es fácil llegar.

James y Alyssa son los protagonistas de esta historia. El primero es un personaje vacio, incapaz de sentir cosas y con una marcada tendencia sociópata (él propio personaje se define de esa manera). Alyssa, sin embargo, carga con un exceso de emociones que la convierten en un ser vulnerable y sensible. Una pareja dispar, enamorada, o quizás conectada en una suerte de frecuencia ajena para muchos, decide, en una suerte de road trip a lo Bonny and Clyde, abandonar el pueblo que habitan robando el coche del padre de James.

Este viaje sin rumbo y sin retorno los cruzará con diversos personajes y situaciones, qué serán retratados por el autor de manera minimalista, en un sutil blanco y negro, con trazos finos y una preocupación inexistente por los detalles (sobre todo en los escenarios). Y es aquí cuando la interacción con el lector crece, ya que este, quiera o no, termina dándole forma a esa viñeta ó página en apariencia incompleta. La subjetividad a la orden del día.

En sintonía con este estilo, el propio Forsman en muchas de sus entrevistas ha reconocido la gran influencia de Charles M. Schulz, creador de Peanuts (Charlie Brown/Snoopy), en su conformación como artista. ¡Ya podrán apreciar las narices!

TEOTFW es un comic, en esencia, pequeño. Fácil de leer, fácil de absorber. Por ello su simpleza, o por lo menos la simpleza con la fue plasmado, permite que la violencia con la que son retratadas muchas de las situaciones, no se reduzcan solo al aspecto visual. Su belleza narrativa, desarticula, y permite, sobre todo al lector ajeno a la adolescencia, mirar con ojos que creíamos perdidos. En términos cinéfilos me gusta pensar a The End of The Fuckxxg World como la “Perdidos en Tokio” del formato comic, donde superficialmente no pasa nada, y al mismo tiempo, está pasando todo. Estos nuevos ojos nos permiten concluir que casi todo es artificial y qué la necesidad de hallar un refugio (donde sea, incluso entre la multitud) es algo de necesidad imperiosa.

James ve las cosas de un modo diferente, como Holden Caufield, como Clay o porque no como los lectores.

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Su título reza que es periodista, casi un 007, pero es lo de menos. Lo verdaderamente importante es que todavía sueña con lo que va a ser cuando sea grande.

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