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Cobra Kai: una secuela que encera, pule y da brillo a la icónica Karate Kid

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Cobra Kai: una secuela que encera, pule y da brillo a la icónica Karate Kid

Cristian Oliva analiza el impactante éxito de la serie de Youtube Red que ya tiene una segunda temporada en marcha.

Siempre es bueno comenzar a hacerse cargo de las cosas, sobre todo de los prejuicios, que son muchos y siempre nos brindan una mirada sesgada de las cosas.

Frente al estreno de películas y series los mismos abundan, crecen y toman un envión de características aplastantes en muchos casos. Con Cobra Kai no fue la excepción, y por lo menos en mi caso, la idea de un producto vacio, soso y solo con la bandera de los ochentas como estandarte caló hondo en mi pensamiento. Sin dudas no es un sentimiento casual, prueba de ello son los numerosos refritos que no han contado con el visto bueno del público pese a intentar, desde su concepción, arañar el éxito de producciones como  Stranger Things, Fuller House o Ready Player One.

Lo bueno en estos casos es que el producto si esta a la altura siempre responde con un cortito al mentón que te tumba, tanto, que te deja tirado en el sillón hasta su finalización.

Cobra Kai con su temporada inicial de apenas 10 capítulos de media hora de duración es un perfecto ejemplo.  La serie es el estreno más fuerte de la plataforma Youtube Red y llega con la clara intención de sumar subscriptores. Durante su semana de arribo los primeros capítulos de la serie (que vale mencionar son gratis) pasaron las 20 millones de visualizaciones. Si bien el servicio aun no está disponible en Argentina  podemos comprar cada episodio de la serie de manera individual por $16, algo así como $ 130 pesos la serie completa (una ganga).

La historia de Cobra Kai es una suerte de continuación directa del cásico de 1984 Karate Kid. La trama se sitúa unos 30 años después presentando a los personajes antagónicos de la primera entrega. Los personajes están anclados en el Valley (misma ciudad de la original), uno con una vida profesional y familiar exitosa (e l bueno y aburrido de Daniel LaRusso), y otro que ha tocado, literalmente, fondo, Johnny Lawrence. La escena inicial de la serie esta perfectamente diseñada para que entendamos esto de arranque: comienza con Lawrence recibiendo la famosa grulla y cayendo al piso, para luego situarse en la actualidad y mostrarlo como un cincuentón pasado de copas y tendido también en el suelo.

Desde allí al personaje de Lawrence, entendemos no le quedará más que comenzar un ascenso que tiene como punto de partida la refundación del dojo Cobra Kai. En la historia se respira un cierto aire a “fan fiction”, esas historias no oficiales pergeñadas por fanáticos en torno a personajes populares.  Incluso sus propios creadores, Josh Head ( Hot Tub Time Machine), Jon Hurwitz y Hayden Schlossberg ( Harold & Kumar) se sienten a gusto con esta manera de enmarcar al producto.

Muchos recordaran el capitulo en el que Barney ( Neil Patrick Harris) de How I Met Your Mother esbozaba una teoría cinéfila en la que Lawrence era el verdadero héroe de la película, uno que tristemente perdía el Torneo de Karate All Valley con un movimiento antirreglamentario (haciendo referencia a la patada más famosa del séptimo arte). Y la serie parte de esa premisa, la de derrocar la simpleza de los buenos y los malos, y otórgarle la posibilidad de revancha a quizás uno de los personajes de la historia del cine que más la merecía.

Desde el anuncio de la vuelta de William Zabka y Ralph Macchio a los papeles de sus vidas era claro que el golpe de nostalgia estaba asegurado. Ahora bien, ¿la serie tiene mucho más para ofrecer que eso? La respuesta es ¡SI!, así con mayúsculas y signo de admiración.

Los guionistas han sabido no solo reverenciar la cinta original mediante el uso de hermosos flashbacks siempre justificados, sino que han reflotado lugares tatuados en la memoria de cada uno de nosotros.  Así vuelven a cobrar sentido términos como “encerar” y “pulir”.

La serie no se queda en eso y consigue reflotar mucho de la trama original adaptándola a este tiempo, y créanme no es sencillo. El humor es quizás el mejor recurso que encuentra para esto, sobre todo en el personaje de Johnny quien parece haberse detenido en su juventud, tanto en gustos musicales como en afirmaciones sexistas y racistas.

Frente al resurgimiento del dojo CobraKai, Daniel LaRusso no hace otra cosa que revivir conflictos pasados, alterando su tranquila y pudiente vida. La serie va creciendo para reafirmar tal y como sucedía en el pasado, las formas distintas de encarar la vida y el karate.

Si la historia es, como afirman, cíclica no deberían sorprendernos las similitudes con la serie de películas. Hay enfrentamientos de adultos y hay enfrentamientos de chicos. Temas como el bullying y la vida sentimental en plena secundaria son tratados a través de los personajes de  Samantha LaRusso (Mary Mouser), hija del discípulo de Miyagi – que verdaderamente brilla en cada escena y de la que esperamos en un futuro inmediato comience a tirar patadas y esas cosas- ; y Miguel Díaz (Xolo Maridueña), el primero de los discípulos de Johnny en Cobra Kai.

Sus participaciones, así como la del resto de los púberes secundarios, nutren de frescura, gracia  y dinamismo a la serie.

El personaje de Jhonny si bien es el primero con el que empatizamos, con el correr de los capítulos comienza a tornarse algo más sombrío, mostrando sentimientos  que parecían apagados, casi, casi un titubeo con el lado oscuro (su postura, sus manos colgando del cinturón sirven como ejemplo). Ello nos permite nuevamente acercarnos a un LaRusso que hasta bien entrada la serie, detestábamos. Hay una escena perfecta en la que esa transición consigue equilibrarse, los dos personajes simpatizan finalmente, hablan de viejos amores, y mediante un pedido de Johny bromean con rememorar la escena de pelea amigable entre Rocky y Apolo en la tercera parte de la franquicia. El guiño no es menor ya que  John G. Avildsen, director responsable de todas las Karate Kid, es el mismo de la primera Rocky.

La banda de sonido que acompaña estos diez primeros episodios es exquisita y permite trasladarnos treinta años atrás. Temas como Nothin’ But a Good Time de Poison, , I Want it All de Queen ó  We’re Not Gonna Take It de Twisted Sister forman parte de su repertorio.

Cobra Kai ha llegado para quedarse, sus números y el visto bueno de su público por lo menos así lo afirman. Su campaña publicitaria fue medida y sin embargo el boca a boca la ha convertido en un tremendo éxito. Personajes queribles y una trama con un balance perfecto entre frescura y revisionismo, la convierten en un producto imperdible. Lo mejor de todo es que a más de treinta años de su estreno, nos sigue haciendo creer que cada uno de nosotros aún está en condiciones de tirar, porque no, unas cuantas patadas.

Su título reza que es periodista, casi un 007, pero es lo de menos. Lo verdaderamente importante es que todavía sueña con lo que va a ser cuando sea grande.

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