STRANGER THINGS 2: EL MISMO RUIDO, ALGO MAS DE NUECES 

Poco después de haber sido estrenada, la producción original de Netflix Stranger Things ya se había convertido en un fenómeno popular. ¿Y cómo no? Un festival de referencias nerds ochentosas que tiene como protagonistas a una pandilla de niños que quizá no sean los que fuimos, pero sí los que muchos habrán deseado ser, es una fórmula ganadora. Que el guión haya sido planísimo y contenga menos sorpresas que la película de Condorito no impidió que sus fans se convirtieran en multitud y la continuidad de la serie estuviera asegurada. La segunda temporada se estrenó el 27 de octubre y amantes y detractores por igual nos dimos un atracón.

PELIGRO: SPOILERS

Me precio de hacer lo posible para que mis críticas de series tengan el mínimo contenido de spoilers. Sin embargo, esta vez será una excepción por lo cual debo advertirles que, si siguen leyendo, encontraran algunos detalles de la trama que quizá preferirían descubrir por sí mismos… nada demasiado sustancial, pero considérense advertidos.

Stranger Things 2 retoma las cosas más o menos donde quedaron en la primera temporada. Will Byers (Noah Schnapp) intenta continuar su vida, atormentado por las visiones cada vez más frecuentes de «el otro lado» y el maltrato de algunos de los niños del pueblo. Intentando ayudarlo, su madre (Winona Ryder) y el comisario Jim Hopper (David Harbour) recurren al Dr. Sam Owens (Paul Reiser), quien se encuentra a cargo de «limpiar el desastre» producido en la primera parte. Por su parte Mike (Finn Wolfhard) no ha dejado de intentar comunicarse con Eleven (Millie Bobby Brown), ignorando que está recluida en una cabaña en medio del bosque, propiedad del policía.

NUEVOS (E INNECESARIOS) PERSONAJES

El argumento de esta temporada se divide en dos segmentos: por un lado, las visiones de Will, que anuncian un nuevo intento de las criaturas de «el otro lado» por invadir nuestra dimensión. Por el otro, más revelaciones sobre el pasado de Eleven y el descubrimiento de que no es la única niña sometida a los experimentos del Dr. Martin Brenner (Matthew Modine).

Con respecto al primer segmento, el argumento es un poco más elaborado que el de la temporada anterior, claro que esto no es mucho decir. De todos modos, los guionistas siguen cayendo en algunos lugares comunes, como cuando Dustin (Gaten Matarazzo) encuentra una pequeña y extraña criatura hurgando en su basura y la adopta: previsiblemente, resultará provenir de «el otro lado» y crecerá para amenazar las vidas de todos, aunque en el último momento recordará que Dustin es su amigo fiel y les perdonará la vida. Creo que los antiguos romanos tenían una frase para describir esa clase de situaciones: Pedorrus in extremis.

De los nuevos personajes, pocos se salvan. No es ninguna novedad que Sean Astin tiene oficio y no le cuesta nada ponerse en la piel del bueno de Bob Newby, el nuevo novio de Joyce Byers. Su participación en la trama está justificada, aunque el desenlace se vea venir de lejos, tan de lejos como que Jim y Joyce van a terminar juntos tarde o temprano. No pasa lo mismo con Max Mayfield (Sadie Sink) y Billy Hargrove (Dacre Montgomery), dos hermanastros que acaban de mudarse al pueblo. Max pasa a formar parte del grupo, convirtiéndose en el interés romántico de Dustin y Lucas (Caleb McLaughlin) y generando una efímera disputa entre ambos, a la vez que despierta los celos de Eleven con respecto a Mike. Todo muy insustancial y traído por los pelos. Su hermanastro tiene aún menos que aportar a la historia: pintaba para psicópata, quizá un aliado involuntario de las fuerzas del mal, pero apenas si llega a ser el típico matoncito de tres al cuarto asustado por un padre más violento que él. Ambos personajes aportan poco al relato y no harían falta demasiados cambios para que la historia se desarrollara sin ellos.

La otra mitad de la trama, la que concierne a Eleven y la búsqueda de sus raíces, presenta a una singular pandilla cuya líder, Kali (Linnea Berthelsen) es otro de los chicos de «Papá» Brenner. Es una buena idea ir ampliando los horizontes de la serie más allá de Hawkins, en aras de construir una mitología más sólida, pero si cada vez que salgan del pueblo van a mostrar una panoplia de personajes tan poco interesantes y creíbles como los que presentan aquí, mejor que se queden dónde están.

Como era de esperar, las dos subtramas convergen para el enfrentamiento final, que tiene un clímax aceptable dentro de la chatura general de la serie.

¡Miren, miren… es el de «La Niebla»!

TOO LITTLE, TOO LATE

Aún con todas sus fallas, la nueva temporada me pareció mejor que la anterior. Por decirlo de alguna manera, encontré algo más de nueces, aunque sea el ruido lo que sigue primando. El relato tiene un tono más oscuro, probablemente porque esta vez eligieron [copiar] homenajear a La Niebla (Frank Darabont, 2007). Sigo considerándola una serie del montón, extremadamente sobrevalorada por un fandom que se ciega ante la multitud de referencias y homenajes, pero puede ser que, en cuatro o cinco temporadas llegue a ser bastante buena. Tiene la ambientación, tiene las actuaciones, tiene la fotografía… solo le falta un guion sólido y que logre sorprender, aunque sea un poco. Sin embargo, hay que entender que para cada serie hay un público y definitivamente el mercado para esta clase de historias previsibles y lineales, siempre que se las aderece abundantemente con citas y homenajes a otras obras por lejos muy superiores, es inmenso.