Cómics
Superamigos son los amigos
A una semana del último tomo de ‘Superman-Batman’ coeditado por Clarín y ECC Ediciones, un análisis general centrado en cada uno de los arcos argumentales de la colección, por Mariano Sicart.
A una semana del último tomo de ‘Superman-Batman’ coeditado por Clarín y ECC Ediciones, un análisis general centrado en cada uno de los arcos argumentales de la colección, por Mariano Sicart.
Enemigos Públicos (Jeph Loeb-Ed Mc Guinness)
Los seis primeros números componen una saga algo estirada, pero con buenos momentos. Un asteroide proveniente de los restos de Kriptón está próximo a arribar a la Tierra y Lex Luthor, por entonces primer mandatario norteamericano, culpa a Superman de ello. Convertido en fugitivo junto a Batman, deberá resolver el problema a la vez que enfrentar a medio universo DC entre héroes y villanos, en el proceso.
Para destacar, la presentación de Hiro Okamura, el nuevo Toyman, y el ‘sacrificio’ del Captain Atom sobre el final, que devuelve al villano a su status de siempre. Dos puntos altos del relato son la interesante contraposición de posturas y pensamientos de los protagonistas frente a un mismo suceso, y el elevado nivel del dibujo, con un estilo algo funny, pero grandes composiciones de página y muy buen desarrollo en los numerosos momentos de acción.
Supergirl de Kriptón (Jeph Loeb-Michael Turner)
Después de un olvidable número siete ‘puente’, con -flojos- dibujos de Pat Lee, centrado en los jóvenes Robin, Superboy y Toyman, llega el segundo arco argumental, que se extiende hasta el número trece U.S.A. La mayor consecuencia del arribo de los residuos del asteroide kriptoniano es Kara Zor El, la prima de Supi, que genera una -excesiva- preocupación en el detective de Gotham, acerca de si efectivamente es quién dice ser y sus intenciones. Nuevamente se evidencia el costado más mainstream del guionista, con una excesiva proliferación de personajes secundarios y sucesos que podrían haber sido mejor aprovechados, como la muerte de Harbinger, heroína que venía penando desde Crisis On Infinite Earths. Destacada participación de Darkseid y una faz gráfica que no ayuda, recordando a lo peor de Image durante los noventa.
Poder Absoluto (Jeph Loeb-Carlos Pacheco)
Entre los números catorce y dieciocho se extiende una trama algo enrevesada, que obliga a una segunda lectura por su complejidad, y arroja consecuencias sobre el futuro de la serie. Juega con realidades alternas y viajes temporales, a partir de la influencia negativa sobre nuestros protagonistas de ciertos villanos de la Legion Of Superhéroes. Acá sí suman los muchos personajes provenientes de diversas épocas y tierras del universo DC, a tal punto de que en el contexto de acción cumplen un rol fundamental, al margen de los múltiples guiños a los lectores de la vieja guardia. Se le da un final -feliz- al plot del Superman del futuro, involucrado en la colección desde la primera saga, junto a Metrón. Y un cierre dramático, que marcará a Clark y a Bruce de por vida, potenciado por el gran trabajo del dibujante español, dejando todo en el tablero. Recomendable.
Venganza! (Jeph Loeb-Ed Mc Guinness)
El diecinueve es otro número de transición, con dibujos de Ian Churchill -un competente clon de Jim Lee- centrado en una prueba aptitudinal del dúo para con Supergirl. Y después arranca la saga que culmina en el veinticinco, explorando algunas paradojas creadas en el continuo del espacio-tiempo durante el arco inmediatamente anterior, y enfocada en el enfrentamiento con un grupo de héroes de otra Tierra, Los Máximos -una copia muy obvia de The Avengers-, con el Joker y Mr. Mxyzptlk moviendo los hilos desde las sombras. Mucha participación de Bizarro, Batmite, y un elenco compuesto por sideckicks masculinos y femeninos de ambos superhéroes provenientes de todas las épocas conocidas. Más de lo mismo, solo que muy, demasiado estirado. Cumple la faz gráfica, algunas vueltas de tuerca ingeniosas y no mucho más.
Historia de Sam (Jeph Loeb y otros-Tim Sale y otros)
La etapa del guionista al frente del título cierra con un número muy sentido, el veintiseis. Sam Loeb, su hijo adolescente, acababa de fallecer víctima de una grave enfermedad, por lo que el guión está dedicado a él, complementado por otros grandes artistas. Involucra a Hiro Okamura y, fundamentalmente, Tim Drake, en un relato que sirve como despedida de Conner Kent, muerto en Infinite Crisis. Igualmente, lo más emotivo ocurre en el final, un unitario de seis páginas ambientado en Smallville durante la adolescencia de Clark, coprotagonizado por el propio Sam, con arte de Tim Sale. El veintisiete marca el debut en los textos de Marc Verheiden, en una trama muy volada con elementos pre-Crisis, ilustrada por Kevin Maguirre, que redime las participaciones de Ultra-Humanite, Brianwave, Power Girl y Huntress. Mucho para un solo número, sí.
El enemigo en casa (Marc Verheiden-Ethan Van Sciver y Matthew Clark)
Si la idea era un soplo de aire fresco en relación a tramas de desarrollo lineal y superpoblación de personajes secundarios, se logró a medias con el nuevo escritor. Del número veintiocho al treinta y tres, tiene lugar un arco que arranca interesante, narrado desde la perspectiva de Alfred Pennyworth, detalle que suma, y grandes cuotas de suspenso manejado con buen criterio.
Algo raro pasa en el entorno superheroico, y tiene que ver con presencias extraterrestres en el planeta. Logradas apariciones de miembros de la JLA, Luthor en un rol importante, y sobre el final, entra en escena nada menos que Déspero, gran villano que termina siendo muy mal utilizado al momento del desenlace, algo apurado, si me preguntan. El dibujo de Van Sciver, con algunos llamativos errores anatómicos, safa, no así los aportes de Clark, que nivelan para abajo.
Metal Men (Marc Verheiden-Pat Lee)
Sigue una saga de tres números, coprotagonizada por el Dr. Will Magnus y sus Metal Men, que son contratados por Lucius Fox a espaldas de Bruce Wayne para encargarse de la seguridad en Waynetech -¿?-. Un robo a sus instalaciones, encargado a Metallo por un empleador misterioso expone un secreto de Batman para con Superman, vinculado al uno de los más logrados plots del murciélago en el último tiempo, el proyecto O.M.A.C. Diferencias de criterio entre los paladines al respecto de un error que parece volver a repetirse, un enemigo del hombre de acero con un retorno no del todo feliz, y una nueva androide del Doc, Cobre, que suscita opiniones encontradas en el grupo. Puede criticarse que el final llega en un momento clave, de forma algo abrupta, pero está bien en general. La faz gráfica mucho no ayuda, lamentablemente.
Tormento (Alan Burnett-Dustin Nguyen)
A partir del número treinta y siete, llega lo mejor que presentó esta colección, una saga imprescindible, de seis números. Lejos de estar estirada, uno quisiera que dure más. Son de la partida el Scrarecrow, los personajes del Fourth World de Jack Kirby -bien escritos-, y tiene un rol fundamental Bekka, la esposa de Orion, que suscita no pocos deseos en el detective de Gotham. El guión, sin desperdicio, entiende las motivaciones personales de los héroes, algo de manual, sí, pero que no todos los escribas que pasaron por la serie tenían en claro, divide bien el protagonismo entre ambos, y lleva con mano maestra los hechos de la trama, desencadenando un cierre insuperable. El estilo de dibujo del Nguyen es plenamente identificable a golpe de vista, con una narrativa de gran fluidez y dinamismo, además de logradas puestas en página. Una verdadera joyita.
Una historia reimaginada (Joe Kelly-Ed Mc Guinness-Scott Kolins)
Los dos primeros anuales de la serie no son nada del otro mundo, la verdad. Particularmente, me gustó más el primero, que parte de una reinterpretación del momento en que Superman y Batman descubren sus identidades civiles. Transcurre durante un crucero en el Triángulo de las Bermudas, el tono es ligero y entretenido, casi de comedia. Un lindo toque lo representan los opuestos-paralelos de Tierra 2, Owlman y Ultraman, además de Superwoman, en las versiones de Morrison. Los villanos son Deathstroke y Deadpool. Posta, hay que leerlo. El segundo transcurre tiempo después, a propósito del inicio de la JLA, el ignoto villano responde al nombre de Mr. Sócrates, pero plantea un giro bien aprovechado, Superman sin poderes. Del aspecto gráfico, cumple como siempre Mc Guinness, y Kollins es bien del montón, lamentablemente.
