CINE
More human than human: The Wolverine de James Mangold.
Cristian Oliva te ofrece la crítica del filme “The Wolverine” que supone la sexta participación de Hugh Jackman como el personaje.
Wolverine: Inmortal (Estados Unidos/2013). Dirección: James Mangold. Elenco: Hugh Jackman, Hiroyuki Sanada, Tao Okamoto, Rila Fukushima, Famke Janssen, Will Yun Lee, Svetlana Khodchenkova y Haruhiko Yamanouchi. Duración: 126 minutos.
James Mangold, director de oficio con algunos muy buenos films como Johnny & June: Pasión y locura y El tren de las 3:10 a Yuma, nos pone delante de nuestros ojos la segunda entrega en solitario del emblemático personaje de Marvel.
“The Wolverine”, bautizada en nuestro país con el no tan erróneo título de Wolverine Inmortal se instaló con la premisa de superar aquel fiasco e intento fallido dirigido por Gavin Hood (también director de la aún no estrenada El Juego de Ender) que significó X-men Origenes en el año 2009.
Si bien superar a su antecesora no representa un gran desafío es cierto que Mangold por momentos consigue hacerlo, incluso incurriendo en muchas menos alteraciones argumentales respecto a su predecesora. Sin embargo estos aparentes aciertos no bastan para disimular los errores de una cinta que encuentra en la exaltación de la figura de Hugh Jackman a su principal caballito de batalla.
Lo de Jackman siempre es rescatable, así como muy notorio el compromiso y entrega que siente por el personaje que comenzó a masticar allá por el año 2000. En la actualidad resulta imposible pensar al personaje sin su interpretación. Quizás su arraigo en nuestra memoria es solo comparable con el personaje Tony Stark de Robert Downey Jr.
El director brinda el grueso del metraje al protagonismo de Hugh Jackman y le permite construir el carácter icónico del personaje. Sus luchas cuerpo a cuerpo son eficaces, aunque como ya es un rasgo distintivo en esta serie de películas, la violencia no salpica demasiado.
Mangold tuvo la dicha de hacerse con una historia pergeñada originalmente por Chris Claremont y Frank Miller en el año 1982 llamada A Ronin’s Story. Sin dudas una de los comics que gozan mayor popularidad conjuntamente al de “Days of Future Past” que servirá de base para la X-men de Bryan Singer.
La trama le sirve para emprender un relato más existencialista sin llegar a la oscuridad del Batman de Nolan : ¿Es verdaderamente un don la inmortalidad de Wolverine?
Logan es casi un errante, un vagabundo sin rumbo ni lugar de pertenencia, sin futuro pero con un pasado que lo atormenta en forma de pesadillas. En cierto momento una joven Yukio (un total cliché animesco), llega para llevarlo a Tokio y que pueda despedirse de un anciano agonizante que conoció durante la Segunda Guerra Mundial y que en la actualidad es el empresario más poderoso de Japón.
Allí, y en medio de un Japón siempre visto de acuerdo al imaginario holliwoodense, Logan descubrirá que su llegada lejos estaba de significar la despedida de un amigo y quedará en medio de una nueva guerra, esta vez plagada de gangters, yakuzas y políticos corruptos. Una guerra en la que Logan comienza a sufrir heridas, a sentir dolor y con ello a ser porque no más humano.
Y ese es el mensaje y el punto más álgido del film. Una historia que consigue escapar en gran parte de su metraje del concepto básico de superhéroes. Aquí no abundan los mutantes, no abundan las mallas ajustadas y las frases pegadizas y graciosas. Es una película que logra tomarse en serio el viaje de un fantasma intentando encontrar algo que le de un poco de valor a su vida. Okay, tiene garras de adamantium y una capacidad envidiable de sanar…pero podría no tenerlas. Un humano luchando con otros humanos, lugares comunes, miedos comunes, miserias comunes.
Pero claro, la cinta más allá de prescindir solo un poco de la avalancha de efectos especiales presentes en los filmes de superhéroes, también debe servir como punta pie inicial, como “el plato de entrada” de la superproducción que supondrá X-men Days of the future past.
A favor de esto pierde la independencia lograda y se sumerge de manera frenética en el cine de superhéroes pochoclero que pretendió no ser. La presencia de Svetlana Khodchenkova como Viper queda totalmente desdibujada, al punto de tener poco que ver en un film en el que los humanos estaban demasiado bien y bastaban por si mismos.
Ni hablar de las apariciones oníricas de Jean Grey nuevamente interpretada por Famke Janssen que no hacían más que recordarme a Susana Gimenez interpretando al fantasma de una esposa fallecida en uno de esos filmes del negro Olmedo.
Todo esto logra potenciarse a su máxima expresión sobre el desenlace.
En definitiva Wolverine es un film que sin dudas muchos disfrutaran pero que no consigue desligarse del peso, el formato y la presión que ejerce la propia industria, una industria que encontró en el cine de superhéroes su mejor escapatoria. Por lo menos económica.
PD: Como es costumbre y sin sorpresa alguna tras dos o tres créditos hay una extensa escena sobre el regreso de los X-Men.
