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La caja, el botón, la historia.
Parece que al relato “Botón Botón”, de Richard Matheson realmente le cabe aquél viejo slogan publicitario: “Has recorrido un largo camino, muchacho”.
1970, 1986, 2009. Cuento, adaptación para TV, versión cinematográfica. Tres décadas distintas, tres aproximaciones diferentes… parece que al relato “Botón Botón”, de Richard Matheson realmente le cabe aquél viejo slogan publicitario: “Has recorrido un largo camino, muchacho”.
El ejemplar de Junio de 1970 de Playboy norteamericana presentaba a Elaine Morton como chica del mes, pero aquellos que compraron la revista también encontraron dentro un inquietante relato de Richard Matheson, escritor y guionista, autor entre otras obras de El hombre menguante, Mas allá del tiempo y Soy leyenda. Los lectores de habla hispana, menos afortunados, no hemos tenido acceso “oficial” al texto ya que nunca se lo publicó en nuestro idioma, aunque una traducción independiente del mismo lleva unos años rondando por la Web.
Se trata de un cuento de apenas unas páginas, cuyo resumen es más o menos el siguiente:
Norma y Arthur Lewis reciben en la puerta de su casa un paquete a su nombre conteniendo una caja de madera con una tapa de vidrio abovedada que cubre un botón y una escueta nota: “El señor Steward los visitará a las 8 p.m.” Cuando el tal Steward se presenta, les hace entrega de la llave que abre la tapa, permitiendo el acceso al botón y les explica que, si lo oprimen, dos cosas pasarán: “en alguna parte del mundo alguien que usted no conoce morirá. A cambio, recibirá un pago de 50.000 dólares”
Así comienza el calvario moral de los Lewis. ¿Qué hacer? ¿Oprimir el botón? ¿Dejar pasar la oportunidad? Al final Norma, en contra de los deseos de su esposo, oprime el botón cuando él se ha ido a trabajar. Posteriormente recibe una llamada telefónica: Arthur murió en un accidente. Ella recuerda entonces el seguro de vida, que asciende a… si, por supuesto, 50.000 dólares. La vuelta de tuerca final se da con el diálogo entre una indignada y acongojada Norma y el señor Steward:
—¡Usted dijo que yo no conocería al que muriera!
—Mi querida señora […], ¿en verdad cree que usted conocía a su esposo?
Como se puede ver, el cuento deambula por dos derroteros: por un lado pone al lector en la piel de una pareja que debe decidir entre la moral y la codicia. Por el otro, el final al estilo de La pata de mono, de W.W. Jacobs, nos recuerda el proverbio inglés: ten cuidado con lo que deseas… podría cumplírsete, a la vez que nos hace pensar sobre qué tan acertado es decir que se conoce a alguien. La primera premisa se mantendrá en las dos versiones fílmicas, pero la segunda no tanto.
UNA NUEVA DIMENSIÓN
En 1985, la televisión norteamericana ponía en el aire la primera reedición de un clásico de todos los tiempos: The Twilight Zone (conocida en Argentina como La Dimensión Desconocida).
La serie duró mucho menos que la original de los años 50: apenas dos temporadas. Se rehicieron algunos capítulos de la “vieja” serie y se produjeron otros nuevos, entre ellos, “Button, Button” que ocupó el segundo segmento del capítulo 20 de la primera temporada emitido el 7 de marzo de 1986. La adaptación del guión correspondió al mismo autor del relato, cosa por demás natural, sabiendo que Matheson había escrito gran parte de los guiones de la serie original.
Nuevamente el matrimonio Lewis recibe la consabida caja, seguida de la visita del señor Steward. Igual que en el relato, la acción recae mayormente sobre Norma (la actriz Mare Winningham), quién esta vez aparece como una figura dominante sobre su esposo (encarnado por Brad Davis). La resolución del dilema moral es la misma: el botón es apretado por la mujer ante las protestas, menos vehementes esta vez, del marido. El final, empero, es distinto: no se sabe quién murió a consecuencia de la acción de Norma, Steward les lleva el maletín con el dinero y retira la unidad del botón para reprogramarla y entregársela a otra persona, asegurándoles que se tratará de “alguien a quién usted no conoce”. El corto termina con el matrimonio Lewis reflexionando asustados sobre las implicaciones de esta frase ¿Acaso serán ellos los próximos?
LA CAJA
En 2007, Richard Kelly, quien debutara en la pantalla grande seis años antes con la extraña y espectacular Donnie Darko dirigió la versión cinematográfica de Button Button, a la que llamó The Box. La película dura 115 minutos, por lo cual Kelly, quién también se encargó del guión, tuvo que agregarle bastante contenido propio a la trama original. Otra vez asistimos a la tentación de los Lewis, quienes en esta oportunidad tienen un hijo y más de una razón para desear el dinero. La película intenta avanzar sobre un tema que el relato no tocaba en absoluto: la identidad de Steward y de sus “empleadores”.
A fin de cuentas, el botón es oprimido, el dinero entregado (igual que en el corto televisivo, Arthur logra salvar la vida) y la caja retirada para ser “reprogramada y entregada a otra persona”, pero no todo termina allí: el matrimonio debe superar nuevas pruebas antes de que la película finalice dejándonos muchas más preguntas que respuestas.
COMPARACIONES NO TAN ODIOSAS
Habiéndonos puesto someramente al corriente de las tramas del cuento, la versión televisiva y la cinematográfica, me gustaría hacer una lectura comparativa de las tres versiones.
- EL CRIMEN PAGA CADA VEZ MAS
Lo primero que debo destacar, es la diferencia en la cifra ofrecida por apretar el botón. En 1970, el ignoto caballero se comprometía a entregar u$s 50.000. La cantidad ascendía a u$s 200.000 en 1986 y terminaba en u$s 1.000.000 en el 2009. Podríamos achacar esto a una cierta mejora en el carácter moral del norteamericano medio, que hace necesario mucho más dinero para corromper a nuestro matrimonio protagónico, pero me parece que se trata de un simple ajuste de precios debido a la inflación.
- UNA OFERTA QUE NO PUEDAN RECHAZAR
Este punto está ligado al anterior. Si bien la cifra ofrecida como recompensa va in crescendo, el uso que la Señora Lewis pretende darle, se orienta progresivamente hacia la necesidad en vez del lujo. En el cuento, le dice a su marido que con los u$s 50.000 podrían “hacer ese viaje a Europa del que siempre hemos hablado” o “comprar esa cabaña en la isla”. Es evidente que los Lewis del relato, aunque no sean adinerados, tampoco tienen problemas económicos.
La versión televisiva, por su parte, comienza con Norma empujando a duras penas un carrito de supermercado hasta su casa, porque su marido, otra vez, no ha podido reparar el auto. La casa en la que viven no es muy grande (cuando el señor Steward le dice “Tiene un lindo hogar”, ella responde “¿Está bromeando?”). Si bien nunca se menciona un destino específico para el dinero, las palabras “dejar esta pocilga” y “comprarnos un auto” parecen flotar en la mente de la protagonista.
Al matrimonio de la película le va al mismo tiempo mejor y peor: ambos tienen buenos empleos y una casa que sí puede ser tildada de “hogar” sin que parezca una ironía. No hay lujos, pero tampoco apremios. Sin embargo todo cambia pronto y a instancias del propio Steward: Arthur verá frustradas sus posibilidades de dejar su puesto de investigador por el de astronauta y su esposa se quedará directamente sin trabajo. Para peor, ella sufre de una malformación en el pie debida a una prolongada exposición a los rayos X en su niñez y necesita una operación… que puede ser financiada gracias al prometido millón.
- EL SEÑOR STEWARD
El instigador de las desventuras del matrimonio Lewis sufre una poderosa transformación física en las tres versiones. En el cuento, es descrito como “un hombre pequeño” y los Lewis lo toman inicialmente como un vendedor de puerta en puerta. En la secuencia televisiva, lo encarna Basil Hoffman, quién sin ser particularmente alto tampoco puede ser considerado pequeño y logra transmitir a su personaje un toque misterioso y algo siniestro. Pero el primer premio se lo lleva, definitivamente Frank Langella, quien compone un Arlington Steward (si, el señor de la caja se ha ganado un nombre de pila en la película) que pone los pelos de punta. Su rostro desfigurado, su frialdad, su apariencia inhumana lo sitúan en el extremo opuesto de su par del relato. Basta verlo para comprender que no se trae entre manos nada bueno y ni siquiera Ned Flanders podría confundirlo con un inocente vendedor.
- NORMA
La protagonista principal de esta historia, es, sin lugar a dudas, Norma Lewis. El cuento la pinta como un ama de casa promedio de la época. Dada la brevedad del texto, su carácter (igual que el del resto de los protagonistas) apenas se dibuja a grandes rasgos. Se la puede acusar de ambiciosa, ya que es capaz de asesinar sin más motivos que una recompensa económica y sin ni siquiera la excusa del apremio financiero.
En la versión para televisión, sus características mas relevantes son el desgano, un aspecto general de descuido y falta de interés por todo lo que la rodea (su esposo, su casa e incluso la novela que apenas es una voz de fondo en su aburrimiento) y el cigarrillo casi constantemente encendido. Se la ve mas fuerte de carácter o quizá solo más desesperada que a su par del relato, mas dispuesta a oprimir el botón no “por nosotros” (como dice la primera Norma) sino, “por mí”.
Por su parte, la Norma encarnada por Cameron Diaz en la película, es una mujer completamente distinta de las otras dos. Ama a su marido, a su hijo y a su profesión de docente. Enfrenta su discapacidad con valor y es capaz aún de conmoverse ante la deformidad del señor Steward, porque este la lleva en el rostro, donde no puede ocultarse. Cuando al fin oprime el botón, no lo hace por ambición, como la Primer Norma, ni por la desesperación y el hastío que siente la Segunda. Lo hace porque la han llevado al extremo de sus fuerzas y cree que ese millón de dólares puede ser una nueva oportunidad para ella y su familia. Y sobre todo: cuándo le toca pagar las consecuencias, las paga sin chistar.
LO QUE KELLY AGREGÓ
Decía más arriba que la extensión del cuento era correcta para un segmento de menos de media hora en un programa de TV, pero no para una película. Por lo tanto, Richard Kelly se vio obligado a hacer su propia contribución a la trama. Y la hizo extendiéndose sobre un tema apenas vislumbrado en las otras dos versiones de la historia: la identidad de los creadores de la Unidad del Botón.
En el film, el Sr. Steward resulta ser un empleado de la Nasa que colaboró, al igual que Arthur, en el proyecto para situar una sonda en Marte. Muere al ser impactado por un rayo, pero resucita, imbuido de ciertos poderes que incluyen (pero no se limitan a) el control mental de otras personas, denominadas “empleados”. Según sus propias palabras, “Ahora estoy en comunicación con aquellos que controlan los rayos”. El gobierno norteamericano sostiene con él una relación de vigilancia/colaboración, quizá porque no tiene forma de detenerlo.
Una vez oprimido el botón, el dilema de los Lewis pasa completamente a segundo plano y el eje de la trama es descubrir quiénes están detrás de todo esto. La identidad de los “Aquellos que controlan los rayos” permanece sin revelar, pese a las pistas que se dan… o quizá gracias a las mismas, ya que son oscuras, confusas y contradictorias. En lo personal, creo que hay dos posibilidades: o bien son de origen extraterrestre o bien son de origen divino. A continuación revisaré los argumentos que encuentro a favor de una y otra teoría.
TEORÍA DEL ORIGEN EXTRATERRESTRE
- LA NATURALEZA DEL EXPERIMENTO
Entregar a una persona un arma (porque en última instancia, eso es la caja) y decirle que puede usarla para matar a un desconocido elegido al azar a cambio de una generosa recompensa en metálico es una extensión extrema de muchos experimentos sociológicos reales: dividir una clase en prisioneros y guardianes, darle a un voluntario la posibilidad de aplicar descargas eléctricas a otro, etc. Desde este punto de vista, Aquellos que controlan los rayos podrían ser investigadores extraterrestres colocando a cobayas humanas en un laberinto moral para estudiar su comportamiento. La amenaza de Steward, quién declara que la finalidad del experimento es determinar si se exterminará o no a la raza humana, también puede tomarse como una confirmación de este argumento: los alienígenas pueden estar tratando de probar si somos una raza civilizada o unas alimañas a ser eliminadas.
- LA TERCERA LEY DE CLARKE
Durante toda la película, se menciona la tercera ley de Clarke, enunciada por el escritor inglés de Ciencia Ficción Arthur C. Clarke, que afirma: Toda ciencia lo suficientemente avanzada, es indistinguible de la magia. La primera vez que la vemos es en un mural, en la pared de la casa de los Lewis. El mismo mural aparece en la “Biblioteca para Empleados” (una biblioteca para uso de las personas que se encuentran bajo influencia de Steward y por extensión, de Aquellos que controlan los rayos). En esa biblioteca, en la misma sala del mural, Arthur es testigo del poder desplegado por estas criaturas y murmura “indistinguible de la magia”.
La capacidad de estos misteriosos seres para obrar prodigios es tal, que Kelly nos recuerda esta ley para que comprendamos que lo que estamos contemplando no es más que ciencia tan, pero tan avanzada, que parece magia a nuestros ojos ignorantes.
TEORIA DEL ORIGEN DIVINO
- LA NATURALEZA DEL EXPERIMENTO
Forzando un poco la nota, es posible encontrar ciertos puntos de contacto entre la historia de Button Button y la de Adán y Eva. De acuerdo a la mitología Judeocristiana, Dios puso a prueba a Adán y a Eva, al decirles que no comieran la manzana prohibida. Eva sucumbió a la tentación y esto significó la perdición para ambos. No me parece casual que sea Norma en sus tres encarnaciones quién sucumba ante la tentación de oprimir el botón, acarreando diversos grados de perdición para ella y su esposo. Podríamos achacarlo a cierta misoginia por parte de Kelly o Matheson, pero yo creo que el germen de esta idea (la caja como parábola de la manzana) ya estaba en el relato original, y en este sentido, la película simplemente profundiza en ella.
- LA RESURRECCIÓN DE ARLINGTON STEWARD
La película comienza con una placa en la que se va formando, letra a letra, el siguiente texto:
BASE AREA LANGEY – VIRGINIA – Clasificado
MEMORANDUM INTERNO A:
MARTIN TEAGHE – NSA DIRECTOR ADJUNTO
Reanimación del paciente ARLINGTON JAMES STEWARD confirmado por el personal del hospital.
El paciente fue dado de alta de la unidad de quemados en la mañana del 24 de julio en lugar no revelado.
El paciente ha construido un dispositivo de propósito desconocido.
Especificaciones de diseño confirmado por el proyecto Marte.
El paciente entrega el dispositivo en residencia privada.
Más información próximamente.
Queda claro que Arlington Steward ha sido devuelto de la muerte por Aquellos que controlan los rayos y se le ha asignado una misión. Aún teniendo en cuenta la Tercera Ley de Clarke, la mente humana asocia el poder de resucitar a los muertos con Dioses antes que con científicos.
- LA PRUEBA DE ARTHUR
Cuándo Arthur está en la Biblioteca para Empleados, para poder salir debe elegir entre tres “portales”. Se le advierte que sea cuidadoso porque solo hay un camino a la salvación. ¿Qué hay detrás de las otras dos?, pregunta él. La respuesta que recibe es tan concisa como determinante: Condenación Eterna. ¿Y si me niego?, inquiere Arthur. Y recibe la misma respuesta: Condenación Eterna. El sistema conductista de premio/castigo se utiliza habitualmente para entrenar ratones de laboratorio, pero si bien el sujeto del experimento recibe a veces comida y a veces descargas eléctricas, nunca se lo amenaza con la Condenación Eterna, palabra esta que tiene implicaciones religiosas de las que carecen otras expresiones anteriormente usadas como muerte o incluso exterminio. Una vez más, la elección del término no es casual.
- LA SEGUNDA PRUEBA
A diferencia de en el relato y en la versión televisiva, en la película las desventuras de los Lewis no terminan cuando se oprime el botón. Se los somete a una segunda prueba: su hijo es convertido en ciego y sordo y se les dice que para sacarlo de esa condición, alguien debe morir. Ante la pregunta de Arthur, Steward responde que el niño se recuperará “en cuanto el espíritu (de la persona que va a morir) abandone su cuerpo”. La expresión no es casual, a mi entender. Se deduce de esto que Aquellos que controlan los rayos no solo creen en la existencia del espíritu, sino que están en condiciones de saber cuándo éste se separa del cuerpo. Otra capacidad que estamos habituados a asociar más con Dioses que con técnicos.
- LA TERCERA LEY DE CLARKE
¿Y dónde queda entonces la tercera ley de Clarke? La única respuesta que se me ocurre es que la enunciación de la ley podría estar allí para embarrar la cancha… para distraer al espectador del origen divino de Aquellos que controlan los rayos. Después de todo, si la ciencia extremadamente avanzada es indistinguible de la magia, entonces la magia (o los poderes divinos) también puede confundirse con ciencia avanzada.
Quizás el camino a la divinidad pase por el conocimiento, por alcanzar no el Nirvana, sino el punto clave en el que Ciencia y Magia se vuelven una misma cosa. Tal vez los poderes divinos no sean mas que uno: conocer y manipular herramientas científicas tan poderosas, que parezcan sobrenaturales. Fue el propio Clarke quién escribió el ciclo de Rama, en el cual se revela que lo que parece ser una nave expedicionaria extraterrestre, es en verdad una “Astronave Divina”, enviada por Dios a recorrer su obra, recoger ejemplares y salvar o condenar razas enteras. Quizá Kelly también nos esté queriendo pintar unos Dioses que experimentan con sus criaturas, las investigan, las prueban y las condenan con método científico. Dioses que no juegan a los dados, sino a juegos mucho mas fríos y crueles.
CONCLUSIONES
El relato de Matheson por un lado pone al lector a pensar y sopesar un dilema moral para nada superficial: Si tuvieras la oportunidad de ganar dinero por cometer un crimen sin que nadie lo supiera, sin siquiera conocer a la víctima, ¿lo harías? Por el otro, es un típico relato con “vuelta de tuerca final”. Y por último, nos lleva a reflexionar sobre lo que verdaderamente significa conocer a alguien. No intenta llegar más lejos y por tanto, no decepciona.
La versión para TV se ve obligada a cambiar el final, seguramente para resultar interesante a quienes ya conocían el cuento o quizá porque el autor decidió reescribirlo por puro placer intelectual. Pero conserva el dilema básico y si bien no se ve galardonado con grandes actuaciones, resulta una correcta adaptación.
La película, por su parte, trata de ser bastante mas de lo que está dentro de sus posibilidades. En principio parece una típica trama conspirativa, pero pronto se va al garete y nos deja preguntándonos qué quiso decir en realidad. Siempre es de agradecer el tipo de cine que no viene predigerido y listo para consumir. Las historias que se alejan del concepto holliwoodense de “todo debe estar explicado y nada sugerido” son bienvenidas, pero en este caso en particular, me parece que sin ser para nada una mala película el guión de Kelly firma cheques que la trama no puede pagar.
CURIOSIDADES
- BASIL HOFFMAN
El actor que interpreta a Steward en la versión Twilight Zone, tiene en la película un papel secundario encarnando a Don Poates, director de la escuela donde trabaja Norma.
- REFERENCIAS A FINALES
La película homenajea los finales de sus predecesoras. En una de las varias discusiones que sostienen los protagonistas sobre el tema de oprimir o no el botón, cuando Norma hace hincapié en que la persona que va a morir es “un desconocido”, Arthur le responde “¿Qué tanto me conoces?”, referenciando el final del relato. Mas adelante, cuando Steward les dice que la unidad del botón será reprogramada y entregada a alguien que no conocen, se preguntan si “seremos los próximos”, haciendo alusión al episodio de la Dimensión Desconocida.
- OPINIONES
“Lo que me fascina es la facilidad de la sociedad de obtener una gratificación instantánea, simplemente pulsando un botón. Ya sea el de nuestros aparatos portátiles, televisiones, mandos a distancia, ordenadores, en todos estos casos, pulsar un botón implica solucionar problemas o atender necesidades instantáneamente”
Richard Kelly
“Lo que me gusta de esta historia es que las consecuencias son inmediatas y te las restriegan en la cara, como diciendo ‘lo has hecho y ahora debes afrontar las consecuencias’
El mensaje de fondo (de la película) advierte que ‘nada es gratis’”
Cameron Diaz