SEPTIMA DIMENSIÓN
Django Unchained: Sobredosis de Tarantino
Django Sin Cadenas (Django Unchained): Elenco: Jamie Foxx, Christoph Waltz, Leonardo Di Caprio, Kerry Washington, Samuel L. Jackson, Walton Goggins, Dennis Christopher y James Remar. Escrita y Dirigida por Quentin Tarantino.
Nunca deja de sorprenderme la nula aceptación que el gusto popular cosecho a lo largo de los años en la mayoría de las artes. El cine por supuesto no logra mantenerse al margen y en infinidad de ocasiones la palabra “autorizada” de los críticos defenestro obras a las que el público brindo más que el visto bueno.
El cine de Tarantino, o Tarantino en si mismo, es un claro ejemplo de lo que pretendo expresar pues despierta tanto odio como pasiones
Cierto sector de la crítica se rehúsa a aceptar que el director es un nombre importante para la industria y porque no para la historia. Entre las razones es común encontrar calificativos tales como plagiador, inmaduro, o fabulador (sobre todo en cuanto a los hechos históricos) en clara referencia a su obra.
Sin embargo es innegable que su cine tiene “algo”. Ese algo que con tan solo ocho films en su haber le ha permitido instaurar una marca, incluso un adjetivo: esto es “tarantinesco”. Su nombre trasciende cualquier título o elenco que disponga por más rutilante que sea. Tarantino de esta manera, nunca ha resultado indiferente, nunca.
Django esta atravesada como la mayoría de los films del director por la palabra venganza. En esta oportunidad Tarantino revisiona o toma elementos del spaghetti western (quizás uno de los géneros que mas lo ha inspirado a lo largo de su carrera) para emprender una reescritura lúdica de la historia tal y como lo había hecho en Bastardos sin Gloria (2009) hace tan solo unos años.
El film comienza con la música original del Django de 1966 (compuesta por el argentino Luis Bacalov) la cinta dirigida por Sergio Corbucci y presenta también los créditos iniciales con una tipografía similar a la misma.
La historia se situa en el sur norteamericano, en algún lugar de Texas, y a tan solo dos años del inicio de la guerra civil (precisamente en 1868). Allí un dentista alemán, el Dr. King Schultz comprará al esclavo Django con el fin de que este lo ayude en su verdadera profesión que es la de cazarecompensas. Django, interpretado por Jaime Foxx, se sumara a la cruzada con la condición de ser liberado para así poder rescatar a su esposa cautiva en una plantación en manos Calvin Candie, (Leonardo Di Caprio) el villano de turno.
Así de simples son los ingredientes de los que se nutre Tarantino para construir esta historia de desquites y revanchas. Porque la cinta no es otra cosa que eso: un film teñido por la sangre y la sed de venganza, acompañado magistralmente por una excelente fotografía y una banda sonora a la altura.
Esa es quizás la razón por la que el racismo y la discriminación siempre quedan en segundo plano. Atraviesan la historia sí, pero casi pidiendo permiso.
Como mencionaba anteriormente parte de las críticas al cine del director es ese hibrido en el que transforma los hechos históricos. Lo hizo con Bastardos sin Gloria y lo hace nuevamente con Django, y su cruzada contra el blanco.
En referencia a esto irrumpe en el film una suerte de Klu Klux Klan banalizado y ridiculizado que no solo evidencia ese rasgo característico del director sino que la escena, por si sola, justifica el precio de la entrada.
En cuanto a lo técnico solo basta apreciar los close-up shots que bruscamente concluyen los planos en torno a los ojos de los personajes, así como el sonido que escolta cada zoom de la cámara para notar las bastas referencias al spaghetti western.
El elenco es sin dudas uno de los puntos álgidos del film. Christopher Waltz construye un personaje excepcional, a la altura del Hans Landa que popularizo. Incluso se redime de alguna manera presentando esta vez a un alemán “bueno”.
La cinta brinda el tiempo necesario para que Jamie Foxx también se luzca y evidencie el crecimiento que lo lleva de ser un temeroso esclavo al pistolero seguro y frio del final.
En definitiva, un gran film en el que Tarantino erige su propia visión del western. Una visión que quizás pone a la caricaturización por encima de la crítica pero que sin embargo sirve para homenajear un género que ha marcado una época.
