¿Un clásico quizas? Review de Looper: Asesinos del Futuro

Hace unos días leí infinidad de críticas y reseñas del film (y aclaro esto de leerlas porque últimamente el alcance de la critica cinematográfica se resume a las estrellitas que obtiene la cinta) y caí en cuenta de que la gran mayoría incurría en un error del que de arranque pretendo despegar.

Looper no es una película acerca de viajes en el tiempo. Decir eso implicaría restarle importancia y subestimar un film que trae consigo mucho más que eso. Es verdad que estos forman parte de la trama y nos propinan la misma sonrisa que los films de Zemeckis y Cameron hicieron a fines de los ´80 y principios de los ´90, pero no más que eso.

La cinta va más allá y si bien revisiona infinidad de lugares comunes dentro de la ciencia ficción, lo hace con una frescura impecable presentando una historia con palpables planteos filosóficos y enmarcada en una también destacable estructura narrativa.

La dirección y el guión (que sobrevuela la obra de Philip K. Dick, autor de las novelas en las que se basaron Blade Runner y El vengador del futuro) corrieron a cargo de Rian Johnson, un cineasta casi desconocido y que solo cobró notoriedad allá por el 2005 con Brick (su opera prima y una muy buena película de suspenso en la que también forma parte del elenco Joseph Gordon-Levitt).

De que va:

Looper se ambienta en un futuro cercano, específicamente en el año 2044. En ese momento cuentan con casi todos los artefactos tecnológicos que podríamos suponer, menos con maquinas del tiempo. Las mismas serán creadas 30 años mas tarde (2074, el otro arco temporal y argumental de la película) y utilizadas de manera exclusiva por organizaciones mafiosas. Estas “time machines” son utilizadas para enviar a las victimas de estos Sopranos al pasado para ser asesinadas por una suerte de mercenarios denominados loopers a cambio de dinero/lingotes/tarasca.

Joe (Joseph Gordon-Levitt) forma parte de estos loopers pero su vida cambia cuando descubre que las recientes victimas son versiones futuras de sí mismos.

Y su versión adulta no es otra que la de Bruce Willis, por lo que la cosa se le presenta bastante jodida sobre todo por esa tacita afirmación que instaura al pelado como un duro de matar. Joe va tras él, tras sí mismo (primer gran dilema) al tiempo que comienzan a generarse paradojas temporales. De la misma manera Willis tiene como meta acabar con el jefe de la mafia cuando este tiene solo 10 años y de ese modo detener su propia ejecución.

Hasta allí el punto de partida de un film singular que exhibe aspectos y situaciones que nos resultan conocidas. Ese es también un gran acierto: presenta un futuro desolador pero nada lejano: una sociedad corrupta atestada de violencia y consumo de drogas.

Looper, sobre todo durante su primera hora, es un gran exponente del género. Acción e ideas se plasman presurosamente para luego brindar un brusco cambio en el que el dialogo y la presentación de otras subtramas y personajes adquiere el protagonismo.

El aspecto visual del film así como sus escenas de acción son notables y responden correctamente a la trama, es decir tienen un como y un porqué.

Joseph Gordon Levitt ofrece una actuación soberbia imitando mucho de los gestos que caracterizan a Willis. No esta de más decir que al actor le calzan nariz y cejas propias de un cotillon a fin de disimular sus rasgos aniñados y emparentarlo con su versión adulta. Sale airoso de tal experimento.

Más alla de la actuación de Levitt y Willis forman parte de la troupe actoral Paul Dano, Emily Blunt y la joven figura de Pierce Gagnon (el puber del film) que brinda, en sus pasos iniciales, una sorprendente interpretación.

Looper es un convincente e interesante ejemplo del género de ciencia ficción. Podrá no ser perfecta pero cuenta con el merito suficiente como para convertirse en un film de culto, un clásico quizás. Sin embargo necesita tiempo…como Blade Runner.