Series
Iron Fist 2: encontrando el camino
Llegó a Netflix la nueva entrega de una de las series más vapuleada del MCU, para rebatir aquello que suele decirse sobre las segundas partes.
De todos los héroes de Marvel/Netflix, Danny Rand fue el que tuvo la peor de las suertes. Para empezar, le tocó ser interpretado por Finn Jones, lo que es una desgracia para cualquier personaje, pero no solo eso: los guionistas no entendieron de que iba la cosa e intentaron darle una profundidad que no tenía y lo único que lograron fue pintarlo como un nene caprichoso de clase alta que se fascinó con la cultura oriental y sobre el que recayó, injustamente, una responsabilidad y un poder para los cuales no estaba preparado. Con esta materia prima se cocinó la serie más aburrida de la dupla creativa pronta a desaparecer. El 7 de septiembre, Netflix estrenó la segunda parte de Iron Fist y, basados en la grata sorpresa que fue la segunda emisión de Luke Cage (2018), nos animamos a abrigar cierta esperanza. No nos decepcionó.
MENOS TAI CHI Y MAS KUNG FU
Ya desde los primeros minutos, quedó claro que los guionistas habían aprendido de sus errores y decidido abrazar la auténtica naturaleza del personaje. El primer episodio se inicia con el robo a un camión blindado, que genera la intervención de Iron Fist. Violencia y destrucción desde el comienzo, eso es lo que esperamos de una serie como esta y eso es lo que nos da esta segunda temporada. Una guerra entre mafias del barrio chino y el regreso de quien ya en la primera parte se perfilaba como el próximo rival, Davos (Sacha Dhawan) serán el eje del argumento. Davos intenta hacerse con el poder del puño de hierro, convencido de que es mucho más digno de el que Danny, cosa que a la luz de cómo se desarrolló la temporada anterior, no podemos discutirle. Como aliada tendrá a una Joy Meachun (Jessica Stroup) furiosa con su hermano y con el propio Danny por haberla tenido a oscuras con respecto a lo que verdaderamente estaba pasando con su padre, Harold (David Wenham). También se toca tangencialmente el pasado de Colleen Wing (Jessica Henwick), abriendo tramas que se desarrollarán seguramente en una tercera entrega.
Una de las decisiones mas aplaudibles de esta temporada es haber al fin removido al omnipresente personaje de Claire Temple. Sí, sí, la enfermera interpretada por Rosario Dawson, que será muy bonita pero la verdad es que ya nos habíamos aburrido de ver en todas las series, está ausente esta vez y su lugar como «enlace» con el resto de las producciones lo toma Misty Knight (Simone Missick) lo que resulta mucho mas natural y de paso permite hacer algunas referencias a The Defenders (2017 – ) y la segunda parte de Luke Cage (2018). Una trama secundaria se desenvuelve en torno a Ward Meachun (Tom Pelphrey), que es sin lugar a duda mi personaje preferido. Cuando hice la crítica de la primera temporada, decía que tenía todo el potencial de convertirse en un villano impresionante, pero los guionistas lo habían desaprovechado. Descartada ya la posibilidad de que Ward se vuelque «al lado oscuro», la idea parece ser convertirlo en patiño de Iron Fist y en ciertas ocasiones, utilizarlo de alivio cómico. Sigo creyendo que merece mucho más, pero es una forma de rescatarlo.
Suma puntos la incorporación de Mary Walker (Alice Eve). Conocida en los comics como Typhoid Mary, Bloody Mary o Mutant Zero, se trata de una exsoldado que se desempeña como mercenaria y sufre el Trastorno de Identidad Disociativo, vulgarmente conocido como «Múltiple Personalidad»: una de sus identidades (Mary) es una joven dulce y tranquila, mientras que la otra (Walker) es una asesina despiadada. La dualidad moral del personaje lo hace muy interesante y aunque no creo que se merezca una serie en solitario (está lejos de ser Frank Castle) el misterio en torno a la naturaleza de su afección es motivo más que suficiente como para que deseemos volver a verla.
LO BUE, SI BRE
Otra movida inteligente fue reducir el número de episodios de los trece que componían la temporada uno a tan solo diez en esta segunda entrega. Esto evita dilatar la historia con distracciones innecesarias y subtramas que acaban siendo un mero e insustancial relleno. ¡Bravo una vez más por los guionistas!
Con todo esto, queda claro que Iron Fist 2 es una serie entretenida, tanto que casi vale la pena haber tenido que tragarse el bodrio de la primera parte para poder disfrutarla. No está al nivel de sus «Hermanas Mayores» (DareDevil y Jessica Jones) pero tampoco necesita estarlo. A estas alturas, cada una de las series del Universo Marvel/Netflix ha ido adquiriendo una personalidad propia y eso está lejos de ser un defecto.
Por último, hay que mencionar la escena post créditos, sana costumbre que se están tomando últimamente. Esta vez, se trata de un brevísimo pero jugoso avance de lo que podemos esperar en DareDevil 3… como para ir dándose manija.