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Monstruos, Dioses, rayos y centellas

Cómics

Monstruos, Dioses, rayos y centellas

Las novedades de Rabdomantes Ediciones, Criatura y Valkiria, bajo la lupa de nuestros columnistas de Comics, Alvaro de la Iglesia y Mariano Sicart

Criatura 

La primera publicación en colores del sello es un trabajo íntegramente a cargo del historietista brasileño Rafael Correa, bastante difícil de encasillar genéricamente, por cierto, pero no por ello menos interesante. Podríamos referirnos a estas veintiocho páginas como un relato entre cotidiano y fantástico, pero no estaríamos siendo del todo justos. Es, a falta de una definición algo más precisa, una historia que nos refleja en cierto punto a todos los que disfrutamos de la aventura en sus distintas formas, partiendo de la historieta como primer y último catalizador de esa infinita senda, durante nuestra infancia. Pero también es una obra que da cuenta de una posible forma de superar una temprana pérdida, o del difícil proceso sociocultural que implica el crecimiento personal. Todo eso y más es Criatura, un comic para nada pretencioso, chiquitito, íntimo, casi, que te atrapa desde el comienzo hasta la última viñeta.

En lo formal, el dibujo es de línea clara, con una narrativa por demás de fluida. El detalle del color, siempre en sepia, genera un clima que va en todo momento de la mano con el tono y registro de la trama, a excepción del instante meramente épico, donde su incidencia está atenuada por el colorido entorno entre fantástico y sci-fi en el que se mueven los personajes. El guión guarda unos golpes de efecto bien pensados, aprovecha todos y cada uno de los silencios, puesto que la historia no presenta diálogos, es muda a excepción de unas pocas onomatopeyas aquí y allá. El salto temporal que hace avanzar tanto la historia como la vida del protagonista está muy bien ejecutado, y deviene en un giro inesperado que anticipa, de algún modo, el final. Algo triste. Inevitable también.

Mariano Sicart

Valkiria 

Quien conozca la trayectoria de Emilio Balcarce dentro del país, bien sabe que su obra -a grandes rasgos- puede dividirse en tres etapas. La primera, comprende aquellas historias autoconclusivas que publicara para las revistas de Ediciones Récord a principios de la década del ochenta, y alguna que otra joyita perdida en la contratapa de Fierro. En estas historias -tempranas si las ubicamos en el contexto de Récord-, ya se advierte a un apasionado por la CI-FI que difícilmente cambie el rumbo trazado. Cabe destacar que muchas de estas historietas fueron ilustradas por dibujantes de la talla de Lucho Olivera, Víctor Toppi y Silvestre Szilagyi entre otros.

La segunda etapa, la de la consagración, viene de la mano de una trilogía mítica, Crónicas del Tiempo Medio (junto a Juan Zanotto), impresionante tour de force, votada como la mejor serie argentina de 1990 y ganadora del Premio Eternauta. Otras series junto a Leonardo Manco y Lucho Olivera, y una buena cantidad de capítulos unitarios junto a Guillermo Donés, hicieron de Balcarce el sostén de aquella Skorpio de principios de los noventa, junto a otros dos nombres claves: Eduardo Mazzitelli y Walter Slavich.

La tercera etapa, luego de un silencio de veinte años -y de un período decididamente oscuro para la industria cultural nacional- se inauguró con Funeral, extraordinaria novela gráfica previamente serializada en Italia, con dibujos de Jok. En agosto de este año llegó el turno de Knightmare, publicada por Fog of War, y hoy es el de Valkiria, libro que nos ocupa. Sin embargo, antes de meterme de lleno en un comentario acerca del título en cuestión, me es interesante analizar algunos cambios que se dieron en la obra del guionista, sobre todo para los lectores que -como yo- saltaron de la historieta de CI-FI más clásica de Skorpio, a esta nueva etapa prácticamente sin escalas.

Una de las características principales de estos trabajos recientes, es la enorme influencia que recibe el guionista por parte de la industria del cine norteamericana, patente en las estructuras narrativas lineales en pos de entretenimiento puro. Sin embargo, de la atenta lectura de Funeral, por ejemplo, no puede decirse precisamente que Balcarce se haya vuelto light. El acompañamiento por parte de dibujantes jóvenes  que no necesariamente se mueven dentro la tradición clásica y realista (Diego Garavano, Jok, Gonzalo Ruggieri, Gastón Vivanco y Daniel Acosta, para citar a algunos) es otra de las características actuales y, por último, un renovado amor del autor hacia la CI-FI ya que, en esta etapa, se puede ver al género matizado con fantasía heroica, steampunk e incluso superhéroes de factura latinoamericana.

Lo más importante que se me ocurre decir de Valkiria -46 páginas- es que retoma la obsesión de Balcarce de referirse a dioses como alienígenas. Esto ya había ocurrido en Funeral -sin dudas uno de los mejores trabajos de Balcarce publicados hasta la fecha- donde Dios (nuestro Dios) era un gigantesco alienígena creador de mundos. Aquí, por el contrario, son los dioses nórdicos en disputa (Odín y Loki) los visitantes que desatan una guerra en nuestro mundo, y una joven huérfana debe cargarse la lucha sobre sus hombros, en una historia simpática pero sin demasiadas pretensiones, muchísimo más cercana a Knightmare que a Funeral. Como en aquella, hay un héroe a la fuerza -heroína, en este caso- y una guerra que va a cambiar el destino del mundo. También hay humor y sexo -muchas veces vulgar e incluso inapropiado en el tono de la obra en general- pero que no deja de ser una característica vital en la obra de Balcarce, y en definitiva lo que le da esa personalidad distintiva.

El trabajo de Jok es bueno como siempre, pero lamentablemente -y me he cansado de decirlo- es un dibujante para disfrutar en los brillantes colores con los que fueron publicados en el extranjero. Aquí, por suerte, hay un virado a grises que logran un resultado bastante más decoroso que en Knightmare, pero evidentemente a uno le queda la sensación visual que se pierde de algo importante, aún entendiendo el problema económico que supone editar a color en nuestro país.

Por lo pronto, a esta dupla se la sigue bancando. Y sigo esperando el milagro: que las obras de Balcarce inéditas aún en el país se vayan editando como sus seguidores nos merecemos. Tudo Bem y Nación India (con Garavano), Esquirlas (junto a Walter Taborda),  Terminal (nuevamente junto a Jok) y Cazadores, con Guillermo Donés: todas ellas esperando por salir del limbo foráneo.  ¿Será demasiado pedir ediciones a la altura de los fans?

Alvaro de la Iglesia

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